La ruta Salamone: un viaje por la enigmática obra del gran arquitecto
1. Alberti. Buenos Aires art-déco
En 2019 se cumplen 60 años del fallecimiento del arquitecto ítalo-argentino Francisco Salamone. Su obra es reconocible entre miles y fue vanguardista en su época, al mezclar influencias del art-déco y del futurismo italiano. Alberti es una de las localidades más cercanas a la ciudad de Buenos Aires para conocer sus obras.
Es también el punto de partida de un circuito que creó Adba -una asociación que promociona el patrimonio art-déco argentino- para descubrir, rescatar y proteger edificios de mediados del siglo pasado en la provincia de Buenos Aires. Las calles del pequeño centro de Alberti conservaron varias fachadas de viviendas art-déco, que están siendo relevadas por la arquitecta Adriana Piastrellini, de Adba.
Mientras tanto, el incipiente circuito de turismo arquitectónico gira en torno a las obras de Salamone: la morgue del cementerio, la fachada de una escuela, el monumento a la bandera en la plaza central y, sobre todo, el palacio municipal. Aunque necesite una buena restauración y capas de pintura, este edificio conserva la majestuosidad que le dio Salamone y recuerda épocas en las que los pueblos de la provincia miraban el futuro con más confianza que ahora...
La torre -rasgo recurrente en las obras del arquitecto- domina toda la plaza. La Municipalidad no está abierta a las visitas, por lo que no se puede ver la sala del Concejo Deliberante, pero sí las áreas de atención al público en horarios de oficina. Lo más llamativo del edificio es su fachada, cuyas líneas estilizadas se prestan a sacar fotos geométricas.
A pocos pasos, la "griffe" de Salamone es visible sobre la fachada de la Escuela N°1, a uno de los costados de la plaza. Solo rediseñó la fachada y le agregó una torre (que se asemeja a la chimenea de un transatlántico).
Alberti está a 180 km de Buenos Aires, por la ruta 5, entre Chivilcoy y Bragado. Más allá del "circuito Salamone", está la iglesia, el Parque Municipal, los pesqueros del Río Salado cercano y la casa museo del fundador (cerrada en la actualidad). El Corredor Art-Déco del Oeste arranca en Alberti y se extenderá hasta Mendoza. Adba organiza salidas guiadas a Alberti: www.artdecoargentina.com.ar
2. Carhué: junto al balneario hundido
Gracias a su amistad con el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, Francisco Salamone proyectó decenas de obras públicas en muy pocos años, principalmente en el sudeste bonaerense. Varios especialistas explicaron que su prolífica obra se debe al uso de elementos prediseñados y producidos a partir de matrices.
Es un hecho que se nota en los distintos Monumentos a la Bandera que diseñó. Las torres de las sedes municipales son otros elementos recurrentes de su obra, y encontramos una más en Carhué. En aquel partido, la obra de Salamone no atrae tantas visitas como la trágica historia del balneario de Epecuén, sepultado durante décadas bajo las aguas. Desde hace varios años, el nivel del lago va bajando y aparecen las ruinas de lo que fue en su tiempo el segundo destino turístico bonarense luego de Mar del Plata.
El circuito Salamone de Carhué empieza por la Municipalidad. En horarios de oficina se puede ingresar al hall y a las salas de atención al público donde se conservaron muchos elementos originales, como las luminarias. El recorrido sigue por las ruinas del matadero, a mitad de camino entre la localidad y el balneario inundado. Fue sumergido un tiempo y solo quedan en pie sus fantasmales paredes, en medio de un bosque de árboles desecados por el agua salada.
La tercera obra es una cruz, que estaba cerca del cementerio sumergido y durante varios años marcó el avance y el retroceso de las aguas. Ahora está alejada de la orilla, pero es un recuerdo de la tragedia que vivió la región en noviembre 1985.
Carhué está a 550 km de Buenos Aires. Las ruinas se convirtieron en atracción turística y se cobra una entrada de $ 100 que sirve también para ingresar al museo, donde se exhiben recuerdos de la época dorada del balneario y objetos rescatados del lago. El lago tiene propiedades curativas. Hay una playita que ofrece servicios en verano. En los principales hoteles de Carhué, los spas captan y calientan las aguas para sus piletas. Tiene una densidad en sal similar al Mar Muerto y se flota de la misma manera. Un emprendimiento local produce cremas y barros para uso corporal. www.termasdecarhue.gov.ar
3. Saldungaray: al pie de las sierras
Las construcciones del arquitecto ítalo-argentino Francisco Salamone se caracterizan por líneas verticales subrayadas por torres. Son estructuras de hormigón, decoradas por elementos que eran premoldeados y combinaban entre sí según las particularidades de cada obra. Las mamposterías y zócalos de piedra terminaban de darles el toque monumental.
