En un temporada atípica y tras el corte de la ruta 40, Cerro Bayo se cubre con nevadas récord
VILLA LA ANGOSTURA.- En la industria del turismo invernal, la naturaleza es una socia indómita e imprevisible. Una temporada puede mostrarse poco colaborativa, sin aportar nieve suficiente. Y a la siguiente es capaz de pintar todo de blanco, preparando la montaña como nunca, pero también causando daños colaterales.
Ya pasadas las vacaciones, Cerro Bayo tiene nieve como en pocos inviernos, desde la cumbre hasta el estacionamiento. Son días de gloria para los esquiadores en Villa la Angostura.
Pero no estuvo fácil. Este año, el centro de esquí neuquino abrió bien temprano, a fines de junio, antes que otras pistas del país. Y casi exactamente cuando la temporada alta pintaba para el récord, cayó sobre la localidad la nevada más intensa, dicen, en un cuarto de siglo.
Lo que desde cierta perspectiva garantizaba un invierno histórico tuvo otros efectos: árboles caídos (que arrastraron líneas del tendido eléctrico), cortes de luz en buena parte de la villa por varios días, calles y rutas bloqueadas intermitentemente, turistas varados. Para completar el cuadro, el 23 de julio un derrumbe obstruyó completamente la ruta 40, en el tramo que conecta la Angostura con Bariloche, ciudad donde aterrizan los turistas que viajan en avión a esta parte de la Patagonia.
En catamarán
Entonces, cuando los vecinos miraban al cielo y se preguntaban qué más les podría ocurrir, la respuesta fue inmediata: el 26 de julio un camión de combustible chocó a un auto y una camioneta por el Camino de los Siete Lagos, que va de la Angostura a San Martín de los Andes. A la altura de Lago Villarino, murió una viajera chilena y hubo siete heridos.
Dos semanas después, ¿cuál es la situación? La electricidad y demás servicios se restablecieron y las calles se despejaron y ya hace días que se circula sin problemas. Hoteles y restaurantes funcionan con normalidad, salvo por el hecho de que se ven menos visitantes que lo habitual, ni hablar de clientes en chocolaterías o boutiques.
La ruta 40, en cambio, sigue cortada. Versiones extraoficiales sugieren que en una semana podría habilitarse una mano. Mientras tanto, desde el aeropuerto de Bariloche, los viajeros pueden llegar primero en combi o taxi a puerto Huemul y, luego, navegando por el lago Nahuel Huapi en catamaranes, sin costo, provistos por la provincia de Neuquén. El trayecto no demora mucho más que por tierra y tiene el atractivo extra de una especie de excursión lacustre gratuita.
Desde el Aeropuerto rionegrino, hay transfers de 40 minutos hasta el punto de embarque. Cuestan 400 pesos. El catamarán, en cambio, es gratuito y navega entre hora y hora y media hasta la villa. Fundamental, reservar con anticipación y asegurarse que horarios de vuelo y de los otros traslados resulten viables.
El mayor inconveniente lo tienen quienes aterrizan en Bariloche demasiado tarde como para conectar con el último catamarán. Es decir que quien quiera viajar a la Angostura debe considerar que el horario de arribo le permita subirse al menos a la última de estas embarcaciones.
Euforia en la montaña
Para los esquiadores, el panorama no podría ser mejor. Pistas habilitadas, cubiertas de blanco hasta la base y despejadas. Paradojas del destino, los visitantes de Cerro Bayo vivieron días de euforia esta última semana. Fue un premio para los que se animaron. Y, de algún modo, para Luciano Mercado, a cargo del parador Altitud, a 1500 metros, que en un mediodía soleado, corta leña para la parrilla sobre el deck de madera con vista de locos al lago Nahuel Huapi. Salen choris y matambrito.
"Algunos amigos me dijeron que volví a tener buena onda", se ríe Luciano, que dejó hace poco un cargo importante en uno de los hoteles insignia de la Patagonia. "Esta va a estar difícil, pero la próxima, seguro, la vamos a ganar. Esto es así", arenga con sonrisa a prueba de crisis.
Ya lo dice el eslogan en las telecabinas de acceso: "El invierno tiene su recompensa".
Parece que julio fue el mes globalmente más caluroso hasta la fecha. Pero, hay que reconocerlo, Villa la Angostura aportó lo que pudo para bajar un poco el promedio. "Desde 1995 no nevaba tanto. Y esta vez cayó todo en 24 horas, eso fue justamente lo que nos complicó más. Hubieron años nevadores que quedaron en nuestra historia: 1984, 1995, 2005? Y, ahora, este. Porque, más allá de todos los problemas, esta es una de esas temporadas que se recuerdan mucho tiempo después", dice Santiago Mazza, gerente operativo de Bayo.
Sabe de qué habla: nacido y criado en la Angostura, hijo de un instructor, esquía desde los tres años e hizo una carrera larga dando clases hasta dirigir la escuela y asumir, en 2015, la responsabilidad actual.
También sabe que agosto es el mes de los esquiadores. "Los que tienen experiencia esperan estas semanas porque entienden que hay mejores precios, menos gente y condiciones muchas veces más propicias que en julio explica. Están atentos, se enteran que hay buena nieve y viajan".
Reflexiones en raquetas
De nuevo, la Madre Naturaleza. El lunes pasado, a la madrugada, se precipitaron 20 centímetros más de nieve sobre la nieve que ya lo cubría todo. Las laderas del cerro amanecieron con aún más aspecto de bosque encantado. Ideal para salir a explorar la otra cara de la montaña siguiendo a Francisco, guía de las caminatas con raquetas, una de las actividades extra-esquí que se ofrecen en el complejo.
