Vivir en invierno: la rutina de una campeona de esquí
Integrante del equipo argentino de Ski Alpino, la barilochense Francesca Baruzzi Farriol no ha pasado inadvertida estos últimos años. Se consagró campeona argentina de slalom 2017 junto a Tomás Birkner de Miguel. El año anterior obtuvo un histórico décimo puesto en slalom durante los Juegos Olímpicos de la Juventud de Invierno en Lillehammer (Noruega), el mejor resultado argentino en esa competencia. Y en el Mundial Junior de Ski Alpino, en Sochi, Rusia, finalizó 33» entre 80 esquiadoras en la categoría de Slalom Gigante.
Nació el 22 de julio de 1998 y es dueña de los títulos argentinos sub-14 y sub-16. Vive con sus padres en Bariloche y terminó la secundaria en 2016, pero ahora está ciento por ciento dedicada al esquí y el entrenamiento físico que requiere.
"Me gustaría irme a estudiar a Buenos Aires el año que viene y seguir compitiendo al mismo tiempo", asegura la campeona desde Ushuaia, donde por estos días se entrena.
Cuenta que descubrió el mundo del esquí de muy chica, ya que sus padres siempre vivieron en Bariloche y son fanáticos de la nieve. "Los dos son instructores de esquí y ya cuando tenía meses me llevaban a la nieve. Empecé a esquiar con poco más de año y medio. Mi mamá me llevaba a la base del cerro Catedral cuando no estaba dando clases. Desde ese momento seguí esquiando todos los inviernos en el Catedral", recuerda.
Doble temporada
En sus inicios esquiaba solo en las vacaciones de invierno, unas tres semanas, y con el tiempo empezó a hacer la temporada completa de dos meses y a correr sus primeras "carreritas". A partir de los 10 años le empezó a gustar cada vez más la competición, así que con el apoyo incondicional de sus padres decidió seguir por ese camino en el Club Andino Bariloche.
Empezó a viajar a Europa para entrenar y competir en doble temporada y participar en carreras internacionales para medirse con las mejores de su edad. "Con mi papá, que era mi entrenador en ese momento, nos dimos cuenta de que no estaba tan lejos del top. Así que decidí dedicarme más profesionalmente al esquí", explica.
Si bien Francesca es una deportista versátil en distintas disciplinas, asegura que nada le gusta tanto como esquiar y que optó por el esquí alpino por la posibilidad de estar siempre al aire libre y la adrenalina que genera la competencia.
Gimnasio y bici
"Creo que el mayor desafío, en general, es la demanda de tiempo de esta actividad, las giras de cinco meses fuera de casa, estar tanto tiempo viajando. También, las decisiones que tuve que tomar para llegar a ser una atleta de alto rendimiento, como dejar el estudio para otro momento o pasar menos tiempo con mi familia y amigos", sigue la campeona nacional 2017, que cuenta entre sus mejores resultados aquel histórico décimo puesto en slalom durante los Juegos Olímpicos de la Juventud de Invierno en Lille.
Francesca se entrena casi todo el año: en las temporadas de invierno europeo, de noviembre a abril, y de julio a fines de septiembre en la Patagonia. "Entreno en el cerro a la mañana, esquiando, y a la tarde haciendo físico en el gimnasio. Durante los meses que no esquío entreno todos los días, en dos turnos, en el gimnasio o andando en bici. Hago fuerza, potencia, resistencia, velocidad, aeróbico, de todo. En el único momento en que no estoy entrenando son dos semanas después de que terminan las temporadas de invierno. Esas son mis vacaciones", explica la joven esquiadora, que reconoce como sus principales referentes a la norteamericana Mikaela Shiffrin y el austríaco Marcel Hirsher, ambos campeones de Copa del Mundo.
Para apoyar su entrenamiento físico, la acompaña un equipo multidisciplinario integrado por un nutricionista, un kinesiólogo, preparadores físicos y médicos que trabajan en conjunto para alcanzar su máximo rendimiento en la competición.
"Como recién empieza la temporada por ahora estoy entrenando la parte técnica, pero dentro de unos días ya empezaremos a buscar más velocidad. Estamos con el equipo en Ushuaia, donde vamos a correr a principios de agosto y después empieza nuestra gira de carreras. Tenemos fechas en Catedral, Las Leñas, El Bolsón, Chile y volvemos a Ushuaia para las finales de la Copa Sudamericana a fines de septiembre. Cuando la temporada termine me voy a tomar unos días de descanso y volveré a entrenar para recuperar las energías. En noviembre ya me voy para Noruega a correr las primeras fechas del circuito de Copa Europa y ya me quedo en el hemisferio norte hasta abril", anticipa sus próximos pasos.
¿Montañas favoritas? En Sudamérica elige el cerro Castor, en Ushuaia; y El Colorado y La Parva, los centros cercanos a Santiago de Chile. "En Europa hay tantos que no los puedo nombrar todos, pero los que más me gustaron para entrenar son Saint Moritz, en Suiza; Pozza di Fassa, en Italia; Are, en Suecia, y todos los centros de Grand Valira, en Andorra. Hay muchos centros de esquí, pero siempre voy a decir que el mejor es el Catedral porque es mi cerro".
Se sabe, si bien en Europa y Estados Unidos muchos esquiadores se ganan la vida con este deporte, en la Argentina es mucho más difícil hacerlo, ya que el esquí de competición no está tan difundido y los fondos escasean al igual que los sponsors. Pero de todas formas Francesca aspira a poder conseguir cada día mayor financiamiento para su carrera deportiva para poder vivir de su pasión.