Una vuelta por la provincia de la chacarera, el bombo legüero y los grandes folcloristas; tierra adentro, con vista a los quebrachales y siguiendo la urdimbre de hilanderas y tejedoras que recuperaron una labor ancestral.
El monte santiagueño es un sobreviviente. Del calor, de la sequía, de la tala. Es antiguo y concibe leyendas, de la diabólica Salamanca y de La Telesita, una mujer hermosa que no deja de bailar. El monte sabe resistir y no se rinde. Sus guerreros valientes son el quebracho blanco y el colorado, el mistol, el itín, el chañar, el algarrobo, el palo cruz. También los quimiles de flores naranjas, las tunas y los cardones candelabro. El monte santiagueño se defiende con espinas, es huraño y cría chacareras. En las siestas de verano levanta temperaturas infernales; no se entiende cómo no es rojo en lugar de verde oscuro. Tiene áreas fértiles, salitrosas, áridas y de secano puro. La gaseosa provincial se llama Secco, el sabor que llevamos dentro. Han llegado a pasar doce meses sin lluvias. Es un paisaje difícil, lleno de misterio y soledad. Pero cuando un santiagueño se va del pago extraña el rancho, el patio, el monte. Los poetas le cantan y lo lloran y lo evocan. De Añoranzas, de Peteco Carabajal:
Los años y las distancias jamás pudieron lograr, de mi memoria apartar; ni hacer que te eche al olvido: ¡Ay mi Santiago querido, yo añoro tu quebrachal! El monte santiagueño vive en estado crítico y sin embargo da flores y hierbas "muy remedio", según el hablar de la gente. Tusca, brea, jarilla, flores y hierbas que curan.
El monte nos da todo, dicen en Santiago y después enumeran: plantas para teñir la lana, miel, harina de algarroba, leña, madera, carne de vizcacha, guazuncho, conejo. En quechua, sacha quiere decir "del monte", y en esta provincia hay sachapollo, sachapuma, sachamaestros y hasta sachahijos, esos de los que no se sabe bien quién es el padre.
También hay sachabombo, un bombo agudo que se hace con el corazón del tronco de ceibo, una parte que antes se descartaba. Esto me lo cuenta Mario Paz, artesano bombisto desde hace 40 años.
Estamos a unos 20 minutos de Santiago. Tomamos una avenida que sale de la ciudad, doblamos por una calle de tierra y enseguida el paisaje se hace monte. Paz abre la tranquera y el candado del rancho de adobe. Un algarrobo de 200 años sostiene la tarde y se escuchan torcazas, aunque el sonido del monte, dice Paz, es el bombo.
El bombo legüero se llama así porque suena tan poderoso que se escucha a una legua, unos cinco kilómetros. Los bombos de mejor acústica son de madera de ceibo. Para lograr un buen diámetro se usan árboles de unos 30 años. Vinimos al monte para ver bombos que todavía no suenan y ceibos.
El proyecto de Paz se llama Reserva Ecológica Forestal Hermanos del Ceibo y ya se plantaron 400 para reponer el monte nativo. Todavía son jóvenes, pero algunos ya dan flor, la flor nacional, roja y aterciopelada. Los riegan por goteo porque el ceibo necesita mucha agua.
En un cobertizo se secan los troncos ahuecados; el aire caliente ayuda. Ya están cepillados a mano y se les pasó la gubia gruesa. El aro será de quebracho blanco, los tientos de vaca curtida y el parche, de cuero de cabra. Los corazones apilados se convertirán en sachabombos.
Paz hizo bombos para Mariana Baraj, Lila Downs, Charo Bogarín (Tonolec), entre otros artistas. Trabaja con sus hijos y su mujer. Los que venden no saben tocar y viceversa, aclara.
– ¿Cuánto puede durar un bombo?
– Si lo tratás bien, la vida.
Madre de ciudades
Santiago del Estero tiene casi un millón de habitantes (y otro millón afuera de la provincia). En la capital viven unos 300 mil y, como aclara la guía del mirador, "cien mil más uno somos empleados públicos".
El Mirador Felipe Ibarra está en el piso 24 de un complejo de edificios –ministerios de Economía y Educación– que costó más de 500 millones de pesos y que, como mínimo, es polémico en una provincia donde todavía existe el chagas y falta el agua potable.