Hay que calzarse unas plataformas plásticas que, en su versión actual, ya no se parecen mucho a "raquetas" y portan bajo la puntera dientes metálicos que se clavan en la nieve. El paseo dura de una a dos horas entre coihues, ñires y lengas. Conduce a un punto panorámico para contemplar la villa desde lo alto. A lo lejos se distingue uno de los catamaranes gratuitos llegando de Bariloche al muelle de la playa Mansa. "El pueblo creció muchísimo. Todo eso que se ve construido, antes era verde. Había incluso algunas lagunas que ya no existen", dice Francisco mientras sirve un licor de chocolate para compartir durante la pausa.
A la salida de la silla del Bosque, cuatro adolescentes lookeados como para una producción de fotos para Burton toman aire antes de lanzarse de cabeza. Uno pronuncia un comentario entre solemne e insólito: "¿Son conscientes de que esto es rarísimo? ¿Se dan cuenta que puede pasar mucho tiempo hasta que volvamos a tener la montaña así? Amigos, hoy se esquía hasta que no podamos más, no queda otra..."
Un grupo de instructores, después de su horario de clases, no desperdicia la oferta imbatible: sube por la telesilla Lengas hasta el punto más alto posible y desde ahí camina 45 minutos hasta la cumbre del cerro para vivir una bajada épica sobre territorio virgen, sin marcas. Para ellos esto es Disney con nieve.
"Eso era típico cuando yo era chico -recuerda Mazza-. Si querías esquiar largo, debías caminar bastante. Era un programa de todo el día y tenías que llevarte el pic nic, así que lo hacías una vez cada tanto. Hoy, con la telecabina instalada en 2013, subís lo mismo en seis minutos, esquiás y volvés a subir."
Alfombras mágicas
Cerro Bayo fue impulsado en la década del setenta por el aventurero belga Jean Pierre Raemdonck, entonces recién llegado (en moto, desde Estados Unidos), hoy vecino ilustre de este pueblo con 12.000 habitantes. Doce años atrás, el centro de esquí fue adquirido por nuevos inversores que lo ampliaron y profesionalizaron. Ahora cuenta con quince medios de elevación, incluyendo dos telecabinas, catorce kilómetros de pistas, seis paradores gastronómicos, rentals, escuela y más de 200 empleados directos.
El sector para principiantes, con varias pistas de pendiente mínima y cuatro cintas tipo "magic carpet" para ahorrarse el trauma de aprender a utilizar los pomas, es de los mejores del país. "Es que Bayo es un centro claramente familiar. No tenemos las pistas más extremas ni la mayor superficie esquiable, pero sí apuntamos al servicio más personalizado, como en los casos de la escuela, la guardería infantil, la gastronomía", admite Marcela López Ghitta, a cargo del marketing en la montaña.
Lo cuenta en el parador de American Express en la base, un espacio gastronómico atípico para un centro de esquí, donde el clásico guiso de lentejas montañés adquiere superpoderes gourmet en las manos mágicas de Pedro Barguero, conocido chef del restaurante porteño Chila. El invierno, es cierto, tiene su recompensa.
Datos útiles
Pase de esquí: en temporada media hasta el 31/8, mayores, 1520 pesos; menores, 1200. Del 1/9 al cierre, temporada baja, 1180 y 1010 respectivamente. Pase de una semana en temporada media, mayores, 8014 pesos; menores, 6430; universitario, 7050. Hay 25% de descuento y seis cuotas para la compra de ski packs con American Express. www.cerrobayo.com.ar
Rental: alquiler de equipos: por día, desde 710 pesos (esquí junior) hasta 1336 (snowboard). Semana, de 4657 a 7950, respectivamente.
Clases: existe una gran variedad de opciones según edad, nivel, jornadas, etcétera. Algunos ejemplos: tres días de clases grupales para adultos: 3800 pesos en temporada media y baja. Copitos (niños de 4 a 6 años), tres días, media jornada, 5270 pesos.
Gastronomía: en la cota 1500, junto al punto de encuentro de clases y guardería, hay varias opciones. Altitud tiene un imbatible deck con vista al lago Nahuel Huapi. Del Oso y Tronador salen comidas de montaña y rápidas. Todos son accesibles para peatones. El Capricho está en el punto más alto de la montaña, a la salida de la segunda telecabina. En la base, en cambio, espera para una pausa en el mediodía o una parada al final de la jornada, el Amex Snow House, la opción gourmet: imperdibles, el guiso de lentejas y la provoleta.
Catamaranes. Los gratuitos son Futaleufu (tel. 294491-7789): del aeropuerto de Bariloche, las combis salen a las 10 y a las 14 y los catamaranes parten a las 12 y las 16. Para el Patagonia (tramo lacustre: 294449-4463 terrestre; 294461-0725, lacustre), la combi sale del aeropuerto de Bariloche a las 12.30 y a las 15.30 y el catamarán zarpa a las 14 y las 16.30.
Otras embarcaciones dan el mismo servicio en otros horarios, por 1000 pesos por persona, como el Bahía 294 154690200.
Dónde dormir: una buena opción, Sol Arrayan, hotel con restaurante con excelentes vistas del lago Nahuel Huapi, spa y piscina in-out, ideal para el post esquí. Habitaciones desde 4800 pesos. En ruta 40, km 2117, Villa la Angostura.