
Córdoba: bares, restós y más de la movida urbana
Circuito por el barrio Güemes, el más cool de la capital, con pubs, propuestas de autor, música en vivo y comida internacional; además, el recientemente inaugurado Parque Chateau Carrera y un tour por murales muy fotografiados
Córdoba es la Cañada. Es una ciudad surcada por ese hilo de agua que la divide en dos y que la une de la misma manera. Es la cantidad de misterios que esa correntada arrastra y que deja a la vista de todos.
Córdoba es la Feria Paseo de las Artes que brotó alrededor de esa construcción de calicanto y que cada sábado y domingo llena la zona de color y movimiento. Es la pareja de novios que se sienta en la fría piedra e intercambia algunos besos, mientras un malabarista intenta hacerse el día en la próxima cuadra.
Las cinco esquinas de la Cañada, que dan contorno al barrio Güemes, son el mejor recorrido para descubrir el pulso de la ciudad: si algo nuevo llega, seguramente se instale en alguno de esos puntos o no muy lejos de ellos.
Este barrio es el que concentra la movida nocturna de la Docta. Tiene tres de las calles con más cervecerías, bares, galerías y tiendas por metro cuadrado. Achával Rodríguez es la más cool y es a donde conviven barras de cócteles como la de Francis (al 244), IPA como las de Temple Bar (241) o Capitán (244) y brunchs como los de Standard 69 (244).
A la vuelta de la manzana, sobre la calle Fructuoso Rivera, hay un local no muy distinto al resto: cartel de neón, mesas altas con banquetas y paredes pintadas de colores estridentes. Sin embargo, detiene el paso de varios transeúntes por el anuncio que tiene en la puerta: "Hoy, La Rango Jam".

Chilli Street Food (Fructuoso Rivera 273) es dos bares en uno. En el piso de abajo, se sirven comidas de los cinco continentes como pitas, buns, arepas y hamburguesas. En el de arriba, es donde "La Rango Jam" sucede cada jueves.
"La" por un modismo cordobés. "Rango" por el nombre de la banda que forman Andrés Arias, Facundo Gentile y Gonzalo Bissón. Y "Jam" por el formato de improvisación musical que mezcla funk, soul y jazz y que da micrófono abierto para que cualquiera del público pueda participar.
Sobre una alfombra que imita un escenario, los tres músicos acomodan un bajo, un órgano y una batería, a la espera que alguien se anime a pasar y acompañarlos. Si bien esta iniciativa surgió para convocar a artistas de estos ritmos, otros como el trap y el pop se colaron por la ventana.
Así como muchos chicos y chicas improvisan raps delante de ese micrófono, también lo hacen en espacios verdes de la ciudad que se convirtieron en escenarios de una nueva expresión artística que echó raíz en Córdoba.
Un lugar neurálgico es la Plaza de la Intendencia, a diez cuadras de Chilli Street Food, a donde sólo queda el ruido de algunas bocinas y, por supuesto, la Cañada. Ese espacio verde fue el que escuchó por primera vez la voz de Paulo Londra, un referente mundial de esta música, que hoy se codea con artistas de la talla de Ed Sheeran.
El Paseo del Buen Pastor -San Lorenzo esquina Independencia- es el punto se reunión de miles de estudiantes que llegan desde distintas provincias y se instalan en Nueva Córdoba. En un mismo cuadrilátero hay desde espacio verde para hacer un picnic, pasando por una galería que expone arte local y hasta un show de aguas danzantes por hora. El lugar es uno de los más fotografiados de la ciudad, no sólo por su arquitectura y su historia -fue una cárcel de mujeres-, sino también por ser lugar de residencia de las estatuas de dos ídolos cordobeses: Carlos La Mona Jiménez y El Potro Rodrigo.
Del choripán al ramen
En la manzana de esa misma plaza también conviven un monumento a los Caídos de Malvinas y la Casa del Futuro, un espacio donde se dictan talleres gratuitos para jóvenes. Además, limita con el edificio de la Municipalidad y el Palacio de Justicia.
Entre tantos hitos, hay un pequeño restaurante en una esquina que atrae a cocineros e influencers de todo el país. En Nakama Ramen Corner (Duarte Quirós 399) la especialidad es, justamente, el ramen: un plato de origen chino apropiado y reversionado por los japoneses después de la Segunda Guerra Mundial.

