Custodiado por el cerro Champaquí y las Altas Cumbres, el valle más alejado de las sierras cordobesas conquista por su entorno y la posibilidad de una vida más natural, en sintonía con la tierra y la naturaleza.
En los tiempos del Padre Brochero, a fines del siglo XIX, no era sencillo llegar al valle de Traslasierra: el cura gaucho cruzaba a mula las Altas Cumbres, un trazado áspero y de cuesta, con constantes subidas, bajadas, curvas y contracurvas. Afortunadamente, este camino escénico que atraviesa el enorme cordón rocoso, fue pavimentado en la década del 70: recorrer hoy los 130 km que separan Alta Gracia de Mina Clavero, ciudad cabecera de Traslasierra, es cosa de manejar unas horas, tiempo que siempre se alarga por las paradas inevitables a tomar fotos del sobrecogedor paisaje panorámico. Si bien el Camino de las Altas Cumbres (RP 34) no es la única manera de llegar a Traslasierra (se puede ingresar por el sur, vía San Luis), hacerlo por el norte es como entrar por la puerta grande. Antes de bajar, en el Mirador del Valle (a 1.500 metros de altura), se ve Mina Clavero y el Valle de Traslasierra, custodiado por las Altas Cumbres y el cerro Champaquí (2.884 m), el pico más alto de la provincia. Si justo atardece, la imagen es una postal perfecta.
El mundo de Rocsen
El eje central de Traslasierra es la ruta 14 que atraviesa Mina Clavero y une, de norte a sur, los pueblos y pueblitos del valle: Nono, Las Calles, Las Rabonas, Los Hornillos, Los Pozos, Villa de Las Rosas, Las Tapias, San Javier, Yacanto y La Población. Más al sur aparecen La Paz y Loma Bola. Todos están muy cerca entre sí. Pero el más profundo encanto del valle se encuentra abandonando la comodidad del asfalto, internándose en los infinitos caminos laterales, en las calles sin nombre, habitadas por pircas, molles y romerillos. Quienes vayan sin GPS se verán obligados a practicar ejercicios espontáneos de memoria. "Tomás este camino, serán unos 1000 metros. Vas a pasar una casa de dos pisos, ahí doblas a la izquierda, después tenés que cruzar un vado, un lomo de burro y después el camino se abre: ahí doblás a la derecha". El que no logre retener la información, se perderá indefectiblemente entre los vericuetos del valle, que también es una forma interesante de conocer el lugar.
Uno de esos caminos de piedra y tierra arenosa nos conduce al Museo Rocsen, una colección cuantiosa y curiosa de objetos de distintas épocas, disciplinas y lugares, reunida por el aventurero y artista francés Juan Santiago Bouchon, de 88 años y una vitalidad increíble. En su muestra polifacética hay miles de piedras y minerales, insectos africanos, cóndores embalsamados, cráneos de gorilas, un televisor con forma de escafandra, un ternero de dos cabezas, un toro gigante, una cítara rusa del siglo XVII y huesos de ballena, entre más de 15.000 objetos. Lo que más impresiona de esta feria universal es la sala que contiene una momia de Nazca (Perú) y la reducción de un cráneo realizada por jíbaros.
Al salir del Rocsen, si es hora de almorzar, es buena idea rumbear hacia la plaza donde Natalí Kock, hija de Alfredo y Mausi Kock de la posada Manantial, comanda su propio restaurante de fondue, también llamado Manantial. Para comer escabeches, cabritos y otras especialidades locales, en cambio, está Las Pircas, en el Paso de las Tropas.
En Nono se reúnen dos ríos: el Chico, que corre por un lecho de rocas y piedras con hermosos remansos, y el Grande, conocido también como Los Sauces, que fluye por un lecho rodeado de 12 km de tranquilas y extensas playas de aguas cálidas.
