A ambos lados del eje virtual que va de Susques a Santa Catalina, los caminos se encuentran y bifurcan para trazar uno de los itinerarios de altura más bellos del Norte. La RN 40 es el hilo de Ariadna de este viaje esencialmente andino y multicolor. Los invitamos a reproducir el recorrido que realizó LUGARES con esta galería de imágenes.
En la soledad de la Puna brilla la luz silenciosa de los salares, largas franjas apaisadas que encandilan por el sol y destellan bajo la luna como espejos suspendidos, en los que abrevan las mineras. Una vez agotado el recurso, se esfuman, y queda el resabio letal del abandono. Más tarde o más temprano, una mina es eso, sinónimo de muerte. No hay ofrendas a la Pachamama que la mitigue.
Vialidad proyecta las rutas, pero en la Puna existen caminos invisibles que atraviesan abras y faldeos, recorren valles y lechos fluviales según los trazó la trashumancia hace milenios, muchísimo antes de que España desembarcara con la cruz, el mal de la codicia y el arcabuz. De tal arremetida histórica quedó un saldo de iglesias –las más de memoria jesuítica– que esconden los pliegues montañosos y embellecen el corazón de algunos pueblos. Esas piedras angulares sostienen el sentido de la vida en la dimensión andina, donde el aire huele intensamente a tola y entre la variedad de arbustos aromáticos que engloba el genérico nombre ramonean vicuñas, llamas, cabras, ovejas.
LUGARES realizó tres recorridos (el segundo en dos etapas) que se sintetizan en la galería de fotos. Para los que quieran imitarlo, estos fueron los itinerarios:
- A. Barrancas + Alfarcito
- B1. A Olaroz Chico por Susques + Rosario de Coyahuaima + Noche en Coranzulí
- B2. Cusi Cusi + San Juan de Oro + Santa Catalina
- C. El Angosto + Casira + Laguna de los Pozuelos