South Beach siempre es noticia
Nació excéntrica, tuvo mala fama y ahora está en ebullición
South Beach fue nota desde 1909 cuando Joan Collins proyectó un puente para unir la playa con la ciudad. La obra se llamó "la locura de Collins". Lo salvó de la quiebra Carl Fisher, el visionario de Fisher Island, que lo financió a cambio de tierras en lo que se llamó Miami Beach.
En los locos años 20 vivió el apogeo del gran lujo y, en la cortada de Española Way, aprendían a bailar rumba los hombres de Al Capone que, dicho sea de paso vivió tanto tiempo en Florida como en Chicago y aquí murió al salir de Alcatraz.
La vecina Lincoln Road tenía los mejores negocios y se la conocía como la Quinta Avenida del Trópico. En la década del 40 florecieron los pequeños hoteles art déco que le dieron su particular fisonomía. Luego vino una época mala entre los años 70 y 80, y esos lugares se convirtieron en geriátricos en las calles de mala fama de División Miami para las andanzas de Don Johnson, con su Ferrari negra y las ropas holgadas de Adolfo Domínguez.
Resucitó con la actividad de muchos jóvenes bohemios y creativos atraídos por los bajos alquileres. Y en los años 90 estalló el boom. Hoy, en este puñado de manzanas que rodean a Ocean Drive, se podría filmar la superproducción más sofisticada dedicada a ricos y famosos.