Puerto Bemberg: un punto entre las Cataratas y Posadas para reversionar el típico viaje a Misiones
A casi 50 kilómetros de una de las siete maravillas del mundo y a 267 de la ciudad capital, esta reserva apostada en el corazón de la selva deja huella en sus visitantes por su paz, sus sabores, la calidez de su gente, la articulación con la historia y la preservación de la naturaleza
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PUERTO BEMBERG, Misiones.- Aquí todo es colorado y selvático. Pero la noche se hace de golpe y lo oculta. Llegar a la Posada Puerto Bemberg requiere atravesar un camino de ripio rodeado de árboles, a nueve minutos de Puerto Libertad. Un cartel de madera marca la entrada y, ya adentro, unas luces tenues y cálidas dispuestas entre la vegetación dan algunas pistas de aquello que se esconde en la oscuridad. Dos jóvenes amables, de pantalones color caqui y de chomba y gorra verdes, reciben a los huéspedes y los guían hasta las habitaciones, amplísimas. No se despiden sin hacer antes la primera aclaración: solo hay WiFi en la recepción y en la sala.
La pandemia de coronavirus llamó a reversionar la excursión habitué en Misiones, que solía incluir un paso por Brasil y otro por Paraguay, y condujo a otros sitios en la provincia que valen la pena tanto como aquellos que debieron dejarse de lado por el cierre de fronteras. A casi 50 kilómetros de Puerto Iguazú y a 267 de Posadas, por la ruta nacional 12, Puerto Bemberg aparece como uno de esos destinos.
Este lugar incrustado en el corazón de la selva implicará una desconexión -que pasará a ser voluntaria- para inmiscuirse de lleno en un sitio que con las primeras plantaciones de yerba mate a principios de 1900 tuvo un esplendor inusitado para el momento en dicha región; que por la expropiación peronista quedó en la debacle; y que ahora por su paz, sus sabores, la calidez de su gente, la articulación con la historia y la preservación de la naturaleza dejará huella entre sus visitantes sobre lo que es la vida despojada.
El cuarto de la Posada tiene un somier gigante, cuyo respaldo es de madera multicolor originaria de los conventillos de La Boca, en Buenos Aires, y que invita a hundirse. Hay también un espejo altísimo que refleja una biblioteca con libros y dos sillones con una lámpara.
Ir tras el WiFi es un simple engaño para conocer la sala, donde entre la pulcritud aparece otra biblioteca repleta con 2000 libros. Sus estantes están hechos con tablones de la vieja cancha del club Newell’s Old Boys, de Rosario. También hay un piano, sillones y está el fuego encendido de la chimenea. Raras veces, como ahora, hace frío.
La cava y un palmito gratinado
Por un pasillo se llega a la bodega que tiene 1600 botellas y aunque en el tramo hay algunos escalones da vergüenza prender la luz del celular para no tropezar porque eso rompería la mística. Son las 20 y es Jonathan quien guía una cata de vinos intercalada con bocaditos exquisitos que preparan en Puerto Bemberg, como un convite inicial a la gastronomía de este lugar que con sus sabores se enraíza en lo más propio de la flora y la fauna de Misiones.
En esta actividad en la cava, que está rodeada por un mural del artista mendocino Eduardo Hoffmann, no falta el detalle de aquello a tener en cuenta para realizar una buena degustación. Puede ser interesante incluso para alguien que jamás haya probado un vino en su vida, ya que sirve para adentrarse en el clima acogedor de Puerto Bemberg, entre velas, flores rosas y el silencio exterior. La noche culmina con una cena que incluye comida misionera autóctona. Un palmito gratinado como entrada marca a fuego el paladar.
La llegada del sol muestra todo aquello que la noche tapó. La ventana del cuarto estalla en verdes y se distingue una planta de flores fucsias que sería la envidia de cualquier patio capitalino. El desayuno aguarda en la galería exterior de la sala rodeada de palmeras, lianas que emanan del suelo y el sonido del río que corre en algún lugar. Mientras las urracas con sus destellos azules sobrevuelan en el intento de quedarse con algún resabio, llega Gastón, el guía que porta un woki-toki y que es el encargado de desentrañar cada detalle que resta por conocer.
