Viajes sobre rieles: cinco trenes panorámicos imperdibles
1. Glacier Express: Suiza
Cuesta imaginar paisajes más panorámicos que los de Suiza entre dos de sus localidades alpinas más célebres: St. Moritz, la meca del jet-set internacional, y Zermatt, a los pies del famosísimo pico del Matterhorn, que se hizo famoso en las tablas de chocolate que imitan las cumbres de los Alpes.
Ese es justamente el trayecto que recorre el Glacier Express, literalmente el expreso de los glaciares, también conocido como el expreso más lento del mundo. Porque los 275 kilómetros requieren siete horas de viaje (y valen cada minuto): mientras atraviesa Chur, Andermatt, Brig y otros pueblos para terminar en Zermatt, los característicos vagones rojos y blancos del tren, que llevan la bandera suiza de paseo por la montaña, pasan por 291 puentes, 91 túneles y el vertiginoso Oberalpass, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar.
Curiosamente, el nombre del tren viene de un recorrido que ya no se hace: porque cuando pasaba por el túnel Furka-Scheitel (a 2162 msnm) se podía divisar el glaciar Rhonegletscher, pero el trazado finalmente cambió para que el viaje pueda realizarse todo el año y no solo en verano.
Esto fue posible desde 1982, con la inauguración de un nuevo túnel en la base de la montaña. En funcionamiento desde 1930, el Glacier Express es un clásico gracias a los vagones panorámicos que invitan a sentirse sumergidos en el paisaje, con ayuda de una audioguía en varios idiomas (no en castellano) que describe el recorrido.
El tren circula todo el año en ambas direcciones, con diferentes horarios según la estación, por lo que conviene consultar en la web oficial. Pasajes desde 150 dólares para los adultos (50% menos de 6 a 16 años) para el trayecto completo. También se venden tramos más cortos. Incluido en el Swiss Pass y el Eurailpass, requiere reserva de asiento. www.glacierexpress.ch
2. El Tren de las Maravillas: Ecuador
La Avenida de los Volcanes ecuatoriana es el nombre que le dio Alexander Von Humboldt a una sucesión de 70 cumbres volcánicas -27 de ellas en actividad- jalonadas de valles en un recorrido de 300 kilómetros. Entre ellas sobresalen el Cotopaxi y el Chimborazo, la montaña y volcán más alto de Ecuador, que se considera el punto más alejado del centro de la tierra (medido desde allí supera al Everest en 2.000 metros).
Una de las mejores formas de internarse en estos paisajes andinos de la mitad del mundo es el Tren de las Maravillas, un tren-crucero que parte de Quito hacia Guayaquil y completa el viaje en cuatro días.
Son unos 450 kilómetros que conectan las montañas del norte con las costas tropicales del sur, subiendo por la cordillera hasta los 3600 metros de altura para bajar luego al nivel del mar en la costa del Pacífico.
La aventura se realiza en un tren impulsado por dos antiguas locomotoras restauradas, dos vagones de estilo colonial y republicano, un vagón comedor, una terraza descubierta y dos salas panorámicas.
La variedad del recorrido le valió ser distinguido en varias oportunidades como el mejor tren de lujo de Sudamérica: por las ventanillas se divisan plantaciones de cacao y arroz, el Chimborazo, el cañón del río Chanchán y el cruce de la Nariz del Diablo, una vertiginosa montaña de paredes casi perpendiculares. Además invita a bajarse y ponerse en contacto con las comunidades que se cruzan a lo largo del camino, probando su comida y comprando en sus mercados.
El recorrido Quito-Guayaquil en el Tren de las Maravillas dura cuatro días-cuatro noches (martes a viernes), y cuesta USD 1735 por persona. Un bus acompaña durante el recorrido y los pasajeros pueden subirse para tomar fotos del tren desde afuera. trenecuador.com/es/tren-crucero/tren-de-las-maravillas/
3. The Ghan: Australia
Casi tres mil kilómetros. Desde el sur de Australia, con punto de partida en la victoriana Adelaida, para llegar a Darwin, en el norte tropical. Es el recorrido del Ghan, uno de los trenes-mito del mundo, que requiere 54 horas de viaje con paradas en Alice Springs -la ciudad puerta de acceso al macizo de Uluru y eje de la cultura aborigen- y Katherine.
El vagón comedor, así como los camarotes de mejor categoría, tienen ventanales panorámicos para ver cómo se desliza el paisaje, con canguros que saltan acá y allá.