Desde la altura se puede armar la ciudad a partir de sus vistas fundamentales. Justo abajo, la Plaza Libertad remodelada hace poco, arbolada y llena de canteros; la antigua casa de gobierno convertida en 2010 en el Centro Cultural del Bicentenario, y la Catedral. Apenas más allá, el Mercado Armonía, una construcción de los años 30 donde hoy, además de fruta y verdura, se vende grasa de mula para el dolor de venas, pomada para el reuma y plumas de caburé para atraer "salud, dinero y amor". El caburé es un ave nocturna parecida a la lechuza, y las plumas más preciadas son las de los pichones.
Muy cerca, el Teatro 25 de Mayo, la Biblioteca Sarmiento, el Club Social Sirio Libanés y antiguas casonas residenciales que en esta época se destacan en una arquitectura con menos brillo.
La vista llega lejos. El nuevo Forum (Centro de Convenciones), la Terminal y más allá el famoso puente carretero que conecta Santiago y La Banda, hoy pintado de naranja. Antes del puente, se cruzaba el río Dulce en balsa. Cuando se construyó, en 1927, fue de los más largos de América del Sur con casi un kilómetro. Como es una tierra de leyendas, más de uno asegura que uno de los bulones es de oro. El problema es que son miles y nadie sabe dónde está. El puente carretero, el de la chacarera de Los Carabajal:
Será el puente carretero que va cortando caminos para llegar a los brazos donde me espera un cariño.
En 2016 reinauguró el Tren al Desarrollo, que llega a La Banda y en una segunda etapa a Termas de Río Hondo, a unos 80 km. Se describe como un "tren de alto impacto turístico". El proyecto del Tren al Desarrollo fue pensando sobre la rehabilitación del viejo ramal del ferrocarril Mitre, rescatando al Puente Negro, encargado de sortear el cauce del río Dulce y eje del del paisaje urbano típico de la avenida costanera en la ciudad Capital de Santiago del Estero.
Volviendo al mirador, abre por las tardes y, como es gratis, se llena de colegiales que además de mirar la ciudad se miran entre ellos. Las chicas con la pollera cortísima y los chicos peinados con gel.
Desde arriba también veo el Parque Aguirre con eucaliptus, y varias iglesias: Santo Domingo, donde hay una réplica de la Sábana Santa de Turín, San Francisco Solano y La Merced. Y los ríos Dulce y Salado, entre los dos está la ciudad, en los esteros o bañados.
A Santiago se la llama Madre de Ciudades porque desde allí partieron las expediciones españolas que fundaron Tucumán, Salta, La Rioja, Jujuy y Catamarca. También se la llama Cuna del Folclore. De eso sabe el Indio Froilán, luthier de bombos –Shakira tiene uno de los suyos– y anfitrión junto con su mujer Teresa Castronuovo, en El Patio del Indio Froilán. Los domingos desde el mediodía abren su patio de tierra y meta zamba y chacarera. Dijo una amiga que volvió hace poco que una tarde en lo del Indio basta para comprobar que la alegría no es solo brasileña.
–¿Cuál es su chacarera preferida?
El Indio Froilán termina de pintar un caballo azabache sobre un bombo y responde sin levantar la mirada:
–La Flor Azul.
Dile, dile, chacarera, a esa flor azul que de noche yo la busco por la Cruz del Sur.
Copo viene de copa
La tala y los incendios son los principales problemas del monte. Lo recuerdo mientras el auto avanza hacia el norte. Hace calor. Calor seco, calor de 45º, calor de querer dejar todo para meterse debajo de un chorro de agua fría. Y hace todavía más calor cuando se ven por la ventanilla los hornos de carbón vegetal encendidos. De esta zona sale buena parte del carbón que se compra en la verdulería para hacer el asado del domingo. La tonelada se vende a $500. Parece muy poco, incluso a la sombra.
Pasan los pueblos, y nadie. La provincia se evapora a la hora de la siesta.
De repente veo una moto con tres personas tapadas enteras, igual que los árabes en el desierto. La mujer va atrás, un nene de unos seis años en el medio y un hombre con una escopeta adelante. Van a cazar chanchos del monte, guazunchos, puma, lo que encuentren.
A fines de 1800 comenzó la explotación forestal en Santiago. Durante la construcción de los ferrocarriles, se usó el quebracho blanco y colorado para hacer durmientes. También, para los postes eléctricos y para obtener taninos. La Forestal, empresa inglesa que operó durante casi cien años, fue la principal explotadora de madera desde Santiago hasta el Chaco.
Queda atrás Suncho Corral. Más o menos a la altura de Quimilí aparecen los campos de soja. También hay algodón, cebolla y maíz, pero sobre todo soja y desmonte. Aún con la Ley de Bosques, en Santiago del Estero el monte no deja de achicarse.