Calma y truchas en El Huaico
Un poco al sur de Nono, a 5 km de la ruta 14 por el segundo acceso a Las Calles, llegamos a un paraje conocido como El Huaico. Allí está Calma Nono, un lugar creado por Pablo Bontempi para homenajear a un querido pariente, más que al cercano pueblo. "Calma Nono es por mi abuelo", aclara. Pablo cuenta que, cansado de su vida de comerciante porteño, regresó al lugar donde había pasado veranos inolvidables junto a sus abuelos. Abrió, hace seis años, este complejo de cabañas y restaurante que fusiona los estilos serrano y contemporáneo. "El lugar está casi intacto, como lo encontramos; se conservó toda la vegetación autóctona de la zona", como un chañar que cuidaron al extremo durante la obra de construcción. Para Pablo es fundamental respetar el entorno y la cosa va más allá de una cuestión discursiva: los residuos son tratados a través de plantas de bulbo y las modernas habitaciones se abastecen de energía solar. En el restaurante probamos la lasaña de cordero: exquisita.
Muy cerca, también en El Huaico, está la casa de Roberto Beltramone y Elena Romero, quienes compraron el terreno hace 26 años porque intuían que era especial: una vertiente natural cruza las tres hectáreas de vegetación furiosa. Enseguida construyeron una pileta para pasar los calurosos veranos. La temperatura fría del agua y el sabio consejo de un piscicultor amigo hicieron que la pileta devenga en hogar de las primeras truchas de su emprendimiento, Granja Don Clemente. Hoy, el matrimonio tiene varias piletas con alevinos, adultos y reproductores; y ofrece una larga lista de productos caseros: truchas frescas, ahumadas, al escabeche, y dulces cocidos al sol. Además de una visita auto guiada, se puede pescar con mosca en uno de los estanques. "El que saca algo, se lo peso y se lo lleva" dice Roberto.
De camino a San Javier, si es sábado, no hay que perderse la Feria de Productores y Artesanos que se hace en la plaza de Villa de Las Rosas.
La vida según San Javier
Junto con Yacanto y La Población, San Javier forma un tríptico de pueblos muy verdes y apacibles, con ranchos de adobe, casas centenarias y calles de tierra transitadas por sulkys y mulas. Toda esta tranquilidad no es incompatible con la acción: en San Javier hay oferta de excursiones a caballo, en 4 x4, bicicleta para trepar la sierra.
Juan Russo está al frente de Eco Champaquí, una empresa con propuestas para todos los gustos y estados físicos. Una de las más exigentes es el trekking al Cerro Champaquí: son siete horas de ascenso y otras cinco de descenso. Nos embarcarmos en una excursión de dificultad media-baja hasta el Puesto Ferreyra, a 1.400 metros, que nos regala una postal de otra época. Durante el ascenso, Juan nos habla sobre la flora nativa que vemos: helechos, romerillos, cortaderas y molles. Luego de tres horas llegamos al puesto, que surgió en 1937 por capricho de un rebaño de cabras que todos los días abandonaba el pueblo para subir a pastar a la sierra. Carlos Ferreyra tenía que ir a buscar a diario a los animales. Cansado de subir y bajar, el hombre construyó su casa en la sierra y allí vivió toda la vida junto a su familia. Su hijo Hernán está al frente del puesto y continúa criando cabras y ofreciendo algo fresco al que llega de visita. Con él tomamos unos mates con pan y dulce caseros, con la única compañía de dos perros, una mula y un pavo real.
Ya de regreso al pueblo, visitamos La casa de Juana, que sumó a su tradicional té con tortas, un interesante restaurante gourmet, de la mano de la chef Vanesa Tapia. Nos alojamos en La Teresita, una posada de paredes de piedra, de sólo dos habitaciones. Su anfitriona, Mónica Menta, fue vendedora de antigüedades y eso se evidencia en la cuidada decoración y atención a los detalles. En el parque, cerca de la piscina, hay un sulky, un viejo pupitre, antiguos bancos de plaza; y algunos visitantes ocasionales, como una sachacabra –un tipo de corzuela local– que nos cruza como si nada, y nos deja boquiabiertos. "Suele acercarse por las tardes", explica Mónica, orgullosa de su visitante ocasional.
