Julio Cecilio Perrando fue el primer médico cirujano del Chaco y fundador del primer Hospital Regional de la capital que hoy lleva su nombre. Hijo de un inmigrante de la Liguria, su casa fue recuperada y es sede de la Asociación Italiana de Resistencia.
Llegó a Resistencia en 1904, recién recibido, y con el título de médico bajo el brazo. Quería servir en un territorio lejano, y el Chaco lo era, y mucho más que ahora. Como Cirujano de Cuerpo del Ejército Argentino armó las primeras tiendas sanitarias de campaña, asistiendo tanto a soldados como a la población indígena y criolla.
Había nacido el 1 de julio de 1879 en una antigua casa porteña de la calle San José, Buenos Aires, adonde sus abuelos Antonio y Assunta llegaron en barco desde Sassello, un pueblo en la Liguria italiana.
En 1910 fundó el Hospital Regional que hoy lleva su nombre - primer hospital de la ciudad que dirigió durante tres décadas - hasta convertirlo en un modelo y ejemplo del norte argentino. También dirigió la primera maternidad del territorio. Desde ahí "infundió nociones de puericultura y dietética, para que la patria tuviera soldados fuertes y sanos y para que este rincón de suelo argentino, creciera una raza vigorosa, como el quebracho que domina sus bosques", asegura Maximiliano Fernández en su ensayo histórico sobre Perrando.
Como Médico Municipal brindó atención domiciliaria dirigiéndose a caballo a lo de cada paciente, como director del Hospital, se presentaba todos los días a las cuatro de la mañana para hacer una inspección de higiene y orden y como investigador, se destaca el trabajo que hizo junto a Carlos Chagas (hijo) y Salvador Mazza para la erradicación de la vinchuca.
Para Perrando el motivo por el cual un paciente empeoraba o no progresaba era la mala atención del médico. Se hablaba de su doble personalidad porque con sus pacientes el trato era cálido y amoroso (tanto que, para apaciguar a los pequeños pacientes que se volvían temerosos al ver las agujas y elementos médicos, cantaba antiguas canciones de cuna en italiano, aprendidas en su infancia) pero ante los demás, era autoritario, frío y exigente.
El 16 de mayo se cumplieron 5 años de la inauguración del Chalet Perrando, Patrimonio cultural de la provincia de Chaco y un valiosísimo edificio histórico, tanto por su valor arquitectónico como por quien la habitó desde que se construyó hasta el día de su muerte.
Villa Perrando
A los pocos años de su llegada a Resistencia, Perrando inició la construcción de la antigua casona llamada "Villa Perrando" en la que vivió hasta el día de su muerte. (Av. Sarmiento 350). Su madre, María Alconero, dejó Buenos Aires para instalarse en Chaco junto a su hijo, le cedió una esquina de la manzana que había comprado para hacerse su casa.
La casona se construyó siguiendo los planos de la casa del Dr. Adolfo Rapaccioli quien vivía junto a su familia en un palacete construido por el arquitecto suizo Bruno Del Mónico en 1919, en las esquinas de Corrientes y Mitre. Perrando quiso insistentemente comprarle la propiedad Rapaccioli y si bien éste nunca accedió, decidió entregarle los planos como regalo de cumpleaños, para que pudiera hacerse una casa muy similar. Así es como Resistencia tiene dos residencias gemelas. El chalet Rapaccioli también fue restaurado (ver ayer-hoy, arriba).
El chalet de estilo francés bautizado "Villa Perrando", en honor a las villas italianas, se construyó entre 1924 y 1928 y se convirtió en una verdadera joya arquitectónica con pisos de pinotea canadiense, aberturas de madera norteamericana, pinturas de artistas franceses con molduras italianas, pisos de mosaicos alemanes y escaleras de mármol de Carrara. Y claro,contaba además con un consultorio médico y quirófano de urgencia.
Julio Cecilio murió de leucemia en 1957. Tras su fallecimiento, su hermano Héctor ocupó el chalet por un tiempo más, pero como como no había herederos, la casa se cerró tal como estaba, con valijas, manteles, vajilla, botellas con sueros, recetarios, libros, camas tendidas y cortinas puestas. Se cerró como si sus dueños hubieran partido por unos días y permaneció sumergida en el olvido durante más de medio siglo, hasta 2013.
En 1996, la Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco la declaró "Patrimonio Cultural de la Provincia", en 2007 se promovió su expropiación, en 2011 la Asociación Italiana de Resistencia tomó la responsabilidad de recuperarla junto al Instituto de Cultura de la Provincia. Cuando en 2013 tomaron posesión de la propiedad y pudieron acceder "parecía lo que quedó del Titanic después de hundirse", cuenta Marcela Murgia Lamanna, titular de la asociación que estuvo al frente del proyecto de reconstrucción.
De la mano de Icomos, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, se hizo un diagnostico y se estableció un plan de acción que exigía tiempo, paciencia, dinero y mucho trabajo. Fueron tres años durante los que se trabajó en tres etapas: espacio exterior, jardines,veredas, recuperación del diseño original francés; después se encargaron del techo y sus pizarras francesas que se estaban desintegrando y, en un tercer momento, del interior del chalet y sus muebles.
Se empezó a armar la casa, a levantar lo derrumbado, a entender cómo estaba antes y qué iba en cada habitación gracias la ayuda de un matrimonio que vivió en pequeña casa de servicio dentro del predio desde 1957 a 2013, de personas que habían trabajado en la casa y aún estaban vivas y de vecinos de toda la vida, a través de sus recuerdos o de fotos.
Hoy es sede de la Asociación Italiana de Resistencia donde se dictan cursos de cultura, idioma y cocina italiana. El chalet en sí se conserva como museo y en los jardines se hacen talleres, actos, cine y conciertos custodiados por la figura de un trabajador incansable que supo llegar al corazón de los chaqueños.