Antes de inaugurarse el gran Palacio Legislativo de la Av. Entre Ríos, el Congreso Nacional estuvo –entre 1864 y 1905– en plena Plaza de Mayo, donde hoy se encuentra el edificio de la AFIP. Y lo más curioso es que, aunque no se lo ve, aún está allí.
- 7 minutos de lectura'
Existe frente a la Plaza de Mayo, un edificio histórico que fue centro protagónico de la historia de nuestro país. Bajo su techo hablaron los políticos más famosos de nuestra historia, se promulgaron las leyes que construyeron la nación y hasta llegó a ser ocupado por fuerzas militares rebeldes.
Estamos hablando del Antiguo Congreso Nacional, desde donde el Poder Legislativo realizó su labor entre 1864 y 1905, año en que se lo reemplazó por la majestuosa construcción actual.
Aunque este edificio jugó un papel tan crucial en nuestra historia, si le preguntáramos a la gente donde se encuentra, la mayoría probablemente no sepa siquiera de su existencia.
¿Cómo es posible? Simplemente porque está “escondido” en pleno centro de la ciudad. A diferencia de tantos otros edificios históricos, el Antiguo Congreso logró sobrevivir el “progreso demoledor” y hoy encontró su hogar dentro del edificio de la AFIP, en Hipólito Yrigoyen y Balcarce.
El Congreso necesita su edificio
El 12 de octubre de 1862 un nuevo presidente, Bartolomé Mitre, juraba al frente del poder de la Nación en un pequeño hemiciclo a donde apenas entraban los senadores y diputados. La ceremonia se había realizado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, a donde nadie se había imaginado que iba a funcionar el Congreso Nacional.
Hasta ese momento la ciudad de Buenos Aires había sido solo la capital de la provincia del mismo nombre. Pero la victoria de Mitre, en la batalla de Pavón en 1861, fue el primer paso para poner fin a 50 años de guerras civiles y comenzar la construcción de un Gobierno Nacional.
A partir de ese momento, la ciudad fue protagonista de una incómoda convivencia entre el poder nacional y el provincial. El edificio de la Legislatura bonaerense (ubicado en la Manzana de las Luces y aún en pie) quedó chico desde el primer día y para octubre de 1861 los legisladores asignaron cincuenta mil pesos fuertes para la construcción de un edificio propio.
Se barajaron varias ideas acerca de dónde hacerlo. Por un tiempo se habló de ocupar el Hospital de Mujeres (sobre la calle Esmeralda, hoy Plaza Roberto Arlt); pero finalmente se decidió construir un edificio totalmente nuevo.
Se eligió un lote frente a la plaza 25 de Mayo, en la esquina de las calles Balcarce y Victoria (hoy Yrigoyen), a donde había funcionado un mercado de carnes y luego un cuartel.
Para realizar el proyecto se seleccionó al arquitecto cordobés Jonás Larguía, quien había sido becado por el gobierno para sus estudios en la Accademia di San Lucca en Roma.
El 12 de marzo de 1863 se autorizó el comienzo de las obras que se iniciaron de inmediato.
Al parecer la construcción tuvo algunos sobresaltos, como el desplome del frontis en plena construcción, lo que alimentó el fuego de las críticas de la prensa, que constantemente remarcaban la lentitud de los trabajos.
A pesar de los contratiempos, el edificio estuvo listo para la apertura de las sesiones del año 1864.
Una nota aparte sobre Larguía es que años más tarde volvió a trabajar en el Congreso que construyó, esta vez no como arquitecto sino como Diputado Nacional por la provincia de Santa Fe.
Cuarenta y un años de historia
Dos años después de aquella apertura de sesiones en la Legislatura, el Congreso estaba listo para estrenar su edificio. Fue la primera vez que un presidente cruzó caminando desde la Casa de Gobierno (el antiguo Fuerte) hacia el Congreso. Ambos edificios se encontraban a menos de cien metros de distancia y, desde entonces, aquel corto paseo se volvió una tradición durante la apertura de sesiones ordinarias.
En la calle el público se agolpó para ver el acto: la llegada de las nuevas autoridades, los cuerpos diplomáticos extranjeros y al propio Presidente. Fue necesario disponer de guardias para abrir el paso de las autoridades, que fueron recibidas en el hall de recepción antes de pasar a la sala.
