Quién es Santa Corona, venerada en Europa en tiempos de epidemias
Aunque parezca increíble, en un pueblo alemán veneran a una santa que se cree que es la patrona contra las epidemias y la llaman Santa Corona. Ea una antigua mártir del siglo II, cuyos restos pertenecían a los tesoros de Carlomagno. Esta es su historia.
Los francos, los invasores bárbaros y los reyes holgazanes, que reinaron sobre las Galias y el valle del Rin durante varios siglos después del desmantelamiento del Imperio Romano, son lejanos recuerdos de clases de historia europea. Curiosamente, el soberano más prestigioso de aquellos tiempos sombríos está vinculado con una de las historias colaterales menos pensadas de la actual pandemia de Covid-19: se trata de Carlomagno, que logró reconstituir parte del poder imperial y le dio prestigio a su dinastía, considerada todavía de estirpe bárbara. Accedió al título de Emperador y fue coronado por el papa el día de Navidad del año 800. En lugar de Roma, Carlomagno instaló su capital en un palacio que su padre había construido en el corazón de los territorios francos, en una región compartida hoy por Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos.
Coleccionistas de reliquias
El emperador dirigió su vasto reino desde Aquis Villa, un latifundio que había sido una base militar romana, cerca de fuentes de aguas termales. Hoy es una ciudad alemana y figura en los mapas con distintos nombres: Aquisgrán en español, Aachen en alemán, Aix-la-Chapelle en francés u Oche en dialecto fráncico, una variante de luxemburgués. Allí conservó su tesoro, ampliado por sus sucesores durante los siglos siguientes. Y una de aquellas reliquias es objeto de devoción en estos días de pandemia…Santa Corona.
Hay que saber que los monarcas francos no circulaban jamás por los territorios que controlaban sin llevar con ellos los baúles que protegían sus objetos más valiosos. Había monedas, oro y piedras preciosas, pero también muchos objetos y huesos que pertenecieron a santos y santas. Eran marcas a la vez de piedad, poder y riqueza.
Más potente era el rey, más reliquias trataba de juntar para conservarlas o regalarlas a las iglesias que estaban bajo su protección. Y gracias a Carlomagno, la catedral de Aquisgrán se hizo con el mayor tesoro religioso de Europa fuera de Italia.
El actual edificio está en el centro mismo de la ciudad, pequeña de tamaño pero grande por historia. Es un buen ejemplo de la Europa actual, que quiere ser transnacional y multilingüística. Queda a escasos kilómetros de las fronteras alemanas con los Países Bajos y Bélgica, en una zona donde se encuentran diversos idiomas: el alemán y varios de sus dialectos, el francés y el holandés.
La magnífica catedral gótica es parte del Patrimonio de la Humanidad y fue ampliada continuamente a lo largo de 1200 años a partir del oratorio que Carlomagno hizo construir para su devoción personal. Es el octógono de la Capilla Palatina, de fines del siglo VIII, que conserva el trono y la tumba del emperador de los francos.
La reliquia más importante y valiosa del tesoro de aquella iglesia era nada menos que la capa de San Martín de Tours, el santo más venerado por los francos -el mismo que fue elegido muchos siglos más tarde como santo patrono de Buenos Aires-. Dicho sea de paso, esta vestimenta militar dio finalmente su nombre al edificio, que dejó de ser un oratorio y se convirtió en capilla: el lugar donde se guardaba la capa.
Aquella reliquia no figura más en el inventario del tesoro de los emperadores germánicos, pero se acumularon muchas otras junto a objetos litúrgicos de inestimable valor, expuestos en parte al público en varias salas de la Catedral (cuando la pandemia no confina a la gente en sus casas…).
Corona contra el coronavirus
Y como es cuestión de "el" virus, la Catedral de Aquisgrán tiene un as en la manga desde el año mil y hace algunos días anunció que lo expondrá a la devoción de los fieles: se trata de las reliquias de Santa Corona. Con un nombre así ¿quedará en las creencias como la patrona protectora que hay que invocar en tiempos de epidemia de coronavirus?
Lo cierto es que ya convocaba a cientos de miles de peregrinos y fieles durante la Edad Media en tiempos de enfermedades. Los primeros rastros de su culto fueron mencionados durante el siglo VI en el norte de Italia. Sus reliquias estuvieron un tiempo en Feltre luego de haber sido llevadas a Venecia desde Oriente. El Emperador Otón III se las llevó desde ahí a Aquisgrán en torno al año mil.
¿Quién era Corona? Fue una mártir, mencionada en las crónicas también como Estefanía -la versión griega de su nombre- que vivió en Oriente y murió descuartizada hacia el año 177, cuando tenía apenas 16 años. Lo poco que se sabe de ella es que fue atada a dos palmeras, dobladas una hacia la otra para ser luego desmembrada cuando se liberaron los troncos. Por esta razón siempre figura entre palmas en las iglesias de Austria, Baviera y el norte de Italia, donde su culto es más relevante que en otras partes y donde empezó a ser invocada en tiempos de enfermedades y contagios.
La actual vocera de la catedral de Carlomagno, Daniela Lövenich, tuvo que precisar sin embargo en entrevistas con la prensa alemana que "no es la patrona contra el coronavirus". La cercanía de los nombres es demasiado llamativa o la destreza de la gente demasiado grande: lo cierto es que se elevaron muchos pedidos para que las reliquias de la joven mártir estén expuestas.
De hecho, la catedral tenía previsto sacarlas para una muestra programada para dentro de unos meses. El relicario saldrá entonces antes de tiempo para ser presentado a los fieles. Se trata de un pesado objeto en forma de iglesia que pesa 98 kilos. Es tan grande que no entra en las vitrinas de exhibición y por eso se lo mostrará en otra parte de la catedral. Fue realizado a principios del siglo XX, cuando varias osamentas fueron desplazadas durante una serie de obras.
Carlomagno y sus sucesores, grandes coleccionistas de reliquias de santos, sin duda no imaginaron que algún día aquellos restos que trajeron de los Alpes italianos serían invocados en busca de protección para un virus que llegó desde Asia, una región del mundo que prácticamente ni figuraba en sus mapas.
Santa Corona no fue invocada solamente en tiempos de enfermedades. En varias regiones de habla alemana la Kronengebet (la plegaria de Corona) se asimilaba a un ritual mágico que facilitaba el hallazgo de tesoros o de dinero. Por esta razón, la santa está asociada con la moneda en varios países del este y del norte de Europa (todavía circulan coronas suecas, danesas, noruegas y en la República Checa).