Es curioso, pero en Ushuaia los presos y los castores fueron unidos por el destino. Los primeros cumplieron sus condenas podando árboles para construir el presidio que ellos mismos habitaron y padecieron. En 1947, cuando Juan Domingo Perón se decidió a cerrar la llamada Cárcel del Fin del Mundo, los castores se encargaron solitos de seguir cortando las lengas del enorme bosque austral. Estos roedores no existían previamente en la zona sino que fueron traídos desde Canadá, a mediados del siglo pasado, con la idea de crear una industria peletera local. Pero la diferencia de clima entre Canadá y Ushuaia –nuestro sur es unos grados más cálido– volvió inservible la piel de los dientudos, que, sin predadores naturales, se convirtieron en una plaga intratable (inundan el bosque con sus diques y contaminan los glaciares). Trajeron menos de 100. Hoy son más de 100.000 y contando.
Esta es sólo una apostilla de lo que se aprende al recorrer los parques y senderos aledaños a una ciudad que, en primavera, con la potencia hídrica del deshielo, ve estallar sus colores de un modo difícil de explicar.
Se puede ser original visitando Ushuaia y contratar excursiones fuera de programa, como un vuelo en helicóptero que aterriza en la Cordillera o un paseo imposible en 4x4 hasta las orillas más ariscas del lago Fagnano, pero también es cierto que los básicos hay que hacerlos. Estos son: la visita al Parque Nacional, trencito incluido, y la navegación por el Canal de Beagle, sólo por nombrar los hits.
Vamos a la ruta
Pero empecemos por los planes menos conocidos: la excursión en 4x4, un programa que arranca a las 9 de la mañana y termina a las cinco de la tarde. El preludio del paseo es salir de Ushuaia por la ruta 3 y contemplar la ciudad desparramada: un trazado de casco urbano y un montón de casas salpicadas en las laderas, vigiladas a su vez por montañas con picos aún nevados y el azulísimo Canal de Beagle. El desorden habitacional es correlativo a la explosión demográfica del lugar durante los 80, cuando una ley de excepción impositiva (que data de 1972) alentó la radicación de empresas. Eran 13.000 habitantes en los 70 y en una década pasaron a ser 27.000; ahora superan los 75.000. "Sólo hay una grilla céntrica, el resto es un lío", cuenta Black, guía y experimentado conductor de la 4x4.
El avance por la ruta 3 deja ver una urbe eminentemente portuaria, con sus containers abocados al tránsito y los galpones de firmas que aún hoy, pese a las crisis de todos los gobiernos, siguen proveyendo insumos a gigantes de la informática y el sector de electrodomésticos.
Si se conversa con los lugareños, será difícil escuchar a alguien que se queje de la situación económica o la inseguridad; a lo sumo le sacarán el cuero al viento del oeste, que sopla casi sin pausa durante todo el año. "Vivir acá es caro pero los sueldos son buenos", es la frase que repiten taxistas, mozos y empleados de los hoteles, muchos de ellos cordobeses y bonaerenses reimplantados allá. Tan tranquilo es todo en estas latitudes que la gente enciende el auto a la mañana y lo deja calentando un rato largo con la llave puesta (para despabilarlo de la helada nocturna) mientras toma el desayuno.
Ushuaia es el puerto natural para acceder a la Antártida, ya que se encuentra a sólo 1000 kilómetros del continente blanco. Por eso el 95% de los cruceros paran aquí entre octubre y abril (son más de 430 transbordos en todo el verano). En la capital más austral del mundo la mayoría vive del turismo, con una temporada de invierno que dura cuatro meses y una de verano que dura seis.
El ojo del albino
La primera posta del tour en 4x4 es Las Cotorras, un complejo a la vera de la ruta 3 en donde al mediodía se come cordero a granel (a 800 pesos por cabeza) y que también sirve de stop estratégico para tomar chocolatada y acariciar a los canes del criadero Siberianos de Fuego, previo pago de $ 150 para acceder a las cuchas. El dueño del criadero, Hugo Flores, montó hace 21 años en este valle un campamento de perros de trineo, en tres variedades: Siberian Husky, Alaskan Husky y Samoyedo. Las bestias, capaces de correr 50 kilómetros por día y remolcar lo que se propongan, se dejan mimar largamente por los visitantes.
Pero esta es sólo una parada breve. Otra vez en el asfalto, se pasa por el Mirador Garibaldi para apreciar la fabulosa vista sobre lago Escondido, con las aguas verde lechosas que bajan del Glaciar Ojo del Albino. A lo lejos, se ve también el gigantesco lago Fagnano. Primero, la 4x4 se adentra en el bosque para llegar a una vieja hostería sobre el Escondido, llamada Petrel, que abrió en los 60 y hasta tuvo pista de esquí propia, pero fue abandonada y en última instancia saqueada en 2009.
Luego, se regresa a la ruta 3 hasta una nueva entrada que baja hasta el Fagnano, en donde la camioneta lucha literalmente contra todos los elementos y hasta parece anfibia porque entra de lleno en charcos que la hunden casi hasta la mitad. Se atraviesa un bosque espeso, por momentos devastado por los castores, que con sus diques terminan inundando las lengas. Es tal el desastre que hacen que, unos años atrás, el Estado llegó a pagar a los cazadores que trajeran una cola de castor como prueba de (no) vida. "Pero el costo de la bala terminó siendo mayor que la recompensa", cuenta una guía del lugar.