Este fue el acto inaugural del edificio que estaba destinado a ser el escenario de varios de los momentos más importantes de nuestra historia.
En su recinto hablaron destacadas figuras, como el ya mencionado Mitre, Sarmiento, Avellaneda y Alsina, entre tantos otros. Allí se promulgaron las leyes de migración, que abrieron las puertas a la llegada de muchos de nuestros ancestros, y también se dieron hechos trágicos: como la declaración de la guerra al Paraguay, que dejó profundas cicatrices en la historia.
Sería imposible listar en una sola nota todas las anécdotas que rodearon a este edificio, pero no podemos dejar de nombrar la Revolución de 1880. En aquel año, el gobernador Carlos Tejedor hizo un último intento por evitar la federalización de la ciudad y sus tropas ocuparon las calles y edificios de Buenos Aires, Congreso incluido. Fue por este motivo que el Gobierno Nacional tuvo que fijar la capital en el pueblo de Belgrano hasta vencer a los sublevados.
Otro evento se encuentra inmortalizado en una pintura que cuelga en el Salón de los Pasos Perdidos, en el actual edificio del Congreso. El cuadro, obra de Juan Manuel Blanes, muestra al presidente Julio Argentino Roca abriendo el periodo de sesiones de 1886 con la cabeza vendada. Y es que la obra representa los momentos posteriores a un ataque que sufrió Roca con una piedra en la, ya mencionada, caminata desde la Casa Rosada hasta el Congreso.
Mudanza y segunda vida
El crecimiento del país y su éxito económico, hicieron que el humilde edificio del Congreso quedara chico rápidamente. Senadores y Diputados tuvieron que turnarse para sesionar en el recinto hasta 1895, cuando se ocupó una casa continua para instalar allí la Cámara del Senado.
Para finales de 1880, ya se barajaban varias locaciones para levantar un nuevo Congreso. Finalmente se decidió la ubicación actual, sobre Av. Entre Ríos, para que el edificio fuera un remate monumental para la Avenida de Mayo, que se estaba abriendo lentamente.
La construcción del Congreso estuvo plagada de retrasos y sobreprecios. Tuvieron que pasar 11 años para que el edificio pudiera acoger a los legisladores, pero la fecha finalmente llegó. El 15 de diciembre de 1905 se realizaron las últimas sesiones en el viejo recinto.
Para mayo del año siguiente la revista Caras y Caretas mostraba las tareas de mudanza de los antiguos ocupantes del augusto edificio.
A partir de ese momento el predio comenzó una segunda vida como sede del Archivo General de la Nación y de la Junta de Historia y Numismática Americana.
Salvado de la demolición
Para la década de 1940, el futuro del antiguo Congreso no parecía bueno. El Banco Hipotecario Nacional había puesto su ojo en aquella cuadra para construir allí su nueva sede. La idea era replicar el modelo de construcción del Banco Nación, que había borrado una cuadra entera del otro lado de la plaza (donde había estado el primitivo Teatro Colón).
Por suerte para la posteridad, algo había empezado a cambiar en materia de preservación. La idea de demoler un edificio histórico ya no era algo que se tomara a la ligera. Se comenzaban a apreciar las estructuras del pasado y así fue como el decreto 120412 de 1942 declaró histórico al Congreso.
La declaración no frenó las obras de construcción del Banco Hipotecario, pero generó una curiosa situación: se decidió preservar parte del edificio dentro de la nueva estructura.
Hoy, el antiguo Congreso de la Nación se encuentra oculto del ojo público. La mayoría de la gente que camina por la Plaza de Mayo ni siquiera imagina que a unos pocos metros se esconde un edificio tan significativo para nuestra historia.
Desde 1967 el recinto está ocupado por la Academia Nacional de la Historia, descendiente directa de la Junta de Historia y Numismática Americana, que estuvo en el antiguo Congreso hasta 1918.
Así, en un poético giro de la historia, el cuerpo académico fundado por Mitre, es el que hoy se encarga de custodiar el recinto que aquel mismo presidente inauguró hace ya 157 años.
Nota: el edificio admitía visitas antes de la pandemia. Está previsto retomarlas cuando se reinicie la actividad normal. El video embebido en esta nota es 360º: se puede recorrer el edificio con el mouse en cualquier momento, con sólo hacer click.