Entramos por la calle Estudiantes a la ciudad blanca, colonial, republicana, universitaria, pulcra y soleada.Es visible el cuidado de la UNESCO en este Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad desde 1991: lo que se ve son calles impecables con iglesias, conventos y mansiones blancas, con techos de tejas, bellamente conservadas.
Las cholitas son minoría en las calles de la capital histórica y constitucional de Bolivia, donde se gestó la independencia del país. Predominan jóvenes estudiantes de distintas regiones y turistas europeos. Nos alojamos en el céntrico hotel boutique Mi pueblo "Samary", que en una casona de 1876 recrea un pueblo colonial boliviano. Incluye chichería, plaza con acequia de riego y fachadas de distintos estilos de arquitectura mestiza. El personal lleva trajes típicos del sur de Bolivia y valiosos fullus ?textiles indígenas? decoran los muros de las amplias habitaciones.
Pequeña, pintoresca y primaveral, la ciudad invita a caminarla. Nicolás Ortiz es la calle de los bares, como Joy Ride Café ?siempre animado? o El Solar bistró. Y Grau, la de las tiendas: vale la pena entrar a la de la Asociación de Arte Indígena Inca Pallay, con hermosos textiles. En la misma cuadra está la oficina de Turismo donde nos sugieren ver tres sitios. Vamos derecho al principal: La Casa de la Libertad, frente a la plaza 25 de Mayo. En este recinto ?antigua universidad jesuítica donde se graduaron como doctores de Charcas los héroes de las revoluciones de 1809? se proclamó la independencia del Alto Perú el 6 de agosto de 1825. En siete salas despliega una interminable colección de documentos inéditos, antiquísimos planos, retratos de personajes y reliquias históricas, como la primera bandera argentina, la que Belgrano creó y ocultó en una capilla del pueblo de Macha, para que los españoles no la destruyeran. En la misma sala ?de los Guerrilleros? están los restos de Juana Azurduy. Entre muchos datos reveladores, Santusa ?formidable guía en español y en quechua? menciona que fue el diputado Manuel Martín Cruz quien propuso el cambio del nombre del país en 1825, de República de Bolívar a Bolivia. Su frase célebre fue: "Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia". Y agrega, casi entre lágrimas, que en 1879, durante la Guerra del Pacífico con Chile, Bolivia perdió la salida al mar.
En otra esquina de la plaza está la Catedral, de 1559. Su Museo Eclesiástico exhibe una pintura de 1609 de la Virgen de Guadalupe, patrona de Sucre, con un vestido de plata con decenas de piedras preciosas que ofrendaron los fieles. Con sus esmeraldas, rubíes, granates y perlas incrustadas, la Virgen sale en procesión el 8 de septiembre.
El último punto ineludible del Centro Histórico es la iglesia y convento de San Felipe de Neri. De estilo neoclásico, el conjunto construido en 1799 tiene arcos de medio punto y una espectacular terraza con vista a la Ciudad Blanca.
Al atardecer, el mejor mirador está en la Recoleta, sobre las faldas del cerro Churuquella. Llegamos un poco antes para visitar el cercano Museo de Arte Indígena Asur, iniciativa privada de antropólogos que permite conocer y apreciar obras de arte indígena de las cutluras Jal´qa y Tarabuco, de altísimo nivel estético. Todo un descubrimiento.
Más información sobre Sucre: 4 imperdibles de Sucre / Dónde comer y dormir en Sucre.
Para seguir recorriendo Bolivia: La Paz, abismal y fascinante.
Por Nora Vera. Nota publicada en marzo de 2016. Extracto de la nota publicada en revista Lugares n° 228.