A poco de fundada por segunda vez y definitivamente, en 1580, la incipiente ciudad de Buenos Aires comenzó a extenderse hacia el sur: la posición elevada de la zona le hizo merecer el nombre de Alto de San Pedro, (aunque también se la conoció como barrio del puerto). Fue en esos años en que apareció el culto a San Pedro González Telmo, designado patrono del viejo convento de Santo Domingo en lo que hoy es la vecina Montserrat.
Muchos años más tarde, en 1871, la epidemia de fiebre amarilla cambió violentamente la suerte del barrio, ya que las familias pudientes que vivían en la zona huyeron hacia el norte, en busca de aires más sanos. El barrio decayó en importancia pero ganó en color: muchas de esos caserones abandonados se transformaron en conventillos, es decir, viviendas de alquiler donde era posible encontrar familias enteras habitando cada uno de los cuartos de las viejas mansiones.
Entre las calles Defensa y Brasil y las avenidas Paseo Colón y Martín García, se extiende el Parque Lezama, originalmente conocido como quinta de los ingleses, ya que su primer propietario fue un ciudadano de ese origen. Dicen que en las cercanías de esa barranca natural (conocida como Barranca de Marcó) se fundó la ciudad original, aunque otros ubican el hecho en La Boca. Lo que sí parece cierto es que allí, a fines del siglo XVIII, funcionó un depósito de negros esclavos de la Real Compañía de Filipinas.
En 1857, el predio fue comprado por Don Gregorio Lezama, que lo rodeó de una verja de hierro y plantó en él árboles y especies exóticas. Su viuda la vendió en 1894 a la Municipalidad con dos condiciones: que fuera destinada a parque y que llevara el nombre de su esposo. Sus deseos se cumplieron y en el lugar, desde entonces, los fines de semana se dan cita los modestos puestos de una feria artesanal, chicos vecinos que juegan a la pelota y artistas callejeros.
En lo que fue residencia del matrimonio Lezama funciona el Museo Histórico Nacional (Defensa 1600), que ofrece testimonios de la historia del país desde el Virreinato hasta la Guerra de las Malvinas, en un recorrido prolijo y bien mantenido por salones que están dedicados, cada uno de ellos, a distintos momentos históricos. Piezas de las culturas indígenas del Noroeste, la más antigua bandera del Ejército de Belgrano, objetos personales de Juan Manuel de Rosas, el original de la primera parte del Martín Fierro y gran cantidad de pertenencias del General San Martín están incluídos en la interesante colección.
Enfrente del Parque, en Brasil 315, la Iglesia Ortodoxa Rusa levanta sus cinco cúpulas de color turquesa, llamativas como todo el edificio. Inaugurado en 1904, fue una obra del arquitecto Alejandro Christophersen, según planos diseñados en Moscú. Cuando hay misas vale la pena entrar: el coro es imponente como también los vitrales y el mosaico que representa a la Santísima Trinidad, venido directamente desde San Petersburgo.
En la esquina con Defensa (calle que los fines de semana es peatonal entre la Av. Garay y Carlos Calvo), las mesas del Bar Británico son, desde hace 40 años, testigos de los cambios del Parque y sus alrededores.
El Pasaje de la Defensa, en el 1179, resulta un buen ejemplo de un conventillo de 1876, en lo que fuera la casa familiar de la familia Ezeiza: hoy convertida en una galería comercial con anticuarios, es posible recorrer sus dos pisos y los tres inmensos patios.
A pasos de la esquina de Defensa y Humberto 1º, la Iglesia de San Pedro Telmo, también tiene cúpulas para exhibir, esta vez de azulejos Pas de Calais (blancos y azules, característicos de la arquitectura rioplatense del XIX).
En 1734, los jesuitas decidieron construir en la zona una iglesia dedicada a Nuestra Señora de Belén y junto a ella una Casa de Ejercicios Espirituales para hombres. Con la expulsión de la orden, las obras, inconclusas, fueron acabadas años más tarde por los padres Betlehemitas que se harían cargo del templo y de la casa, que se transformó en cárcel. En 1806, se creó la Parroquia de San Pedro González Telmo y se designó a Nuestra Señora de Belén como su sede hasta que se construyera la definitiva, lo que nunca se concretó. La parroquia Nuestra Señora de Belén, conocida como Iglesia de San Pedro Telmo, fue concluida en 1876. En las visitas guiadas se recorre el claustro jesuítico, la sacristía donde están colgados los cuadros de las Doce Sibilas recientemente restaurados y la parroquia, con su imponente órgano, aunque lo más interesante es enterarse de la historia del lugar.
