Viajes cinco estrellas: el silencio es el nuevo lujo
SAN PABLO.- El Bellora, un hotel ultra chic de Gotemburgo, en la costa oeste de Suecia, lanzó hace poco esta promoción: los huéspedes que se abstuvieran de usar su celular durante la estadía tendrían una noche gratis. En cada habitación instalaron una lámpara inteligente que vira su luz hacia el rojo a medida que detecta mayor tiempo de utilización del móvil. Quienes no toleraran la abstinencia, pero tampoco superaran las dos horas de encendido, se beneficiarían de todos modos con buenos descuentos en la tarifa base de 230 euros la noche.
El gancho de marketing del Bellora es apenas un ejemplo de la nueva tendencia en el turismo de lujo: la oferta de desconexión, como objeto de deseo. Todo un cambio de época si consideramos que lo más habitual es que el hotel prometa, casi antes que cualquier otro servicio, wifi gratuito.
"Este mundo hiperconectado puede llegar a desbordarnos. Para rescatarnos de esa ansiedad constante, estamos viendo una tendencia a limitar la estimulación sensorial. Así es que, en turismo, empiezan a aparecer los llamados paquetes de desintoxicación digital", explicó Andrea Bisker, responsable de la sede brasileña de Stylus, una de las mayores consultoras globales en tendencias de consumo.
Bisker fue la encargada de inaugurar la última edición de ILTM, nada menos que la principal feria de turismo de lujo en Sudamérica. En el Parque Ibirapuera, de San Pablo, esta verdadera cumbre de los viajes cinco estrellas reunió a 400 marcas de turismo de alta gama de 65 países, desde Mandarin Oriental y Qatar Airways hasta un grupo fuerte como The Leading Hotels of the World o un pequeño hotel boutique como Quinta das Lagrimas, de Coimbra, Portugal.
Los billones del bienestar
"En el comienzo de este milenio, cuando el concepto de wellness (un equilibrio saludable entre lo mental, lo físico y lo emocional) empezó a ganar tracción comercial, algunos jugadores del mercado turístico lo subestimaron como una moda pasajera. Fue un error", señaló Bisker. Más de una década después, explicó, el bienestar, el cuidado personal, es un gran negocio. "No es coincidencia que Google y Apple pongan tanta energía en desarrollar herramientas como Night Shift, que promueve el buen sueño reduciendo la cantidad de luz emitida por el móvil, o la app Breath, que nos recuerda tomar un minuto de introspección en el día".
Las marcas parecen haber comprendido la importancia del bienestar, de ese equilibrio saludable, en el mundo de hoy. "Frente a un estilo de vida vertiginoso, una expectativa de vida más larga y tanto estrés, el wellness se vuelve esencial. Hoy es una industria de 3.7 billones de dólares." Sólo en América latina, en 2017 se movieron 34,8 mil millones de dólares alrededor del turismo de bienestar. El pronóstico de Stylus es que la cifra no pare de crecer en los próximos años.
Dentro del universo viajero, Bisker distinguió cuatro manifestaciones de este (sano) fenómeno:
EL VIAJERO DESCONECTADO
El consumidor de lujo, paradójicamente, hoy quiere menos: menos ruido, menos conexión, menos estímulos. Silencio y tranquilidad estarían entre los bienes más codiciados del futuro.
"Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos de ansiedad se incrementaron en un 15 por ciento de 2005 a 2015", explicó la experta brasileña. En ese contexto aparecen propuestas como la del Silent Spa, Laa an der Thaya, Austria, que bastante ruido hizo con su política de... "estricto silencio", en parte de las instalaciones. O los "paquetes de desintoxicación digital", como en el Grand Resort Bad Ragaz, en los Alpes suizos, muy requerido por sus tratamientos para mejorar el sueño.
EL VIAJERO ADRENALÍNICO
"En parte debido a la carencia de emociones fuertes característica de la rutina urbana, estamos notando un creciente interés en experiencias fuertes, que nos sacudan", dijo Bisker.
Deportes extremos, paseos adrenalínicos, destinos peligrosos, juegos al límite... "Hay un público desesperado por volver a sentirse vivo".
