Excursión a una sorprendente nación nómada de tradiciones fuertes, para explorar sus parques nacionales, conocer su particular relación con los animales y dormir en sus tiendas
Con más de 8000 kilómetros de fronteras, Mongolia ocupa un vasto territorio que alcanza tanto Asia oriental como central. Su tamaño es tres veces la extensión de España pero con una población quince veces menor. No tiene salida al mar y limita sólo con dos países: Rusia al norte y China al sur. Menudas compañías le han tocado en suerte a estos pastores de costumbres nómadas. Sin perder identidad -o más bien cultivándola-, conviven con ambas potencias aunque su influencia es imparable.
Fueron dominio chino desde fines del siglo XVII hasta principios del XX, cuando Rusia intervino para liberarlos. Habiendo estado en la órbita soviética, en 1992 lograron su independencia.
Si bien el idioma oficial es el mongol, el ruso también es lengua coloquialmente usada por casi todos los locales. Por su parte, China sigue presente a través de las oleadas de turistas que en pocas horas llegan en tren o colectivo. Los "vecinos del sur" -como eufemísticamente los mongoles llaman a los chinos-, conforman nada menos que el país más poblado de la tierra con sus 1400 millones de habitantes.
Desde Ulán Bator
El mongol, con sus 33 millones de km cuadrados de extensión, fue en el siglo XIII el mayor de los imperios formado por territorios contiguos y el segundo más extenso de la historia. Durante el XVII la ciudad que es hoy capital del país, Ulán Bator (que significa "héroe rojo" aunque cambió de nombre varias veces), se instaló un centro de monasterios budistas. En el XX se convirtió en un gran centro comercial impregnado estéticamente por la típica arquitectura soviética. Con la caída del comunismo, la economía de mercado hizo lo suyo incorporando shoppings y espacios típicos del consumo capitalista.
Dado que se trata de un pueblo nómada, no es esperable encontrar edificios antiguos importantes. Los monasterios que hoy no están activos son museos. Por lo demás, el tejido urbano es caprichoso y sin mucho carácter. Es usual ver carpas -que los mongoles llaman ger y los rusos yurta- entre edificios. En la capital viven unas 960 mil personas, aproximadamente un tercio de la población del país.
Ulán Bator es, además, el punto donde convergen los trenes transiberiano (ruso), transmongoliano y transmanchuriano (chino).
Los sitios de carácter urbano de interés turístico están concentrados en esta ciudad, como el Monasterio de Gandan Khild -el monasterio más grande del país-, la plaza Sukhbaatar, el Museo de Historia Natural, con su colección de fósiles dinosaurios, o el Museo de Historia Nacional.
En dos aspectos Ulán Bator encabeza la lista mundial de las capitales: es la ciudad más contaminada y la de la temperatura media anual más baja en todo el mundo: -28° C, aunque en su corto verano puede alcanzar altas temperaturas. La contaminación proviene del consumo masivo de carbón, tanto por la actividad de las centrales públicas que proveen de agua caliente como por el uso hogareño de ese combustible. La mayoría quema carbón crudo en invierno, ya que es la manera más barata de calentarse en semejante frío.
Gorkhi Terelj
A 66 kms de Ulán Bator, es decir a una hora y media por una carretera asfaltada, está el Parque Nacional Gorkhi Terelj situado junto a Khan Khentii, un área natural estrictamente protegida. Antes de llegar a lo que se conoce como el paso Gorkhiin Davaa se asientan varios complejos turísticos. El camino presenta llamativas formaciones rocosas, entre ellas la conocida como "la tortuga" cuya forma recuerda a ese animal. Dentro del parque un sitio muy visitado es el Monasterio Budista de Aryabal, con vistas a un espléndido valle.
La religión predominante en Mongolia es el budismo tibetano. Sin embargo, como el chamanismo se ha practicado a lo largo de la historia todavía sigue vigente. Los kazajos de Mongolia occidental, algunos mongoles y otros pueblos turcos en el país adhieren tradicionalmente al Islam .
En los campamentos mongoles para turistas los visitantes pueden dormir en gers, disfrutar de la vista de animales como jaks, camellos, caballos o cabras, asistir a la puesta en marcha de columnas de nómadas, probar comida local, asistir a encuentros musicales, tentar suerte en juegos milenarios, vestir pesadísimos abrigos hechos con cueros y piel, aprender cómo se peinan las cabras o ver el trabajo que lleva el fieltro con el que recubren las paredes de las tiendas.
Los gers o yurtas podrían ser considerados el símbolo identitario de Mongolia. Se trata de una vivienda tradicional transportable. Son redondas y sus paredes revestidas en fieltro tienen un entramado de madera que las mantiene firmes. En el centro del techo en pirámide hay un agujero por donde sale el humo. Los objetos y la forma de circulación en su interior son cuestiones determinadas por el género y la jerarquía familiar.
Los turistas duermen en ellas. Son muy cómodas y calentitas. Eso sí, los baños suelen estar alejados, de manera que hay que tomar precauciones debido al frío. Hay gers más sofisticados, con baño privado, aunque la aventura invita a obviarlos.
Caballos y águilas
Acaso como en pocos sitios de este planeta la convivencia entre los seres humanos y los animales permanezca en Mongolia como un rasgo sostenido durante siglos. El carácter nómada de este pueblo tiene que ver con esa relación, ya que los desplazamientos obedecían a la necesidad de buscar mejores tierras donde alimentar sus rebaños en las diferentes estaciones.