Al costado de la ruta, unos chicos venden tortugas que sacan del monte, entre los grupos de quebrachos. Ya no son quebrachales sin fin, más bien grupos. Grupitos.
El Parque Nacional Copo protege desde el año 2000 unas 118 mil hectáreas de estos grupos de árboles de madera dura. Tan dura que quebraban hachas y de ahí el nombre: quebracho. Cuando uno mira al horizonte en las zonas de campo abierto se ven los "copos" en el quebrachal. Así se les llama al conjunto de copas globosas de los quebrachos blancos.
Lo recorro con el guardaparques Álvaro Alzogaray, que está acostumbrado al calor, a días de 50° o 55°.
–Este es un polo de calor de América y tenemos el mismo paisaje que en África. Decime si esto no parece la sabana africana.
Cuenta que es mejor andar con calma porque se puede ver un oso hormiguero, un tatú carreta, un chancho quimiliero, un águila coronada, una yarará. No vemos nada, pero nos bajamos a tocar la corteza espesa de un quebracho blanco altísimo. A diferencia del colorado, el blanco es de follaje perenne. Todavía se usa para muebles, herramientas, carbón. Este ejemplar debe tener quince metros y se necesitan cuatro pares de brazos para rodearlo.
En el banco de lana se fía
"Cuando veas un árbol con un hilito colgando es que hay señal de celular", advierte Silvia D’ Imperio mientras maneja la chata de la Asociación Adobe. Como tengo que hacer un llamado, por un momento busco hilitos en los árboles del costado de la ruta, pero no veo ninguno.
Vamos al banco de lana, un banco que abre solo los sábados a la mañana, de 8 a 11, más o menos. Un banco donde lo que entra y lo que sale se anota en un cuaderno con espiral.
La Asociación Adobe vive gracias al aporte de Andreina Bassetti de Rocca, la madre de Agostino Rocca, el presidente de Techint que murió en 2001 en un trágico accidente aéreo. Desde su fundación, el objetivo de Adobe es mejorar las condiciones de vida de los pobladores rurales a través del trabajo, el apoyo escolar, un emprendimiento agrícola, becas e incentivos. Montaron un vivero nativo con 4.500 plantines, una reserva natural en el campo de Químili Paso y una Escuela de Artes y Oficios Tradicionales donde un grupo de mujeres –Huarmi Sachamanta– recupera las huellas del arte textil santiagueño.
Llegamos al banco de lana en Blanca Pozo, cerca de Colonia Dora. En las rutas santiagueñas se ven carteles que anuncian parajes que terminan en "pozo". Brea Pozo, Alto Pozo, Balde Pozo, Burro Pozo, Ceja Pozo, Blanca Pozo. Por momentos, da la sensación de una repetición desesperada, un mantra del monte y, posiblemente, eso sea, porque pozo hace referencia al agua, a un pozo de agua.
El banco de lana administra la materia prima de las mujeres que forman el proyecto. Son alrededor de 20 hilanderas que llevan el vellón y preparan hilados, y unas nueve tejedoras que llevan hilado y elaboran alfombras.
El vellón se limpia y se tiza (abrirlo, prepararlo) y después se hila. Para un buen tejido es fundamental un buen hilado. Hace algunos años trajeron a doña Lorenza, una mujer que les recordó lo que llevan en la sangre, o en la memoria genética. Porque las Huarmi Sachamanta (mujeres del monte) enseguida tejen como si lo hubieran hecho toda la vida.Cuando arrancó el banco de lana y la escuela de tejedoras hubo que hablar y convencer a las mujeres para que se sumaran, pero lo más difícil fue hablar con varios maridos para que las dejaran ir a aprender. Eso fue hace tiempo, hoy se acostumbraron, mucho más porque ellas venden directamente –sin intermediarios– a locales en Buenos Aires, Australia, Milán.
Manzanilla, grana cochinilla, hollín, cáscara de cebolla, palo de quebracho tuna, me cuentan de dónde se obtienen las tinturas y recuerdo el recorrido por el Centro Cultural del Bicentenerio donde leí que la primera exportación de tejidos a España se hizo desde Santiago del Estero.
Tres veces por semana hay escuela de telar en Blanca Pozo. Ahí se aprende la técnica de tejido: el chusi. Trama y urdimbre se combinan en alfombras tan lindas que no dan ganas de pisarlas.No muy lejos, en Atamisque también se congregaron mujeres tejedoras, las Huarmi Guapas, que además de tejer pies de cama y alfombras cuidan hijos y cabras. Y en Totora, cerca de Monte Redondo, hay más. Deberían conocerse, compartir anécdotas, encontrarse en un Congreso Provincial de Tejedoras.
