Varados. Están en uno de los países más caros del mundo y al límite de ser ilegales
Hasta el momento, hay 120 argentinos varados en uno de los países más caros de Europa. Según la revista Forbes, Dinamarca en 2020 ocupa el quinto puesto entre los lugares más caros del mundo para vivir. Mientras tanto, a la incertidumbre del día a día se suman: gastos difíciles de afrontar, alojamientos que se vencen, y coberturas de salud que expiran al igual que el tiempo legal de estadía.
En su mayoría son chicos que llegaron a Dinamarca con la visa Work and Holiday, un permiso de residencia que da la posibilidad a los viajeros de buscar empleo para financiar su estadía. Algunos viajaron el año pasado y al vencerse el visado pasan a ser ilegales; otros aterrizaron en marzo y ante el cierre de oficinas públicas no completaron sus trámites de documentación, por lo que quedaron en un limbo. Matías Peiracchia, que llegó a Copenhague en mayo de 2019, está desesperado por regresar: "La habilitación laboral terminó el 15 de abril y de ahí en más quedé varado sin chance de viajar a la Argentina o a otro país con costos de vida más bajos" y aclara:"lo que pedimos no es asistencia financiera ni un vuelo regalado, estamos dispuestos a pagar un pasaje que nos garantice la vuelta a casa".
Con visa para vivir un año en Dinamarca
La historia de Matías es parecida a la de Anabel González, a la de Joaquín Sanz o Manuel Petenian, como a la de tantos otros chicos que viajaron a Dinamarca con esa visa a la que pueden aplicar menores de 30 años y quieren vivir la cultura danesa por un año. "No fuimos negligentes en irnos de vacaciones en medio de una pandemia, estamos acá hace meses" explica Julián Sambataro, y después de calcular que lleva gastado 1500 euros en boletos aéreos cancelados, agrega: "el permiso legal se nos termina, nuestras habitaciones ya fueron alquiladas por otras personas y tenemos boletos comprados con diversas aerolíneas aunque ninguna vuela. Exigimos con un gran sentimiento volver cuanto antes".
En el grupo de varados en Dinamarca, donde cada día se suman más argentinos a los 120 anotados, están Daiana Vázquez Guerrero y su esposo, que también llegaron con una visa Work and Holiday que pronto vence su plazo. Con el cierre de comercios, cuentan que perdieron el trabajo hace más de un mes, desde entonces viven de sus ahorros que se reducen a gran velocidad y esa es su preocupación. "Dinamarca es un país maravilloso, pero también es uno de los más caros del mundo, y eso se refleja al no generar ingresos" afirma Daiana. En cuanto a los gastos de alquiler, más o menos, calcula: "si buscas algo económico, para dos personas, no se consigue nada por menos de 1200 dólares". La inquietud de ellos representa la realidad de la mayoría: hasta cuándo tienen que sostener esta situación. "Al menos necesitamos tener la certeza de una fecha. Día tras día las dudas se multiplican. Merecemos regresar a nuestro país. No es justo que nuestra Patria nos trabe la puerta" exige Daiana.
El gobierno danés cerró las fronteras el 13 de marzo, a las 12 del mediodía. De esa forma, el aeropuerto siguió operando, pero el ingreso de turistas quedó suspendido. Raquel González fue una de las últimas en entrar, una enfermera que llegó hace un mes, cuando su plan era quedarse 3 o 4 días. Quedó atrapada entre anuncios en danés, y una situación confusa. Al no haber conexión aérea directa entre Copenhague y Buenos Aires, cada escala significaban la amenaza de quedar sin salida en otro lugar. Raquel tiene 53 años, un diagnóstico de asma persistente, y necesita medicación. No puede esperar mucho, pero hasta el momento nadie le da respuesta.
Con Raquel viajó Marcos Servetti, un kinesiólogo de su equipo de trabajo. Mientras se acompañan en la espera de novedades, coinciden: "No hay soluciones, esto genera una incertidumbre bastante grande" dice Marcos preocupado, en especial porque el dinero se acaba, y tal como enfatiza, su ansiedad, los nervios y la tensión es cada día mayor. "Solo queremos estar en nuestro país, cumplir con las reglas que nos corresponden, y reintegrarnos en nuestra profesión de la salud para ayudar a la gente que nos necesita" reclama. Entre los turistas, a la espera de un vuelo que no se cancele, también están Juan Marin, Julieta Varela y su prima Carolina que es médica y no ve el momento de volver para ayudar.
Este martes, a un mes del cierre de fronteras, la primera ministro danesa, Mette Frederiksen, anunció la primera fase de reapertura de instituciones. Si bien no menciona al tráfico aéreo entre las medidas, Dinamarca abre la puerta para recuperar una cierta normalidad. Ante este escenario, los argentinos quedan al margen y en condiciones poco claras. Es el caso de Noelia Viggiano, que vive una realidad donde el tiempo apremia. Ella viajó con su pareja a Copenhague en junio del 2019. "En febrero nos enteramos que estaba embarazada" cuenta Noelia y enseguida decidieron adelantar la vuelta para abril. Ese viaje fue cancelado. "Hubieron dos repatriaciones improvisadas, una el 30 de marzo y otra el 4 abril, desde Frankfurt" recuerda, pero afirma: "Lufthansa operó estos vuelos destinados a repatriar alemanes que se encontraban en Buenos Aires. Esto se avisó con dos días de anticipación" dice Noelia, y detalla que las condiciones del ofrecimiento fueron: un pasaje que no se pagaba en el momento, que tampoco se sabía el precio, y la firma de un compromiso de pago posterior. A la vez se le exigía asegurar la llegada a Frankfurt antes de confirmarle una plaza en el avión. "Nos advertían que los pasajeros podíamos quedar varados en Alemania, por lo que si aceptábamos era a riesgo de cancelación" comenta Noelia y reconoce que ante la falta de certeza cedió su lugar.
A pesar de que las autoridades danesas anunciaron la apertura de hospitales para consultas que no refieran al coronavirus, nada asegura que atiendan el embarazo de Noelia, que tiene su seguro médico vencido.