En el mirador, un mate cocido con sabor ahumado
En el mirador donde aparecen los primeros codos del Río Paraná está Marcos, que cuenta la historia de Safac, la compañía yerbatera que la familia Bemberg, oriunda de Alemania, creó en 1925 y que propició la fundación del pueblo Puerto Bemberg al calor del crecimiento productivo de la zona. A las viviendas, escuelas y hospitales de ese entonces se los deglutió la selva después de que a comienzos de la década del 50 los problemas políticos pusieron fin a los años de esplendor. Ahora, la población más cercana a la Posada está en Puerto Libertad.
A pesar de que la versión oficial mencionó deudas de la familia alemana, aquí las voces cuentan que la expropiación de las tierras que decidió Juan Domingo Perón podría tener un trasfondo vinculado a su esposa Eva. Es que cuando la primera dama viajó a París, Rosita Bemberg, la hermana de Otto y Federico -referentes de la familia fundadora- que vivía allí, se habría negado a recibirla por no considerarla de la élite y, en venganza, el entonces presidente se habría desquitado a través de la estatización en la década del 40.
Un mate cocido con sabor ahumado que Marcos prepara con yerba, una pava gigante y carbón anexa a los visitantes con aquellos años, ya que esa era la forma típica que allí se servía.
La navegación por la frontera y el Salto Yasy
El Río Paraná que se ve desde el mirador también se navega en lancha. Divide la Argentina y Paraguay, y muestra esos gajes típicos de los pasos fronterizos. Como el agua está baja, hay que adentrarse en un estrecho camino que cruza entre la vegetación para derivar en el Salto Yasy, que en guaraní es “luna”. Hilos de agua cristalina caen pegados a las piedras hasta una pileta natural poco profunda que si hace calor, permitirá hasta nadar.
En la barranca más elevada de la costa del río está la mansión de los Bemberg -denominada Casa 72- que ahora también se alquila. Pintada de amarillo, tiene cinco habitaciones para hasta diez huéspedes y una piscina infinita que se introduce visualmente en el Paraná.
En las 300 hectáreas de la Reserva, a la vera del río -y entre plantaciones de pino- se encuentra la capilla construida en la década de 1930 por Alejandro Bustillo, uno de los arquitectos más importantes del país, que también diseñó el Hotel Llao Llao en Bariloche o el Hotel Provincial en Mar del Plata. En un vitraux de la iglesia se estampa la Virgen de Itatí que mira al río, donde también desembocan las escaleras. La leyenda cuenta que, debido al silencio, los paraguayos llegaban hasta las costas fronterizas para oír las misas.
Alcanzar Puerto Bemberg desde Posadas es una opción que amortiza desde lo turístico, ya que el viaje por la ruta 12, de tres horas y media, llama a detenerse en varias paradas como el Parque Temático de la Cruz, sobre el cerro Santa Ana -donde se puede hacer senderismo en el monte nativo, contemplar el paisaje en la altura desde la cruz, visitar la capilla, y apreciar las distintas especies del mariposario- o entrar en las ruinas de San Ignacio Miní -un punto tradicional no solo para conocer los detalles de las misiones jesuíticas de los siglos XVI y XVII, sino también para ver las construcciones aún en pie; (y, si el azar acompaña y toca José Luis de guía ¡mucho mejor! ya que rememora cada anécdota que no se perdió con el tiempo).
Posadas: una ciudad capital con playas de arenas rojas
La tarde en Posadas no puede transcurrir sin visitar las playas de arenas rojas localizadas sobre la avenida frente a las costas del Paraguay, que en su fluido tránsito ofrece bares y cervecerías de las franquicias más conocidas.
Un café y un tostado cerca de la Plaza 9 de Julio, en el centro de la ciudad capital, pueden servir como preludio a la tardecita, antes de conocer los edificios históricos iluminados de colores, como la Casa de Gobierno y la Catedral de San José.