Piedra, madera y adobe
A 7 km de San Javier, subiendo a la montaña hasta los 1.400 metros llegamos a La Constancia, estancia histórica de Traslasierra, de 1.200 hectáreas de bosque serrano. El casco, ubicado en el punto más alto de la montaña, en plena Quebrada del Tigre, fue construido en 1895 por José María Arias Moreno, quien buscaba aliviar la tuberculosis con el aire de la sierras. Primero fue una habitación de paredes de adobe y techos de paja; luego tuvo palomar, patio de juegos infantiles, una gran pileta de natación y hasta una "playa de las Adoratrices", donde recibían a las hermanas de esa orden, que vivían en San Javier. En 1935 se construyó aquí una capilla con imágenes de mármol de Carrara que realizaron talladores del Vaticano, por encargo de María de la Plaza, esposa del dueño y sobrina del ex presidente Victorino de la Plaza. Las imágenes correspondían a los santos predilectos del matrimonio: San José, San Antonio y San Francisco.
Para llegar a La Constancia lo mejor es hacerlo en camioneta o en auto con cierta altura; las lluvias barren el camino y el ascenso se puede complicar. Vale la pena trepar los 7 km y encontrarse con este sitio alucinante atravesado por el cristalino arroyo San Javier. Luego de 40 años de abandono, el casco de piedra, adobe y madera de La Constancia fue restaurada y reabrió sus puertas en el año 2000, como una estancia serrana de carácter singular. "Este es un campo familiar y la idea es que la gente se relaje y se sienta como en su casa. Después, el lugar hace su parte", dice Agustín Dorado, a cargo de la estancia. Desde aquí se puede hacer trekking por senderos autoguiados, ascender al Champaquí, pescar truchas en el arroyo, o simplemente recolectar hongos de pino para comerlos en el almuerzo. En nuestro caso, serán la guarnición de una sabrosa entraña asada.
Comarca biodinámica
"Traslasierra se encarga de decirte si este lugar es para vos. Si no lo es, te expulsa", dice Juan Manuel Blasco, que llegó desde Buenos Aires con su mujer hace seis años, y asegura haber encontrado en La Población su lugar en el mundo. Él es cocinero; ella, pastelera. Comenzaron trabajando en Peperina, un conocido restaurante del pueblo. Ahora Juan está al frente de La Matilde, un flamante proyecto que incluye hospedaje, un restaurante de agrococina, viñedos, huerta orgánica y 60 hectáreas de bosque nativo, donde se desarrolla el loteo de la futura comarca biodinámica. Aquí también funciona un tambo con unas 100 cabras que generan la materia prima para elaborar los quesos de Las Tres Tejas. El encargado de la alquimia es Pierangelo Siddi, maestro quesero que llegó de su Sardegna natal en plan turista y se enamoró de una argentina primero, y de las sierras cordobesas después. "Elaboramos quesos de cabra semiduros, frescos y estacionados. Y estamos empezando una producción de queso blando con moho. La mayoría de los quesos están basados en recetas tradicionales italianas", cuenta con inocultable pasión quesera. El conjunto se completa con el restaurante De Adobe y con la posada La Matilde; ambas construcciones inspiradas en los viejos cascos de estancia: adobe, madera y hierro. "Tanto las paredes de adobe como los herrajes de puertas y ventanas son artesanales. La pintura no es tóxica, está hecha a partir de caseína de leche y marmolina. Además filtramos el agua y la reutilizamos para riego", explica Juan mientras la Sierra de los Comechingones absorbe la luz del atardecer y toma un suave tono magenta, en una ya clásica escena de los pueblos de Traslasierra.
Si pensás viajar...
Si van en temporada baja, prefiera el fin de semana. La mayoría de los lugares cierran de lunes a miércoles.