Para identificar el local, basta con prestar atención al mural en su fachada: una calle y una vuelta al mundo que se asemeja a la Rueda Eiffel, un ícono de Córdoba elaborado por el ingeniero francés y que se alza sobre la avenida Poeta Lugones.
Aspiraba a ser una atracción y símbolo de una ciudad moderna. Pero, después de un largo viaje desde Tucumán, fue mal ensamblada y sus rayos se torcieron de tal manera que quedó doblada en dos. Así permaneció chamuscada y herrumbrada en uno de los puntos más altos de Córdoba. En 2013, la re inauguraron pero sólo como monumento histórico.
Una vez pasado el rellano de la puerta, el viaje a Japón será completo: hay salsas de soja y pimienta de Sansho en cada una de las mesas. También grullas de papel adentro de un frasco de vidrio y hasta un samurai dibujado en una de las paredes. La vajilla son cuencos del tamaño de un vinilo y cucharones de plástico. Además de, claro, los clásicos palitos.
"No se puede hacer ramen sin que te fascine porque lleva mucho trabajo. Los caldos se hacen en 8 o 12 horas con ingredientes como pollo, cerdo, pescados y vegetales. También lleva fideos que se cocinan en solución alcalina y toppings que se hacen con diferentes técnicas", cuenta Adrián, dueño del local que aprendió la receta en Osaka con un sensei (maestro) reconocido en Japón.
El ramen se come y se bebe. En una de las mesas, cuatro chicos con rasgos orientales reciben sus platos y comienzan con el ritual de la comida: primero se prueba el caldo con el cucharón y después se enrollan los fideos en los palitos.
Con la pasta colgando entre los dientes, sorben haciendo ruido y volcando un par de gotas de caldo sobre la mesa. Para que ningún comensal se sorprenda, la carta aclara de antemano: "En Japón no es mala educación hacer ruido al sorber los fideos. Se dice que el aire ayuda a absorber mejor los sabores, así que en Nakama podés hacerlo".
Este pequeño restaurante en una esquina casi invisible es tan popular que amenaza con hacerle sombra a El Papagayo -Arturo M. Bas 69, a tres cuadras de distancia-, el restaurante del chef Javier Rodríguez en el que cenaron desde el Presidente hasta Joaquín Sabina. Es un pasillo estrecho donde se cocinan platos complejos y se ofrece un menú fijo de 9 pasos.
Si bien sus cocinas son muy diferentes, en ambos lugares respetan una política que sería difícil de pensar en ciudades como Buenos Aires: no se hacen reservas. Son locales pequeños, se llenan rápido y privilegian el tiempo que la gente le dedica al ritual de la comida. Calidad antes que cantidad.
Galería a cielo abierto
En los últimos años, Córdoba se convirtió en una verdadera galería de arte a cielo abierto con murales que sobresalen en el croquis de la ciudad. Esta tendencia la convirtió en una vidriera para que algunos artistas locales aparezcan o se consoliden ante el mundo. Elián Chali es uno de sus mayores exponentes. El artista plasmó sus obras -compuestas de figuras geométricas y colores primarios- en fachadas de países de todo el mundo.
Una de las últimas intervenciones de Chali en la ciudad está escondida en el recientemente inaugurado Parque Chateau Carreras, en la zona norte. Este pulmón verde, que ocupa un espacio al frente del Estadio Mario Alberto Kempes, tiene 14 hectáreas con más de 1000 árboles autóctonos.

