La Sudáfrica de Mandela: de la casa familiar a la isla donde estuvo detenido
El 5 de diciembre de 2013, arropado por su familia, moría a los 95 años Nelson Mandela en su casa de Johannesburgo. Su desaparición física propulsó aún más su ingreso al panteón de líderes del siglo XX asumibles sin mayores enmiendas, salvo las atribuibles a la falibilidad de los juicios de los hombres.
En busca de cachet intelectual, durante las condolencias de entonces un coro unánime de políticos y entretenedores -malandras y virtuosos de todos los colores- lo catapultó al santoral de los pósteres, la decoración de interiores que suele revocar los móviles de los agasajos.
El centenario del nacimiento de Madiba, el título de su clan que devino en apodo cariñoso de todos sus compatriotas actualiza, cuanto menos, el legado del abuelo del mundo cuyas decisiones tuvieron consecuencias civilizatorias extraordinarias para su país y la historia de los pueblos.
Desde fines de los años 80 hasta mediados de la década del 90, es decir, entre su liberación por parte del régimen del apartheid luego de pasar 27 años preso, y su mandato como presidente de Sudáfrica, Mandela, vale recordar, consiguió saltarse las convenciones del revanchismo y urdió una transición ejemplar sobre la base de maridar Justicia, diálogo y perdón a fin de liquidar las políticas segregacionistas de la élite blanca contra la mayoría de población negra que duraron cuatro décadas.
Asumió el compromiso de ser presidente de todos los sudafricanos, más allá de las tribus e identidades variables, y apostó a la reconstrucción de una sociedad con la mira puesta en el fin de los crímenes y abusos impuestos por el sistema alienante que lo precedió.
Plantear la reconciliación y la convivencia superadora de la deshumanización del enemigo, resistir la tentación de invertir la opresión de unos por otros, dilucidar la responsabilidad de los verdugos sin hacer bandera del victimismo de las víctimas fueron decisiones que no solo evitaron la contingencia de una guerra civil sino que acunaron una sociedad creativa que respeta el juego democrático y asume con descaro la libertad de opinión y de ofensa. Aún con todos sus fracasos y las cuentas pendientes, tramas de corrupción de los gobiernos que lo sucedieron y racismo -nadie está librado de las taras de la especie- su dimensión ética y humanista trasciende como símbolo de la lucha por la igualdad entre las personas y por la Justicia en todo el mundo.
Desde Johannesburgo
El buró de Turismo de Sudáfrica, South African Tourism, en conmemoración del centenario del nacimiento de Mandela, identificó 100 atracciones en Sudáfrica que tienen lazos históricos con la vida de Madiba. La última edición de Indaba, la feria de turismo del continente negro, funcionó como plataforma de homenaje y promoción de los destinos vinculados al líder y también del lanzamiento de la Madiba's Journey App, aplicación que ofrece un acercamiento a las locaciones vinculadas a su biografía.
El Mundial 2010 de fútbol disputado en Sudáfrica erigió a Mandela como otro reclamo turístico del país. Desde entonces destacan sitios icónicos como la casa natal en Vilakazi Street, en el poblado de Soweto; el penal de Robben Island, cerca de Ciudad del Cabo; el Museo del Apartheid en Johannesburgo, incluso la estatua que flanquea el distrito de negocios de Sandton o la aldea de Qunu, en el sur, donde pasó su infancia.
Johannesburgo es la puerta de entrada a Sudáfrica y el Museo del Apartheid, una de sus paradas obligatorias. Su historia es curiosa, ya que la decisión de construirlo fue una contraprestación exigida por el gobierno a cambio del permiso concedido para levantar salas de juego. Sus mentores se lo tomaron a pecho y el resultado es un memorial extraordinario sobre la vida en la Sudáfrica del régimen racista, las medidas de ingeniería social y las tropelías que concibió desde 1948 a 1991.
La entrada del museo prefigura su misión pedagógica. Son dos puertas diferenciadas con carteles en inglés y afrikáner para blancos y no blancos. Sus paredes de acero acogen documentos, testimonios fílmicos de Mandela en prisión, un arsenal de formatos interactivos que reproducen los horrores infligidos por la minoría blanca dominante, los años 80 y 90 iluminados por las bombas molotov, la vida en los townships, los barrios en donde se confinó a los negros como ghetto. Zulúes en pie de guerra contra xhosas, granjeros afrikáners en bermudas en defensa de sus privilegios pertrechados con Kalashnikovs. Tres horas de paseo para rememorar cuarenta años sobrevenidos ayer nomás.
Casa familiar Granja Liliesleaf
El 8115 de Vilakazi St. recibe visitas de turistas y locales que se apretujan para contemplar el entorno restaurado en el que Mandela crió a sus hijos y volvió brevemente después de salir de prisión. Fotos de familia, objetos personales, son algunos de los humildes pertrechos del líder que preceden al ritual de la foto de escolares con el puño en alto. Esa calle del barrio de Soweto es la única en el mundo en que vivieron dos ganadores del Nobel de la Paz: Mandela y el arzobispo Desmond Tutu, líder de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación que facilitó el esclarecimiento de violaciones a los derechos humanos durante el régimen.