DÓNDE DORMIR
NONO
Calma Nono. Paraje la Quebrada, segundo acceso a Las Calles. C: (03544) 15 43-4952. Suites luminosas de estilo serrano y con todas las comodidades contemporáneas. Ofrece 8 habitaciones súper amplias, 4 estándar ($2.450) y 4 superiores ($2.650) con desayuno, pileta y acceso al Golf Club La Quebrada. El restaurante merece mención aparte por la el resultado que la chef Valeria Molina consigue trabajando con los mejores productos de la zona. Provoletas de queso de cabra, spaghetti de maní con brócoli y la exquisita lasaña de cordero, los recomendados.
DÓNDE COMER
Manantial. Sarmiento esquina Cura Bronchero. T: (03544) 15 44-4777. Restaurante especializado en fondue ubicado en el centro de Nono. Es sucursal del original, en la hostería Manantial. Jueves a domingo, mediodía y noche.
Las Pircas. Paso de las Tropas. C: (03544) 15 43-7559. Restaurante familiar que abrió sus puertas hace 35 años y pone el acento en la comida casera en horno a leña. No hay carta, solo un menú fijo que invita a degustar distintos sabores: focaccia, berenjena al escabeche, hongos a la crema y queso azul, cabrito mamón y un largo etcétera. Solamente con reserva.
PASEOS Y EXCURSIONES
Museo Rocsen. A 5 km de Nono, Alto de la Quinta. T: (03544) 49-8218/ 8065. Museo polifacético que reúne más de 40 mil objetos. Es la razón de la vida de su creador, Juan Santiago Bouchon, y un emblema de Nono. Entrada general $100, de 11 a 17 años $50; menores de 10, sin cargo. Colegios gratis. Abierto todo el año, desde las 9 hasta que se oculta el sol.
Don Clemente. Paraje el Huaico. T: (03544) 49-5934. Granja de truchas. Ofrece una visita autoguiada por el criadero y un gran abanico de productos caseros como truchas ahumadas y en escabeche, dulces, vinos y licores. Almuerzos, solo con reserva. No se cobra entrada; se debe adquirir al menos un producto.
SAN JAVIER
DÓNDE DORMIR
La Matilde. RP 14, Km 4. T: (03544) 40-4512. www.comarcalamatilde.com. Posada rural justo frente a las sierras con bosque nativo, tambo y huerta. Cuenta con 10 habitaciones muy amplias, 8 de ellas clásicas (48m²) y 2 especiales de 52m², pileta y restaurante. Ofrecen cabalgatas por el bosque y visitas guiadas al tambo de cabras y la huerta. Agrococina y degustación de quesos Las Tres Tejas.
La Teresita. Camino Barranca de los Loros, a 300 m de la ruta 14. C: (03544) 65-5602. Posada ideal para parejas o familias, para que los chicos disfruten de sus 10.000 m² de parque y su pileta. Tiene solo dos habitaciones de estilo serrano donde predominan la piedra y la madera y un salón de uso común con TV y wifi en el que se sirve el desayuno y además, se puede cocinar. Desde $900 la doble en baja, con desayuno.
PASEOS Y EXCURSIONES
Eco Champaquí. En la esquina de la Plaza de San Javier. C: (03544) 56-7771. Proponen una gran cantidad de actividades para disfrutar las sierras. Entre ellas: ascenso en modalidad trekking al Cerro Champaquí, cabalgatas por la sierra, visita a productores de aceite de oliva, miel, vino y Feria de Villa de Las Rosas, subir a la sierra en 4x4 y el trekking al puesto Ferreyra.
Spa El Petrel. Camino al Champaquí. C: (03544) 15 56-7771. T: (03544) 48-2039. Ofrece un completo spa serrano que cuenta con circuito hídrico, hidroterapia con aceites de las sierras (peperina, melisa, laureana) y masajes descontracturantes en medio del bosque y bien cerca del arroyo San Javier. También cuentan con cabañas para 2, 3 y 4 personas.
