Eran apenas 100 metros que cortaban la manzana formada por la Avenida del Libertador y las calles Carlos Pellegrini, Cerrito y Posadas. Terminaban en una escalera que le daba cierto aspecto de París a este sector del barrio de Retiro. Adoquinada y con faroles franceses, fue demolida en 1979 para ampliar la Av. 9 de de Julio.
Aunque a veces se lo ve escrito como Seeber, el pasaje se llama Seaver en honor a Benjamin Franklin Seaver, marino americano que fue segundo de la escuadra que en 1814 comandó Guillermo Brown. Era teniente coronel y estaba al mando de la embarcación Juliet. Falleció el 11 de marzo de 1814 en un feroz combate cerca de la isla de Martín García.
Según publicó Carlos Ulanovsky en la revista Panorama en 1971 "el Seaver está allí desde el 27 de abril de 1893, cuando todavía Libertador se llamaba Paseo de Julio, y Carlos Pellegrini, Artes. Tiene un piso por debajo del nivel de todas las calles, porque antes de ser lo que es fue refugio de desechos aluvionales que venían de otros rincones. Luego, por muchos años, albergó caballerizas, cocheras, despachos de leña y carbón, parador de estibadores, mala y buena gente, pitucos, malandras".
Con los años fue conquistando a una comunidad muy especial de vecinos. Era una mezcla de edificios construidos por los famosos Villalonga y Milberg, los fondos de un restaurante (La Porta de Oro), la embajada de México, el cabaret Can Can de la alemana Lisselotte Wagner (sucesor de uno que marcó toda una época, llamado Amok), donde actuaba Federico Peralta Ramos, que irrumpía con su casco de luces titilantes. Por su aire europeo era de las más fotografiadas y visitadas por turistas. Allí se filmó parte de la película Mosaico (1970) con Federico Luppi, El Rufián (1961) de Daniel Tinayre, Mi novia el… (1975) con Susana Giménez y Alberto Olmedo y Las turistas quieren guerra (1977) con Alberto Olmedo y Jorge Porcel. En esta última un micro lleno de turistas se estacionaba sobre Posadas frente a la escalera del Seaver. Olmedo y Porcel bajaban la escalera siguiendo el rastro de las turistas que ingresaban en una galería de arte. Resulta así un excelente registro fílmico de la desaparecida arteria porteña.
Por su aspecto europeo, o quizás por esa combinación de arrabal y barrio elegante, el Seaver fue convocando artistas. Allí vivió el escritor Jorge Masciángioli, novelista y autor teatral. También el modista Paco Jamandreu, las vedettes May Avril y Xenia Monty (que habían venido con la compañía Folies Bergere) y el poeta Martínez Howard. Junto al estudio fotográfico Nicteo del publicitario Enrique Grimberg, había una casa rosada con una placa que decía: "A Chalo, sus discípulos de Seaver. 19-3-45". Chalo era el escultor Gonzalo Leguizamón Pondal (1890-1944). Fue uno de los personajes más ilustres del pasaje, ya que gracias a su intervención se colocaron las hermosas farolas que iluminaban la calle, incrementando ese aire de Montmartre con el que colaboraba la escalera. El artista tenía en su casa una escultura de tema hípico de Degas, rejas espléndidas y objetos de gran valor. Quedaba justo frente a la casa en la que en 1970 presentó Luisa Mercedes Levinson su libro La casa de los Felipes. A su vez, en un corralón del Seaver tuvo sede la Fundación Ars Musicalis, cuyo grupo coral era dirigido por Jesús Gabriel Segade.
En 1953, sobre la escalera del pasaje se creó la plaza Coronel Toribio Tedín. Según el historiador Leonel Contreras, a partir de entonces "la placita se convirtió en el telón del Pasaje Seaver. Los primeros rockeros porteños transitaron frecuentemente por la zona". Cuenta el periodista y escritor Miguel Grinberg que más de una vez terminaron Tanguito y Moris sentados en la escalinata cantando o tocando la guitarra.
Otros habitantes con prosapia fueron el arquitecto Enrique Blaquier; Enrique Ruiz Guiñazú –ex embajador en la República Federal Alemana y padre de Magdalena–; el abogado Alberto Aguirre Legarreta; el periodista especializado en temas financieros Silva Garretón; la pintora Bibí Zogbé, maestra en temas florales y hasta Juan José Sebreli. En el que fue el estudio de danzas de Ekaterina de Galantha terminó funcionando la academia de judo de Kumazawa, que luego se mudó a los subsuelos del hotel Alvear.
Sin embargo, el Seaver nació prácticamente con el certificado de defunción bajo el brazo. Desde 1889 se proyectaba la construcción de una avenida Norte-Sur desde Plaza Constitución hasta el Paseo de Julio (Av del Libertador). El arquitecto de la mansión Alzaga Unzué, Robert Russell Prentice, por ejemplo, previó una puerta sobre esa futura avenida, mucho antes de que se concretara. La ampliación de la Av. 9 de Julio (que llegaba hasta Paraguay) tomó forma recién en los años 60. A comienzos de los 70 ya no parecía haber vuelta atrás. En 1974 surgió una Comisión de Amigos que intentó detener esa embestida. Armaron un concurso de pintura que promovió retratar los frentes del pasaje antes de que cayeran bajo la piqueta, y finalmente, las primeras casas fueron demolidas en abril de 1979.