El suburbio de Rivonia, al norte de Johannesburgo, entró en el mapa por ser el lugar que incubó el movimiento de liberación del Congreso Nacional Africano, la organización clandestina que encabezó la resistencia contra el régimen del apartheid. La granja que hoy reviste de museo fue propiedad del dirigente del Partido Comunista Sudafricano, Arthur Goldreich y ofició de búnker de Mandela y sus camaradas para eludir la persecución de la policía. El 11 de julio de 1963 la policía secreta detuvo allí a los dirigentes del CNA y de su brazo armado, el Umkhonto we Sizwe (MK). El célebre Juicio de Rivonia fue el que decretó la pena de cadena perpetua para Mandela y sus compañeros.
Todo hombre es una isla
Desde Ciudad del Cabo parten los ferrys que en 45 minutos anclan en la isla en donde Mandela pasó 18 de sus 27 años de condena junto a otros compañeros de lucha. El tour revisita las instalaciones de la cárcel y contempla la visita a la celda de Mandela, una habitación de poco más de 4 metros cuadrados en donde el dirigente ultimó su preparación como cuadro político de cara a su futuro en libertad.
Una escultura compuesta por 50 barras de acero que revela desde lejos la cara de Mandela, obra del artista sudafricano Marco Cianfanelli, conmemora el lugar en el que el líder del CNA fue capturado en 1962 para pasar 27 años entre rejas, a 5 kilómetros de Howick, a una hora y media de auto de Durban, KwaZulu-Natal. Para llegar hasta allí es necesario recorrer los 500 metros que representan el largo camino a la libertad, como Mandela describió a sus años en prisión.
Datos útiles
Cómo llegar
La aerolínea Latam conecta con vuelos directos desde Buenos Aires, Córdoba y Rosario a San Pablo y desde allí cinco frecuencias semanales a Johannesburgo. Desde Buenos Aires, US$752; desde Córdoba, US$730; desde Rosario, US$590 (en todos los casos, hasta noviembre). www.latam.com
Dónde Dormir
EN JOHANNESBURGO
Hotel Sandton Sun. Ubicado a solo 20 minutos del aeropuerto Oliver Tambo, se trata de un establecimiento cinco estrellas de alta sofisticación en consonancia con el predio que lo acoge, el Sandton City, complejo comercial transformado en uno de los baluartes de Sandton, distrito de los negocios de Johannesburgo a base de glamour afrocosmopolita, shopping de alta gama, con un catálogo frondoso de marcas de lujo y opciones de ocio y entretenimiento. El hotel está compuesto por un edificio principal de 20 plantas y un anexo con 564 habitaciones, amplias, cómodas y luminosas con todas las prestaciones propias de la categoría, además de disponer de cuatro restaurantes que sirven cocina japonesa, africana, portuguesa e italiana, abastecida por granjas de la zona con los productos de temporada. Tiene spa, centro de fitness totalmente equipado y abierto las 24 horas, piscina, cancha de golf y centro de negocios. Desde 400 dólares la habitación doble. www.tsogosun.com/sandton-sun-hotel
Hotel Crowne Plaza Johannesburg. Con una decoración de inspiración contemporánea, el hotel cuatro estrellas de habitaciones grandes y confortables con servicios de spa, piscina y recreación está ubicado en uno de los suburbios más populares de Johannesburgo, a solo media hora en coche del aeropuerto internacional y a diez minutos de los distritos financieros de Johannesburgo y Sandton. Una base de operaciones ideal para acceder al Museo del Apartheid, Soweto, el centro comercial Rosebank y el African Craft Market. Desde US$91 la habitación doble.
EN DURBAN
Hotel Southern Sun Elangeni &Maharani. Emblemático establecimiento de la ciudad, con más de 700 habitaciones amplias con vistas panorámicas de la playa de Durban. El hotel invita a los huéspedes a experimentar una moderna estancia de servicio completo, con piscina, spa, restaurantes, bar lounge y centro de negocios. Desde 134 dólares la habitación doble.
Dónde comer
EN JOHANESBURGO
Big Mouth. Desde 2015 atrae multitudes de locales y turistas en el Nelson Mandela Square. El menú alterna gastronomía local, desde mariscos a las brasas hasta hamburguesas gourmet hasta sushi con sazón moderna. La estrella de la casa es Josper, su horno de carbón. El corte Ribe Eye, 300 gramos de costilla con fritas y mostaza (US$14), da la medida del gusto local. El bol de atún rojo curado (con tomates, anchoas, olivas, porotos y huevo), por 8 dólares, también. www.thebigmouth.co.za
EN DURBAN
Big Easy. El nombre refiere al apodo de su dueño, uno de los grandes golfistas sudafricanos, Ernie Els, que abrió el local con la premisa de aunar hospitalidad, vino, ambiente relajado y divertido y las mejores carnes de pastura de la ciudad. El restaurante logró imponerse como uno de los emporios del asado sudafricano. Aquí se puede pedir el clásico bunny chow de cordero cocinado a fuego lento en una salsa de curry picante suave. (US$ 7) y la bandeja The Braai, que viene con chuletas de cordero, boerewors (salchicha), bifes de lomo, mollejas picantes al estilo Peri peri (US$26, para dos personas). bigeasydurban.co.za
Más información
Este viaje fue realizado por invitación de South African Tourism y de Latam Airlines.