El legado de Salamone llegó hasta los rincones más alejados de la provincia, como en el caso en esta pequeña localidad de Sierra de la Ventana, en el Partido de Tornquist (uno de los que tienen la mayor densidad de obras en Buenos Aires). La construcción más llamativa por esa zona es la puerta del cementerio, con una cabeza de Cristo y su corona de espinas insertada sobre una colosal cruz que aplasta literalmente la puerta de ingreso al sitio.
El monumentalismo de la obra contrasta singularmente con el camino de tierra que lleva hasta ahí. La delegación municipal es una versión en tamaño menor de sus habituales sedes, pero, sin embargo, no deja de tener una torre y un reloj con el característico estilo del arquitecto. Allá, Salamone proyectó también el edificio del matadero y del mercado municipal. Dibujó la plaza y su mobiliario, que se conserva en parte, como los llamativos faroles.
A casi 600 kms de Buenos Aires, pero a solo una decena de kilómetros de la localidad de Sierra de la Ventana. Saldungaray es una excursión de día entero desde la villa serrana. Además del circuito arquitectónico, tiene una bodega que abre sus puertas para visitas y degustaciones (logran un excelente espumante) y la réplica de un fortín de la Conquista del Desierto. www.tornquist.gob.ar
4. Azul: el portal del cementerio
Francisco Salamone realizó varias viviendas y construcciones privadas a lo largo de su carrera, pero es recordado esencialmente por sus obras públicas. Proyectó principalmente sedes municipales, mataderos, plazas y portales de cementerios. Sus planos denotaban una clara preocupación por cuestiones de racionalismo e higiene y sus construcciones eran sinónimo de bienestar, progreso y futuro en las localidades que las recibían.
Azul fue una de las ciudades mejor equipadas, con seis obras. El monumental portón del cementerio con su vengativo ángel armado de una espada y rostro anguloso se ha convertido en el mayor emblema de la prolífica obra salamoniana. Esta desmedida puerta custodia el cementerio municipal desde donde parte un circuito que lleva hasta la plaza central, trazada y equipada por Salamone (los bancos, el pavimento, los faroles y los maceteros).
En camino se conoce el portal del parque y el matadero, ambos municipales. Una vez más, encontramos en este edificio los elementos verticales que el arquitecto afeccionaba en las fachadas. En este caso, recuerda la forma de una gigantesca cuchilla.
Salamone dibujó dos Cristos en Azul. El más conocido está en el monumento de entrada de la ciudad, en la intersección de la RN 3 y la avenida Piazza; y el otro está dentro del oratorio del cementerio.
En Azul hay una vivienda privada: una de las pocas ocasiones de ver la obra racionalista del arquitecto aplicada a la vida cotidiana de una familia. Está en el cruce de las calles Manuel Belgrano y Cristóbal Colón, muy cerca de la plaza. Su gran balcón semicircular es el indicio que permite develar su mano.
Azul está a 310 km de Buenos Aires. Es una de las pocas ciudades cervantinas del mundo y se puede ver una de las mayores colecciones de ediciones de la obra de Cervantes en las Américas que está expuesta en la Casa Ronco. La ciudad organiza un festival cervantino y hay esculturas y murales del hidalgo manchego en varios lugares. www.azul.gob.ar
5. Laprida: patrimonio cultural
En menos de 4 años de intensa actividad -entre 1936 y 1940-, el arquitecto dejó unas 60 obras en 25 municipios. Laprida, en el centro sur de la provincia de Buenos Aires, fue otro de los municipios mejor equipados con sus edificios públicos, al igual que Guamini o Balcarce.
Una vez más, la sede municipal se destaca por encima del tejido urbano, con un alto torreón en cuya parte más elevada hay un reloj. El circuito sigue cruzando la calle hasta el centro de la plaza donde encontramos otro monumento a la bandera; y lleva luego al matadero (cuya torre recuerda la de la Municipalidad de Alberti, en este juego de diferencias y similitudes que caracteriza toda la obra), la puerta del cementerio y lo que fue alguna vez un corralón municipal y es hoy un complejo educativo.
Todos estos edificios junto a la delegación de la vecina localidad de San Jorge fueron declarados patrimonio cultural local. En Laprida se trabaja desde hace tiempo con la puesta en valor de los edificios de Salamone y se creó un Centro de Interpretación de su obra. Fue abierto en 2013, brinda información a los visitantes y trabaja con otros centros similares de Azul y Saldungaray. Se aprende, por ejemplo, que en la plaza Salamone diseñó también las farolas y los bancos y es el autor de la perspectiva que forma el monumento con la torre municipal.
Son 470 km desde Buenos Aires para llegar a esta localidad al sur de Olavarría y Tandil. Además del circuito Salamone, la localidad ofrece un balneario sobre su laguna para practicar pesca y actividades náuticas. También hay senderos por los cuales la municipalidad organiza salidas guiadas de avistaje de aves. www.laprida.gov.ar