DÓNDE COMER
La casa de Juana. Camino al Champaquí y a 600 m de la plaza de San Javier. C: (03544) 57-2161. Desde hace un año y medio, Vanesa Tapia se sumó al salón de té La casa de Juana con una interesante propuesta gastronómica que mezcla productos de la zona y cocina de autor. Pruebe el risotto con chivito y hongos de la región. Jueves a domingo.
COMPRAS
Los Olivos. Frente a la plaza. Es la emblemática casa de objetos de diseño y arte popular de Sara Griskan, propietaria de las cabañas del mismo nombre (a dos cuadras). Desde 1993, ella recorre el valle y los alrededores buscando piezas únicas y dando la posibilidad de exhibirse a los artesanos que no tienen acceso a las grandes vidrieras urbanas. La pieza más tradicional de su local son las árganas de cuero, que hoy se usan como leñeros o revisteros.
YACANTO
DÓNDE DORMIR
La Constancia. Quebrada del Tigre. C: (03544) 40-4317. Estancia de montaña a 1.400 m que ofrece un entorno único con un parque natural conformado por cientos de árboles enormes y añosos. Cuenta con 9 habitaciones en suite (sin TV), sala de juegos (con TV) y una capilla construida en 1935. Desde aquí se puede acceder a los senderos autoguiados, al cerro Champaquí y a las distintas excursiones a caballo. Además ofrecen sesiones de reiki y belleza. No reciben menores de 12 años.
Hotel Yacanto. Calle Pública s/n. (03544) 48-2002/2075. Histórico hotel al pie de las Sierras Grandes que en 1930 comenzó hospedando a los empleados del ferrocarril y hoy ya es un clásico de la zona. Cuenta con cancha de golf, paddle, bochas y tenis en un predio de 9 hectáreas. Además, el restaurante está abierto todo el año y es una buena opción para ir en familia.
DÓNDE COMER
Croa la Rana. Barrio Cuatro Vientos. C: (03544) 44-8731.Un nuevo clásico del valle, combina el ambiente de bar con onda (shows incluidos) con una excelente cocina. En verano abre todos los días; después de Semana Santa, de jueves a domingos. Además, desde 2013 ofrecen cómodas habitaciones con tiro balanceado para el invierno, y tanque australiano para el verano.
Unsere Restaurante. Ruta 14 esquina Posada del Pucará. C: (03544) 56-7965 / 56-0076. Restaurante con un hermoso patio arbolado y un salón sencillo y agradable. Cuenta con un menú de 10 platos de comida casera con algunos toques alemanes, que va cambiando todas las semanas. Buenas pastas. Pruebe los canelones de calabaza, mozzarella y nuez. Abierto todos los días de 8 a 10:30 para desayunos, y de 20 a 0 para la cena.
LA POBLACIÓN
DÓNDE DORMIR
La Reserva. Ruta 14 y esq. Sta. Rosa. T: (03544) 48-2114. Agradable casona con 110 años de antigüedad que fue construida por un irlandés para tratar de impresionar al padre de su novia, y que éste los dejara casar. Fue restaurada respetando la construcción original y abrió como posada, con 8 habitaciones con baño privado, wifi, pileta, quincho con parrilla y un parque enorme de dos hectáreas con juegos para niños.
La Soñada. Sobre ruta 14. lasoniadaposada@gmail.com. T: (03544) 48-2421. C: (03544) 15 46-7942. Posada situada en lo alto de una loma que tiene un hermoso parque arbolado de 4 hectáreas donde se dan cita jilgueros, canarios y pitojuanes. Admiten mascotas.
DÓNDE COMER
Peperina. Sobre la Ruta 14. C: (03544) 15 58-3053. Restaurante que funciona en una vieja casona de 1870 y se conserva prácticamente original. Si el día acompaña es recomendable disfrutar de la galería que da al patio repleto de vegetación y hierbas aromáticas. Hacen sus propios fiambres, entre ellos el delicioso lomo curado al café. Pruebe el cochinillo ahumado con zapallo anco, verdeo y salsa romesco. Martes a domingo al mediodía; jueves a sábado por la noche.