Desde el 10 de agosto, la aerolínea JetSmart conecta Posadas con Aeroparque. Una opción para efectivizar el itinerario es arribar a Posadas y dormir allí, subir por la ruta 12 con paradas en los puntos anteriormente mencionados, detenerse para una estadía en Puerto Bemberg, y culminar la visita en Puerto Iguazú.
Las Cataratas del Iguazú: más de todo lo que se puede decir
El último punto son las Cataratas, patrimonio mundial natural de la humanidad y una de las siete maravillas naturales del mundo. La representación visual que emana de ello ayuda para describir un lugar para el que faltan palabras. La representante del Ministerio de Turismo misionero Malvina Solís cuenta a LA NACION que fueron reconocidas como como destino seguro. Dentro del Parque Nacional los protocolos se cumplen a rajatablas, pero son poco molestos y permiten una mejor organización que en la prepandemia para recorrer los miradores.
Quienes deseen visitarlas sí o sí deberán reservar su entrada de ingreso al parque antes, a través de la página web. “Desde el 18 de diciembre, cuando se reabre el Parque Nacional y a través del protocolo que se define, se empieza a hacer la venta online. De esa forma podemos saber la cantidad de personas que llegarán y estipular horarios para que la gente ingrese progresivamente, en grupos, con un guía asignado, y puedan salir a caminar en los itinerarios marcados”, explica a LA NACION la guía Marcela Elía, que muestra de forma pormenorizada cada salto y conquista con su afectuosidad a los turistas.
También con la atención precisa de los guardaparques como Denis, que conoce el terreno como nadie y que puede distinguir cada especie que se esconde en la jungla, este paseo es más de todo aquello que promete en cientos de gacetillas y sitios en Internet.
Al bajar del tren ecológico, caminar por la última pasarela a recorrer es ver el río fluir bajo los pies. Tanto río que parece infinito. Chocarse con el agua que cae con vigor en la Garganta del Diablo tiene la potestad de que todo lo demás se sienta minúsculo. Hasta uno. Genera una emoción inaudita y hasta cierto nervio.
Vale sacar la foto, pero hay que detenerse a mirar. Se tiñe un arcoíris, sobrevuela alguna mariposa y están también los vencejos, estas aves que se meten de cabeza dentro de la cascada y desaparecen. Es atónito el segundo en que uno advierte la posibilidad de que mueran. Pero al instante salen, entre el agua, y aletean. Solo se zambullen para estar más vivos.
Datos útiles
VUELOS
Vuelos Aeroparques - Posadas: desde 1799 pesos, salen los días martes, jueves y sábados.
Vuelos Puerto Iguazú - Aeoparque: desde 2999 pesos final por tramo, un vuelo diario por todo septiembre
- Aerolíneas Argentinas https://www.aerolineas.com.ar/
POSADAS
- Ministerio de Turismo de Misiones @misiones.turismo
- Hotel Urbano Posadas @urbano.posadas
- Agencia Posadas Turismo @turismo.posadas
ENTRE POSADAS Y PUERTO BEMBERG
- Parque Temático de la Cruz en Santa Ana Facebook: Parque Temático de la Cruz Instagram: @santaneroresto
- San Ignacio Miní @turismo.sanignacio @municipalidad.san.ignacio
PUERTO BEMBERG
- Posada Puerto Bemberg @puerto_bemberg
PUERTO IGUAZÚ @iguazuargentina
- Hotel La Aldea de la Selva Lodge @laaldealodge
- Hotel Gran Meliá Iguazú @granmeliaiguazu
- Traslados: Turismo Caracol Internacional - Iguazú, Misiones - Argentina
- Parque Nacional Iguazú @parque.nacional.iguazú
- Asociación de Guías de Turismo de Iguazú @guiasdeliguazu
- Aqva Restaurante @aqvarestaurant
- Restaurant El Fortín @fortin.cataratas