En tiempos turbulentos y de incertidumbre, por otra parte, "no nos sorprende encontrar consumidores que desean sentirse capaces de controlar el riesgo, sedientos de aventura".
Así es que el público en los diez parques de diversiones más concurridos del mundo se incrementó en casi un cinco por ciento durante 2017 mientras que el negocio del turismo aventura a nivel global crecería este año en un 46 por ciento, salto similar a los que viene exhibiendo desde 2016.
"Sin embargo, el concepto de aventura también ha cambiado -advirtió Bisker-. Especialmente para los consumidores más jóvenes: ciertas cuotas de peligro y exclusividad hoy son prioritarias".
Por ejemplo, uno de los hits más fuertes en el mundillo de aquellos runners (siempre de alto poder adquisitivo), que suelen viajar para anotarse en diferentes carreras, es el llamado Desafío de la Maratón Mundial, lanzado por la compañía británica Global Running Adventures. Consiste en participar de siete maratones en siete países y siete días... ¡consecutivos!
Estamos hablando de viajeros que se atreverían a hospedarse en el Skylodge Adventures Suites, en Urubamba, Perú, donde las habitaciones son cápsulas colgantes sobre la cara de una montaña a 400 metros de altura.
EL VIAJERO TRASCENDENTE
Este nuevo turista de lujo busca también viajes internacionales que le permitan "crecer intelectual, emocional y espiritualmente", aseguró Bisker. "El deseo de transformación y hasta de trascendencia hoy es un gran motivador de viajes".
"Nuestros clientes, que suelen tener tanto, ahora parecen buscar experiencias para saber más sobre quiénes son" (en lugar de reconfirmar cuánto poseen), explicó Filip Boyen, CEO del grupo Small Luxury Hotels.
¿Quién soy? es precisamente la pregunta que pretende responder Travel Unwrapped, la start up londinense que diseña viajes personalizados basándose en el ADN del cliente. La agencia traza el itinerario a partir del mapa genético del viajero, algo que en no pocas oportunidades conduce a destinos sorpresa y remotos. En algunos casos, el viajero es acompañado por un genetista.
En la misma dirección, hay un nuevo auge de "misticismo moderno con un toque de hedonismo", según la precisa definición de Bisker. Fórmula mágica de resorts salvajes, pero lujosos como el Azulik, de Tulum, México, con sus sesiones de ritos mayas, o el Willka T'ika, también en Urubamba, Perú, con programas de retiros espirituales, meditación y lecturas de hoja de coca. O Rythmia, el refugio cinco estrellas en la selva de Costa Rica que promueve estadías de sanación espiritual, estimulación intelectual y, por qué no, ritos ancestrales con brebajes místicos al estilo de la ayahuasca.
EL VIAJERO DE ÚLTIMO MOMENTO
Este arquetipo no tiene que ver con el buscador de ofertas de último minuto. Se refiere, en cambio, al viajero de alto poder adquisitivo ansioso por conocer aquellos sitios naturales del planeta amenazados por el progreso. Un viajero ecológicamente conciente que quiere verlo "todo" antes que sea demasiado tarde.
"Lo natural es un elemento clave presentado por distintas marcas de la industria turística como una especie de calmante en nuestras vidas aceleradas", detalló Bisker.
El viajero de lujo, en este sentido, le exige cada vez más a los alojamientos, en tales locaciones, criterios de sustentabilidad claros y eficientes. Este es el momento de proyectos como el de Svart, en Noruega, el primer hotel en el mundo que produce más energía de la que consume, gracias a su enorme techo de paneles solares. O el Tierra Patagonia, en Chile, con su ambiciosa campaña de reforestación para plantar un millón de árboles.
"Cada vez más personas eligen destinos como Amazonas, la Patagonia y Escocia. Hay una búsqueda de desintoxicarse, en el sentido de bajar el uso de gadgets y tecnologías e invertir en experiencias más reales, de conexión con el entorno y con uno mismo", agregó Simon Mayle, director de ILTM Latin America.