Existen tantos Méxicos como tipos de chiles. Tan hospitalario como intenso, el país de los pimientos infinitos es generoso en cultura, costumbres y gastronomía. De eso podemos enterarnos, lo hayamos visitado o no, a través de íconos universales como sus pirámides mayas, los autorretratos de Frida Kahlo, el cantito mariachi o el guacamole. Pero, si bien es casi imposible no reconocer alguno de ellos, también es necesario saber que hay muchos otros por descubrir. De eso se trata la costa oeste del estado de Nayarit que, sobre el Pacífico, propone playas tan agrestes como pintorescas, muchas olas y el encanto de la vida de pueblo.
Conocida como Riviera Nayarit desde hace 12 años, se extiende a lo largo de 307 kilómetros por la costa del Pacífico y está enmarcada por las montañas de la Sierra Madre. A sólo quince minutos del Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta, esta región incluye a la turística Nuevo Vallarta, al histórico pueblo de San Blas, al exclusivo refugio de celebridades Punta Mita y al hippie chic Sayulita, además de otros pintorescos pueblos de pescadores como Bucerías o San Pancho.
Entre los atractivos más destacados de este tesoro del pacífico mexicano se destacan deportes como el surf y el golf, y actividades en contacto con la naturaleza como el avistamiento de ballenas (a partir de noviembre), la liberación de tortugas y la observación de aves. Además, aventuras en las zonas montañas como tirolesa y trekking, cocina de nivel y la artesanía de la tribu nativa: los huicholes. ¿Lo mejor? En la costa pacífica no hay sargazo y la cuestión medioambiental es prioritaria: no entregan bolsas plásticas ni sorbetes y hay mucha cartelería preventiva sobre el tema.
De origen desconocido, el sargazo llegó al Caribe mexicano para quedarse. Comenzó en el verano de 2013 cuando se registró la aparición en las costas de cantidades atípicas de esta macroalga. Desde entonces, la situación se volvió constante y afecta a 19 países. Sólo en el estado de Quintana Roo, se recolectaron 500.000 toneladas de sargazo en 2018 y se calcula que para este año la cifra será el doble. La situación es complicada, no solo porque afecta la estética y el bienestar del turista (incluso dicen que hasta opaca el color cristalino del mar), sino también por su impacto ecológico que es todavía incierto e inconmensurable. Esta cuestión ha hecho que en la Riviera Maya (Cancún, Tulum y Playa del Carmen a la cabeza) mermara la llegada de turistas -tanto nacionales como extranjeros-, y muchos pongan el foco en la Riviera Nayarit.
Elegida por los canadienses y norteamericanos que viven más al norte y padecen el frío, la zona vive su temporada alta cuando los recibe de noviembre a abril, y sus temperaturas ¡de invierno! promedian los 25°C. En la misma latitud que Hawai, Riviera Nayarit está dominada por un clima tropical que en su verano (junio a agosto) es muy caluroso (con temperaturas que superan los 30°C) y detenta lluvias y tormentas eléctricas. Entonces, es cuando llega el turismo local, más escandaloso que el internacional, desde el DF (75 minutos en avión, 8 horas en auto) y el interior mexicano.
Como en otro país
Quizás Puerto Vallarta resuene en el oído de los argentinos haciéndose eco de los ostentosos y locos años 90. Es que entonces, bajo la tracción del 1 a 1, el balneario mexicano se convirtió en destino obligado para esos compatriotas que ya conocían Miami, Aruba, Punta Cana y la Riviera Maya. Ahora, allí está "la movida". Ideal para parejas jóvenes o manadas de solteros, brinda una oferta de paquetes y vida nocturna que nada tiene que ver con nuestra protagonista, de la que distan solo 10 kilómetros y el río Ameca. De un lado, el estado de Jalisco (Puerto Vallarta) y del otro Nayarit y su Riviera que posee 23 microdestinos y cerca de 15.000 camas. Veamos la cuestión con más detalle.
Una de las particularidades de la zona es la singularidad de su mar que, bañado por el océano Pacífico recrea algo de los célebres oleajes hawaianos. De temperatura cálida y mar revoltoso, es elegida por los surfistas de todas las categorías. Dicen, la ventaja es que las olas son más largas que el promedio y eso permite mantenerse más tiempo sobre la tabla permitiendo mejores prácticas, tanto para principiantes como para avanzados. Por eso es muy común ver escuelas de surf que ofrecen clases individuales o en grupos y paquetes por cursos. Además, alquilan tabla y los profesores, seguros de sí mismos, prometen no cobrar la clase si el alumno no logra pararse y surfear -al menos- una primera ola.
Para explorar
Uno de los máximos atractivos naturales de la región son las Islas Marietas y su Playa Escondida, famosas por... un video que se hizo viral y las popularizó en el mundo entero. Llegar no es sencillo: hay que tomarse una lancha desde las costas de Punta Mita y nadar unos diez minutos a mar abierto, atravesar una cueva para finalmente descender en la playa desértica y paradisiaca.