El nombre del tren es una abreviatura del original, The Afghan Express, homenaje a los guías de camellos que acompañaron la exploración del vasto interior australiano en el siglo XIX (de hecho en Alice Springs sigue habiendo granjas de camellos).
Con salidas semanales todo el año, la travesía invita a revivir la aventura de los pioneros pero con el lujo del siglo XXI, y en las paradas de Alice Springs y Katherine permite además tomar excursiones para adentrarse en el extremo desierto australiano, en camello, bote o helicóptero.
El viaje ya no implica la aventura de las locomotoras a vapor, con su gran requerimiento de agua en estas tierras tan áridas, pero la aventura continúa: la extensión de la línea hasta Darwin, hace unos 15 años, facilitó el acceso a las comunidades aborígenes y el turismo en el Territorio del Norte.
The Ghan Expedition (cuatro días-tres noches, de Darwin a Adelaida), cuesta desde USD 3839 por pasajero, en base doble. Por tramo (Adelaida-Alice Springs o Alice Springs-Darwin desde USD 1059. Tel. +61 8 8213 4401. www.greatsouthernrail.com.au
4. Tranzalpine: Nueva Zelanda
Los Alpes del Sur -Ka Tiritiri-o-te-Moana, en maorí- atraviesan la Isla Sur de Nueva Zelanda a lo largo de unos 500 kilómetros, con el Monte Cook (Aoraki) como punto más alto con 3724 metros.
A ellos les debe el nombre el TranzAlpine, el tren que une Christchurch con Greymouth: 223 kilómetros y cinco horas de viaje, a través de 16 túneles y cuatro viaductos, incluyendo el Staircase, que se eleva a 75 metros de altura. Ni siquiera el desastroso terremoto de Christchurch en 2011 pudo frenar su popularidad: cada vez más pasajeros se internan sobre rieles en los bellísimos paisajes de Nueva Zelanda, con vistas panorámicas únicas a medida que se atraviesan las llanuras de Canterbury; el nacimiento de los Alpes del Sur en Springfield, como grandes rascacielos de piedra que brotan súbitamente de la llanura; el Waimakariri River y su garganta, bordeada de acantilados entre las aguas azules; o el túnel Otira.
Además de su belleza panorámica, el tren se considera una obra maestra de la ingeniería, especialmente en el tramo entre Springfield y Arthur's Pass, donde se encuentran algunas de las vistas más famosas. Además hay conexiones entre Christchurch y Queenstown, la capital del turismo aventura en Nueva Zelanda.
El tren cuenta con ventanales panorámicos y también vagones descubiertos en los costados para sentirse al aire libre durante la travesía (llevar abrigo para el invierno). El viaje de un solo tramo cuesta a partir de USD 120. www.greatjourneysofnz.co.nz
5. El Tren a las Nubes: Argentina
Cuando se habla de panoramas espectaculares no es necesario ir hasta la otra mitad del mundo. Basta con viajar a la provincia de Salta, donde el ramal C-14 del Ferrocarril Belgrano se ganó un lugar entre los trenes más célebres del globo: y no se trata solo de la belleza del paisaje de la Puna sino también de la obra de ingeniería que significó construirlo, con desafíos como el Viaducto La Polvorilla, que se eleva 63 metros a más de 4220 metros de altura en el corazón de la cordillera. El tren tiene además numerosos rulos y zig-zags que permitieron evitar el sistema de cremallera típico de los ferrocarriles de montaña. Si bien la construcción comenzó en los años 20, solo a principios de los 70 se organizó el primer viaje turístico y recién en 1978, gracias a la pluma de Federico Kirbus, se popularizó este tren que ya se había ganado su apodo gracias a una película realizada por estudiantes en los años 60, que registraron la nube de vapor de la locomotora suspendida sobre la formación.
La altura a la que circula la formación haría el resto, dándole categoría de leyenda ferroviaria. Hoy ya no se hace el recorrido completo entre Salta y el Viaducto, sino que el tren parte desde San Antonio de los Cobres, va hasta La Polvorilla y vuelve, con una parada para que los pasajeros saquen fotos en la última estación, donde los esperan los pobladores con artesanías. Otra opción es comprar también el tramo de ómnibus Salta-San Antonio de los Cobres y efectuar la excursión completa con el tramo ferroviario al final, con la ventaja de contar con algunas paradas en el camino que enriquecen el viaje.
El viaje bus-tren-bus cuesta $2135 (para argentinos); el tren solo $1220. Hay beneficios para grupos famliares, niños y jubilados. En julio el Tren a las Nubes aumentó sus salidas, llevándolas a 18 en todo el mes. www.trenalasnubes.com.ar