Allí, los niños juegan en los trepadores, mientras sus madres preparan unos mates amargos. Los adolescentes aprovechan para armar una ronda de guitarra o tener una cita. Los deportistas usan los gimnasios al aire libre para fortalecer sus músculos. En uno de sus vértices, se encuentra el Centro de Arte Contemporáneo, una casona antigua convertida en un espacio de difusión de arte local e internacional
En medio del parque, un puente peatonal se eleva a la altura de las copas de los árboles. Desde ese lugar se puede ver "Manto para la tierra", la obra que Chali dejó impresa en este espacio verde. Como una especie de arteria de colores en medio de la naturaleza, un camino pintado de azul, rojo, amarillo, blanco y negro surca el lugar.
"La verdad es que no me podría imaginar este sendero gris que cruce por el medio del parque. Si lo viera desde el cielo me parecería bastante agresivo", dijo el artista en una entrevista.

Otra de las firmas que se está multiplicando en las paredes de la ciudad es la de Sebastián Zapata Häntsch, más conocido como Mëx. Él, a diferencia de Chali, nació en Misiones y se radicó en Córdoba para estudiar licenciatura en Pintura.
Con un estilo figurativo y una paleta de colores muy variada, sus obras comenzaron a aparecer en varios puntos. Tal fue su explosión, que algunas de sus creaciones en formato chico fueron parte de una exposición en el Museo Superior de Bellas Artes Evita en el Palacio Ferreyra.
Una de sus últimas huellas se puede ver en la fachada del recientemente inaugurado hotel de la cadena Selina (San Lorenzo 163), en Nueva Córdoba. A la vuelta de la Iglesia de los Capuchinos y a media cuadra del Paseo del Buen Pastor, el edificio llama la atención de transeúntes que se paran a fotografiar la obra de arte.
A una cuadra, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen -una de las más lindas de la ciudad- hay cafeterías, restaurantes, bares y boliches. La zona es ideal para caminar, mirar vidrieras y rodearse de miles de estudiantes que llegan a la ciudad y se instalan en ese lugar.

La entrada del hotel está oculta detrás del bar La Vermutería, donde se pueden disfrutar de aperitivos y tapas.
En el subsuelo se encuentra Apartment, un espacio con vibra neoyorkina que cuenta con una barra donde se sirven desde Negronis hasta Fernet con Coca. Allí se celebran eventos todas las semanas en los que tocan artistas locales o que están de paso en la ciudad y se realizan workshops.
Hace unas semanas, el lugar fue sede de dos eventos que están tomando cada vez más fuerza en Córdoba: De Copas y Brochas, un encuentro en donde personas que no son artistas se juntan y se dejan inspirar por algún profesional de la escena emergente de la ciudad; y Sofar Sounds, un movimiento que convoca a fanáticos de la música a conciertos secretos.
Además, tienen un calendario mensual que incluye desde sesiones de djs, hasta jam sessions a donde se rapea, se canta y hasta se lee poesía.
"La idea es que sea una experiencia completa y todo dentro de un mismo espacio. La filosofía de Selina es que el turista venga acá y tenga un choque cultural con la ciudad", dijo Rodrigo Cugat, gerente del lugar.
La huella de Mëx en el hotel está por todas partes: en cada uno de los pasillos de los ocho pisos hay una obra de este artista que dibuja escenas de la vida cotidiana con un halo de misticismo.
Datos útiles
Dónde comer
Nakama Ramen Corner: restaurante especializado en comida japonesa. Es por orden de llegada. Un plato de esta comida típica cuesta $275. Mas información: www.facebook.com/NakamaRamen.
Chilli Street Food: bar con música en vivo, tragos de autor y comida callejera de todo el mundo. Los jueves organizan una jam session y los sábados toca alguna banda local. Unas buns de pollo -bocado típico asiático- tiene un costo de $195 y una pinta Bohemian Pilsener cuesta $120. Más información: www.instagram.com/chillistreetfood.
Qué hacer
Parque Chateau Carreras y Centro de Arte Contemporáneo: Av. Cárcano 1750. La entrada al parque es libre y gratuita y el museo puede visitarse de martes a domingo de 12 a 19 horas por $ 50. Más información: www.facebook.com chateau.cac
Dónde dormir
Selina. Este hotel tiene habitaciones compartidas que van desde los $ 400 hasta un penthouse que cuesta $5160 por noche para dos personas. Está en el medio del barrio Nueva Córdoba y a tan sólo 10 cuadras del centro y 8 de Güemes.