La región central del país está constituida por estepas relativamente planas. Al sur se encuentra el desierto de Gobi (los locales suelen decir que desierto de Gobi es una redundancia ya que en mongol gobi significa desierto). Al norte y al este es donde hay montañas. A esa topografía obedecen los traslados según las temperaturas y crecimiento de las pasturas.
Los camellos bactrianos son originarios de esta región. Se diferencia del africano dromedario en que los asiáticos tienen dos jorobas y no una. Ninguna de estas dos especies vive ya en estado silvestre. Además de las cabras y ovejas los que llaman más la atención de los turistas son los sarlags, más conocidos entre nosotros como yaks. Esos bóvidos con pelos largúisimos son naturales de esta zona. Los visitantes pueden interactuar con estos animales, ya muy acostumbrados a la presencia humana.
Cien kilómetros al oeste de Ulán Bator está el Parque Nacional Hustai. Su importancia radica en que se trata del único lugar en la tierra en el que habita el takhi, subespecie salvaje de caballo que se creía extinto a finales de los sesenta. Un programa entre holandeses y mongoles logró repatriar a su lugar de origen 15 ejemplares. Hoy hay unos 300 muy protegido. Se los puede ver, aunque a distancia.
Finalmente no se pueden dejar de mencionar las majestuosas águilas. En sitios neurálgicos algunos cuidadores las muestran para que los turistas se saquen fotos a su lado.
El canto difónico
En Mongolia son tradicionales los espectáculos de canto gutural o canto difónico. Consiste en una reverberación generada entre la faringe y la boca que produce dos o mas sonidos simultáneos con ligeras variaciones. Tienen acompañamiento musical pero su interés se centra en el canto, que imita sonidos naturales, como el viento. Tanto en la capital como en los campamentos puede asistirse a recitales de este tipo.
Tres son las fiestas más populares. La más importante, considerada la Fiesta Nacional se llama Naadam. Del 11 al 13 de julio cada año hay disputas en tres juegos tradicionales: lucha, tiro con arco y carreras de caballos. Hay pequeños Naadam en todo el país. El Festival del Águila Dorada es el más antiguo y se desarrolla en las montañas entre finales de septiembre y principios de octubre. Tiene raíces kazajas y se premian, además de las destrezas de la águilas para cazar su presa, la vestimenta y adornos de su instructor.
Cuando termina el invierno los mongoles festejan la llegada de la primavera con su fiesta Tsagaa Sar. Es el momento de vestir ropa nueva y preparar comidas y bebidas para reunir a la familia.
El orgullo por su historia y tradiciones es una característica del pueblo mongol, que sigue aguerridamente defendiéndose de las influencias de sus vecinos del norte y del sur.
La vestimenta típica en Mongolia no diferencia géneros. Hombres y mujeres visten igual. La estructura familiar es de absoluta integración y cooperación mutua. El respeto entre los miembros de la familia es total.
No existen robos ni peleas entre ellos, lo que podría también considerarse como un hábito heredado. Las incursiones de saqueos mongoles en el norte de China fueron habituales en el pasado, pero en la propia comunidad nadie se quedaba con lo ajeno. La dureza del clima y la escasez de recursos obligaban a cuidarse entre ellos.
Los visitantes que quieran conocer este país pueden brindar a la usanza mongola. En las comunidades procesan leche de yegua que luego de fermentada varios días toma una leve graduación alcohólica. Lo llaman Airag o Kumis. Turistas atrevidos siempre hay.
Lo que nos contó Marco Polo está ahí? al servicio de los curiosos.
Un buen plan
Hay varias alternativas hay para conocer Mongolia. En una estadía de cuatro días puede conocerse la capital, el Parque Nacional Khustai, montar camellos, dormir en un ger, acampar junto a las aguas termales de Tsenkher, montar caballos, visitar Khrkhorin, la antigua capital del Gran Imperio Mongol y el Museo de la Edad de Piedra. Con alojamiento, comidas, transporte y guías, esa excursión tiene un valor aproximado a los U$ 600.Un día puede bastar para conocer el complejo escultórico de Gengis Kan y el Parque Nacional Gorkhi Terelj, a un costo de U$ 95. También hay propuestas de seis días por el desierto de Gobi, durmiendo en ger o con familias nomadas. a un costo de unos U$ 425. Los valores son orientativos.Para mayor información, se puede contactar a la guía Otgontuya (outuya.es@gmail.com), en castellano.
El monumento a la altura del emperador y su leyenda
A pesar de ser bastante nueva (2008), no hay viajero que no visite la imponente escultura que representa a Gengis Kan, el mítico conquistador que en el siglo XII reunió a las tribus nómadas y fundó el primer imperio mongol. Se encuentra en Tsonjin Boldog, a 54 kilómetros de Ulán Bator, en la ribera del río Tuul. El grupo escultórico que lo recuerda se erigió en ese lugar porque, según la leyenda, el guerrero encontró ahí un látigo dorado.
Con sus 40 metros, Guinness certificó en 2016 que se trata de la estatua ecuestre más alta del mundo. Los visitantes pueden acceder hasta la misma cabeza del caballo, desde donde se aprecia la inmensidad de la estepa mongola.
En la base hay un centro de interpretación y un museo con piezas arqueológicas. Llaman la atención los banners con escritura en mongol. Vertical, recuerda al alifato árabe y se utilizó hasta que en 1946 Stalin la prohibió e impuso el alfabeto cirílico. Hoy, el mongol es una rareza lingüística ya que, aunque totalmente distinta al ruso, se lo escribe en cirílico.