A pocos pasos de allí estaba la Plaza del Alto, bautizada en 1822 como del Comercio y en la cual se instalaría un mercado (del mismo nombre), en 1861. Dieciséis años más tarde, volvería a ser plaza y en 1900, cambiaría el nombre por el que lleva actualmente: Coronel Dorrego. Todos los domingos, de 11 a 18 es la sede de la Feria de Antigüedades (ver Ferias de Buenos Aires).
A su alrededor, se abren infinidad de tiendas de anticuarios y galerías de arte para recorrer con tiempo y ganas, de las que se destacan Fred & Ginger (Defensa 1170), por sus afiches de cine y publicidad de otros tiempos y Old Dream (en el 812), dedicada exclusivamente a juguetes que usaron niños de antaño.
Un Mercado Municipal (Defensa 961) de 1897, donde los puestos de carne, frutas y verduras alternan con otros que venden objetos antiguos, fotos viejas y ropa usada; el decadente −y algo deprimente− cine del barrio, el Cecil (Defensa 845), transformado en galería y un antiguo edificio tipo conventillo de 1860 convertido en la Galería del Viejo Hotel, en Balcarce 1053, sede de locales de antigüedades, artesanías y ateliers, son típicos hallazgos de San Telmo.
A unos pocos metros del cruce de Defensa y la Av. Independencia se abre el Pasaje San Lorenzo, una cuadra de antiguas fachadas coloniales en la que al final, en el número 380, se encuentra la Casa Mínima, una construcción de sólo 2,50 m de frente por 13 de fondo que, según dicen, fue alguna vez residencia de esclavos libertos. No está abierta al público.
A la entrada del pasaje, el Zanjón de Granados (Defensa 755) es una interesante alternativa para conocer los vestigios de la antigua Buenos Aires. Se trata de un edificio del siglo XIX cuyos subsuelos muestran cimientos, muros, pisos, aljibes y pozos ciegos construidos −y destruidos− entre 1730 y 1865. En la visita, muy bien organizada por cierto, se cuenta la historia de la ciudad desde su primera fundación en 1536.
La avenida Independencia marca el límite entre San Telmo y Montserrat: la historia de este barrio es la de la ciudad misma, baste decir que tuvo su propia Plaza de Toros y que fue llamado del Tambor, por la cantidad de negros que vivían en sus calles.
Yendo en dirección a Plaza de Mayo, se puede visitar Wussmann, una galería de arte y casa de encuadernaciones, en Venezuela 574. Se trata de un predio de 1875, construido en uno de los solares que Juan de Garay repartió entre los 64 vecinos fundadores de Buenos Aires. En el edificio restaurado, donde se pueden ver los restos de las reformas que sufrió a lo largo de su vida, funciona también un anticuario, un local de objetos de cuero y la trastienda de la galería, dedicada al arte contemporáneo. El mismo criterio conservacionista del edificio se mantiene en la oferta del taller de grabado y de artes gráficas de la imprenta, cuya labor artesanal es una rareza hoy en día.
En Defensa 422, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y Convento de Santo Domingo fue construido por la Orden de los Dominicos Predicadores en la segunda mitad del siglo XVIII. En la segunda Invasión Inglesa, fue capturada por los ocupantes: en una de las torres aún se ven las balas de cañón del combate que logró desalojarlos y en el mismo museo se lucen las banderas del regimiento británico derrotado. Tras la secularización de la orden, funcionó en una de las celdas la primera sede del Museo de Historia Nacional y un observatorio astronómico. En el atrio, un mausoleo conserva los restos del General Manuel Belgrano, creador de la bandera nacional.
El rico pasado de Montserrat se revela a través de reliquias como la Farmacia La Estrella, en Defensa y Alsina, que data de 1834 y es la más antigua de la ciudad. El edificio actual fue construido en 1881, tiene pisos de mayólicas venecianas y la ornamentación incluye cristales de Murano y mármoles de Carrara. En el cielorraso se destaca un mural que muestra una escena alegórica de la salud y la farmacia venciendo a la enfermedad.