Importante: llevar traje de baño y protección solar (que debe colocarse con anticipación para que penetre en la piel y no ensucie tanto el agua); el snorkel (hay algo de visibilidad hacia el fondo) y el salvavidas es provisto por la empresa. Y a tener en cuenta: la zona es una refugio ecológico protegido por el gobierno mexicano y como son muy estrictos con la preservación no está permitido ni dejar basura ni llevarse souvenirs naturales, tampoco pernoctar en las islas.
Bucerías le debe su nombre a los conquistadores españoles quienes lo bautizaron de tal forma en alusión a la actividad de buceo que realizaban los nativos en busca de conchas y ostras para comerciar con los pueblos de la montaña. En Bahía de Banderas y a 8 kilómetros de Puerto Vallarta, se trata de un pueblo típico de calles empedradas y fachadas coloridas con un encanto y una tranquilidad especial. Con una costa extensa, rodeada de restaurantes de playa, un imperdible es su mercado que ofrece además de tejidos estridentes y bolsos de mimbre, gran cantidad de arte huichol en forma de pulseras, collares, y aros de colores estridentes y formas geométricas que se realizan con piedra chaquira (parecida a nuestras mostacillas).
Sayulita es otro de los microdestinos estelares dentro de la Riviera. Definido como pueblo mágico, tiene unas playas chulísimas, según la jerga local, y un espíritu descontracturado. Paraíso para surfistas, es sencillo y pintoresco, con una plaza principal rodeada de bares y restaurantes, algunos de los cuales ofrecen música en vivo por la noche. Además, hay varios puestos de artesanías y un producto que merece ser materia de exportación: una pomada para dolores musculares con árnica, marihuana y peyote (el cactus que sólo se encuentra en el norte de México y cuyos efectos medicinales y psicoactivos fueron descubiertos por los huicholes) que preparan las tribus locales y venden por 7,5 dólares el pote.
Lo más top dentro de la Riviera es Punta Mita. Allí veranean celebridades como Paris Hilton, jeques árabes, las hermanas Kardashian y varios jugadores de la selección mexicana. No hace falta aclarar que contiene las mejores playas y aunque la mayoría está rodeadas de mansiones lujosas y hoteles clasificados según diamantes, son públicas. Así lo establece la ley costera mexicana y gracias a ella es posible, aunque el bolsillo no permita hospedarse en ellas, al menos conocerlas.
En conclusión: de pimientos infinitos, olas que parecen eternas, generosa hospitalidad y mucho relajo está hecha la Riviera Nayarit, una opción en el México libre de sargazo.
Platos bien enchilados
Si nuestra alimentación se basa principalmente en el trigo, la carne vacuna y los tubérculos, la del oeste mexicano se nutre de maíz, mariscos y pescados, aguacate (palta) y pimientos. Ellos lo "enchilan" todo y por eso antes de consumir cualquier comestible los locales aconsejan ser precavidos. Para ello sugieren un ritual sencillo pero eficaz: se trata de embeber la yema del dedo índice en la salsa, el arroz, o el pescado en cuestión y degustar. Como en todo, con poca cantidad, se minimiza el riesgo. Y así se evita el temido enchilamiento que, con síntomas variados, puede ser bastante desagradable.
Más allá del picor o justamente gracias a él, la comida mexicana se destaca por su sabor. No volverse sin probar: clásicos como aguacate o tacos (en todas las combinaciones posibles), huevos rancheros para el desayuno, algo con tamarindo (la pulpa de una fruta que sabe parecido al tomate), aguachiles (una especie de ceviche, típico de Nayarit y Jalisco, que lleva camarones frescos, chile y pepino, para apaciguar el picor), chilaquiles (tortillas de maíz fritas servidas en una especie de guiso), jugos de todo tipo (atención a los de mamón y el energizante yaka) y margaritas. Para los valientes: chapulines, gusanos y hormigas chicatanas. Se sirven salteados y con sal, son crocantes y se maridan con... ¡tequila!
Datos útiles
Cómo llegar
Hasta Puerto Vallarta, por Aeroméxico, con escala en Ciudad de México, desde US$ 900; o por Delta, con escala en Atlanta, desde US$ 1200.
Dónde dormir
En Sayulita: El pueblito de Sayulita, un hotel boutique con diseño folklórico y cálido de colores brillantes. US$ 150 la doble que incluye desayuno. https: //www.elpueblitosayulita.com/
En Bucerías. Hotel Refugio del Mar. Ofrece aparts de una o dos habitaciones, con cocinas equipadas. Con pileta al aire libre y wifi. Desde US$ 80 por noche para dos personas. https: //hotelrefugiodelmar.com.mx/
Qué hacer
Visita a las Islas Marietas. El tour cuesta US$ 100. Incluye traslado (terrestre y marítimo), snorkel y salvavidas.
Cambio
19,60 pesos mexicanos equivalen a un dólar norteamericano.
Más información
www.rivieranayarit.com.mx