Hace un tiempo se hizo un video sobre las tejedoras de Atamisqui. Mostraban su oficio, el telar clavado en el patio, cómo apretaban el tejido. En un momento les preguntaron qué querían de la vida. Una de las tejedoras respondió enseguida:
–Yo lo que quiero es una dentadura nueva.
Al fin, agua
Final mojado. Después de varios días calurosos, el agua era una ilusión, una meta, una necesidad.
Los santiagueños hablan de Termas con orgullo porque en una provincia muy poco turística existe una ciudad que tiene a Mirtha Legrand como madrina.
De los 200 hoteles de la ciudad, el resort Los Pinos es un emblema local. Es el único all inclusive. Como los de Miami, pero en Termas. El menú es tan completo –incluye yoga, spinning, hidrogym, tejo, bochas, danza, torneos varios– que el programa de actividades va de la mañana a la noche. Es difícil salir del hotel, aún el último día para comprar alfajores de souvenir. La mayoría de los pasajeros es fiel. Vienen desde hace 20 o 30 años. Antes traían a sus hijos chicos y hoy son ellos los adultos que vienen con los suyos. Así es el ambiente: familiar y transgeneracional. Todos juntos en la pileta, donde ahora mismo un animador musculoso conduce un concurso en el que una pareja en un bote inflable tiene que disparar con pistolas de agua hasta derribar una línea de botellas.
No estamos lejos del monte, pero la escena de trajes de baño, pileta color Caribe y reggaetón lo alejan definitivamente. Nunca pensé que extrañaría un paisaje aún sin haberme ido. Siento la falta del monte y pienso en las tardes en el campo con la silueta de un algarrobo desnudo y las historias que se tejen de boca en boca.
Abriendo la noche, borrando fronteras, con su corazón de bombo, camina la chacarera.
Si pensás viajar...
Julio, agosto y septiembre son los mejores meses para viajar. En octubre comienza el calor, pero también florecen los quimiles y los cardones.
Santiago del Estero
Hotel Boutique Santiago. Hipólito Irigoyen 609 - Santiago del Estero Capital. T: (0385) 425-3737. Muy bien ubicado a pocas cuadras del centro, del Forum y la terminal de micros, es un emprendimiento familiar y los dueños están siempre a mano para orientar al viajero. Aire acondicionado.
Dónde comer
La Brava. Libertad 2325. T: (0385) 439-0430. Desde el centro hay que ir en auto, serán unas 30 cuadras, pero vale la pena para comer buena carne y papas fritas crocantes y recién hechas.
Aladín. Belgrano 228. T: (0385) 422-0300. Niños envueltos, falafel, humus y tabule, comida árabe fresca ideal para noches de calor. Hay postres de masa fina, nueces y miel y vinos salteños.
Calle Roca. En pleno centro, una calle donde encontrar restaurantes y confiterías.
Limar. Libertad 326. T: (0385) 422-5458. A una cuadra de la Plaza Libertad, la heladería donde se encuentran los santiagueños.
Colonia Dora
Hotel Samay. RN 34 y RP 92, Colonia Dora. T: (03844) 48-1708. Da gusto encontrarse este hotel en el interior de la provincia, a 170 km de Santiago. Se inauguró en octubre 2011 y es ideal para reponer fuerzas en una parada de ruta. Exactamente como lo indica su nombre, que en quechua quiere decir "descanso".
Ojo de Agua
El Tala. Ruta 9. T: (03856) 40-3148. Al lado de la parrilla El Rancho y sobre una estación de servicio, es una opción básica para dormir y seguir viaje.
Dónde comer
El Rancho. RN 9. T: (03856) 42-2065.Comandada por Pepe Aranda, en esta parrilla cada corte es elegido y se manda a la mesa con un adobo secreto y alimonado, que sabe delicioso. Es el mejor lugar de la zona.
José Herrera Gancedo 86. T: (03856) 41-2407. Reconocido luthier de guitarras José Herrera, que no solo hace los instrumentos sino las herramientas para fabricarlos. Tiene 73 años y es un apasionado del sonido.
Termas de Río Hondo
Hotel Casino Carlos V Amerian. Juan B. Alberdi 340. T: (03858) 42-5000. El más nuevo de Termas, el más lujoso y el más caro. Tiene 150 habitaciones, piletas termales con actividades recreativas para grandes y chicos. También, un completo spa con piscina lúdica, áreas de temperaturas, ducha escocesa, baño turco, sauna y tratamientos de relax.