En Defensa 219, en una casa de 1890, el Museo de la Ciudad ofrece una encantadora muestra permanente de juguetes viejos: hay muñecas, libros, autitos, bicicletas, cocinitas, vajilla, figuritas y hasta sogas de saltar muy antiguas pero muy bien conservadas. También existen dos salas que reproducen habitaciones de la época con muebles originales del 1900: vale la pena hacerle una visita.
La Manzana de las Luces, en Perú 272, es un edificio jesuítico de la época colonial, cuyo nombre alude las enseñanzas iluministas que se impartían allí: esas construcciones, obra del Virrey Vértiz fueron usadas para la primera biblioteca pública, el archivo general y la Academia de Medicina y el Departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Ya en tiempos independientes, albergaron a la Sala de Representantes ?donde sesionaba el Congreso Nacional en el 1800− y el Colegio Nacional de Buenos Aires creado en 1863. Los guías a cargo de las visitas hacen muy ameno el recorrido y aportan datos interesantes de la historia de la ciudad. El lugar tiene un museo de sitio, desde donde se ven los túneles subterráneos que en el 1800 lo comunicaban con otros edificios cercanos.
Por la entrada de Julio A. Roca al 600, se accede al Mercado de Las Luces, donde se venden artesanías y antigüedades, pero cuyo atractivo principal es el mismísimo edificio.
Muy cerca, la bella Iglesia de San Ignacio (Bolívar 225) y casi enfrente, la tradicional Librería de Ávila (en Bolívar y Alsina), la primera de la ciudad (se fundó en 1785) y por la que pasaron grandes personalidades de la intelectualidad argentina. Hoy es un reservorio de libros antiguos, reliquias y ejemplares agotados de temas diversos. En el subsuelo está el Almacén y Bar Literario donde uno puede sentarse a leer sobre sillas y sofás de época y rodeado de libros de páginas amarillentas, objetos únicos y antigüedades.
Un poco más allá, en Independencia 1190, funciona desde 1795 la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, única que conserva en la ciudad su arquitectura original de la colonia. Mantiene la función para la que fue creada, ero una vez al mes abre sus puertas al público y se pueden recorrer tres de los nueve patios, la capilla menor, oratorios y las celdas que usaban para los ejercicios espirituales, en una visita que puede resultar un tanto prolongada.
Museo Histórico Nacional
Defensa 1600. 4307-1182/4457/3157. De martes a viernes de 11 a 17 y los domingos de 11 a 18. Visitas guiadas: domingos a las 15. $2.
Iglesia Ortodoxa Rusa
Brasil 315. Abre cuando hay misas: sábados a las 18 y domingos a las 10.
Iglesia San Pedro Telmo
Humberto 1º 340. La Iglesia está abierta todo el día, todos los días. El museo, abre los sábados de 10 a 13 y los domingos de 16 a 18. Los domingos a las 16 hay visitas guiadas, por $2.
Mercado Municipal
Defensa 961. Abre todos los días, menos los lunes, de 10 a 19:30.
Museo de la Ciudad
Defensa 219. 4343-2123. De lunes a viernes de 11 a 19. Los domingos de 15 a 19. Miércoles gratis.
El Zanjón de Granados
Defensa 755. 4361-3002. De lunes a viernes de 11 a 17 y domingos de 12 a 17:30. Visitas guiadas: de lunes a viernes a cada hora, entre las 11 y las 17, duran una hora. Los domingos, cada media hora, también tienen media hora de duración y empiezan a las 12. Guías bilingües.
Galería Wussman
Venezuela 574. 4343- 4707. De lunes a viernes de 10 a 20 y los sábados de 10 a 14.
Farmacia La Estrella
Defensa 201. 4343-4040/ 4331-7220. De lunes a viernes de 9:30 a 19:30.
Manzana de las Luces
Perú 272. 4342-9930/6973. Todos los días de 15 a 20. Visitas Guiadas: lunes a viernes a las 15. Sábado y domingo de 15 a 20, cada hora y media.
La Librería de Ávila
Alsina 500. 4331-8989. De lunes a viernes de 8:30 a 20 y los sábados de 10 a 17.
Santa Casa de Ejercicios Espirituales
Independencia 1190. 4305-4285. Un domingo por mes, se realiza una visita guiada de dos horas. Niños hasta 12 años, gratis. La visita es sólo en español.
Fotos de Kiki Boccarelli
Publicado en Ed. Especial Lo Mejor de Buenos Aires. Diciembre 2005.