El verdadero premio es tocar las aguas heladas del lago Fagnano, que parece un mar salvaje de 104 kilómetros de largo por ocho de ancho, muy distinto por su carácter y topología oceánico-montañosa a los siete fantásticos del sur argentino.
El viejo trencito
La excursión clásica, en la dirección opuesta al Fagnano, es la del Parque Nacional Tierra del Fuego y el Tren del Fin de Mundo, que recorre los últimos siete kilómetros del trecho original que hacían los convictos desde el presidio –comenzó a construirse en 1902– hasta el bosque en donde realizaban sus trabajos forzados. Además del parque, el tour sirve para descubrir la historia de los presos famosos, desde el perverso Cayetano Santos Godino, alias El petiso orejudo, hasta el anarquista Simón Radowitzky o el ingenuo Pipo, que quiso escapar y terminó congelado en el río que hoy lleva su nombre.
Una vez que se abandona el trencito, un micro lleva a los visitantes hasta las orillas del lago Roca y luego hasta Bahía Alpatana. Durante el trayecto, los guías muestran una vieja fotografía de los indios Yamanas, semi desnudos junto a sus canoas; y aquí es inevitable pensar que ningún turista de este tour, ni siquiera los europeos con su ropa súper hi tech, soportaría cinco minutos a la intemperie sin sus camperas de polar remachado.
Este bosque, denominado sub antártico y de lenta recuperación, se formó después de la era glaciar y las raíces tienen poca profundidad; por eso los árboles -lengas, ñires y colihues- se caen fácilmente y la pérdida de cada ejemplar termina siendo grave, porque una lenga demora unos 70 años en llegar a edad adulta, según explica Sol Riverá, guía de Rumbo Sur.
Durante la caminata se ven cauquenes y se escucha el toc toc de los pájaros carpinteros. El modus operandi del ave es fabuloso: coloniza un árbol y con sus garras siente las vibraciones del tronco para detectar si está hueco y tiene larvas en su interior. Si las encuentra, se pone a hacer agujeros con el pico como si fuera un taladro. Para soportar los golpes, el pájaro carpintero ha desarrollado un cráneo tres veces más grueso que el del ser humano.
Si se quiere una visión aérea del asunto, la empresa Heliushuaia ofrece paseos en helicóptero que permiten admirar la ciudad desde el cielo, con aterrizaje en la Cordillera, para contemplar las lagunas congeladas, fabulosos espejos de agua que parecen petrificados en una atemporal Era de Hielo. Desde allí arriba el Monte Olivia y el Cinco Hermanos parecen el montaje a escala de un paisaje de juguete.
Una despedida desde el agua
La excursión marítima es una buena forma de despedirse de Ushuaia. Partiendo desde el puerto, aparece primero el derruido remolcador Saint Christopher, que participó en el desembarco de los Aliados en Normandía y terminó encallado en estas costas en 1953, para convertirse en una postal de la ciudad.
Los puntos de referencia son: la Isla de los pájaros, hogar de los cormoranes imperiales, tan parecidos a los pingüinos que más de un avispado le dice a los turistas que estos ejemplares son los únicos "pingüinos voladores" del mundo. Luego, las islas Alicia y Lucas, en donde alternan leones marinos (llamados "de un pelo") con cormoranes roqueros, no porque les guste el rocanrol sino porque construyen sus nidos en las fisuras de las rocas verticales.
El hit final es el archipiélago Les Eclaireurs, en donde todos se toman la foto de rigor con el faro -otra postal del destino-, aunque hay que aclarar que no se trata del famoso Faro del Fin del Mundo de Julio Verne, que queda a 250 kilómetros de aquí, en una bahía de la Isla de los Estados.
En las pantallas del barco aparece otra vez la foto de los Yamanas como Dios los trajo al mundo. Y vale evocarlos desde el agua porque eran expertos navegantes y tan adeptos al fuego que encendían fogatas en el interior mismo de sus canoas, protegidas de las llamas por aislantes naturales. "Cualquier grasa de animal que encontraran se la untaban en el cuerpo, como si fuera ropa Gore-Tex", sigue justificando la guía.
Duele pensar que culturas que sobrevivieron durante siglos pese a la ferocidad de esta intemperie hayan sido extintas en cuestión de décadas por los efectos de la colonización. Afuera del barco, el viento del oeste arrecia y, al dejar atrás el faro, se regresa a Ushuaia para el saludo final.
Datos útiles
Cómo llegar
Latam y Aerolíneas Argentinas vuelan a Ushuaia desde 10.000 pesos por pasajero.
Taxi a la ciudad: $ 250/300
Alquiler de auto: Desde $1900 por día.
Excursiones
Paseo por el Parque Nacional Tierra del Fuego, con caminata hasta Lago Roca y Bahía Lapataia: 2100 pesos por persona
Tren del Fin del Mundo. Costo del ticket: $1800 por persona en clase turista y $3600 en clase ejecutiva. Menores de 12 años pagan $900 en clase turista y $1800 en clase ejecutiva.
Navegación por el Canal del Beagle, con visita a las islas y al faro Les Eclaireurs: $2400 por persona.
Excursión de día completo en 4x4, llegando a Lago Escondido y Lago Fagnano: $4800 por persona (con almuerzo y picada incluidos). www.tierradelfuegoaventura.com.es
Vuelo en helicóptero de siete minutos sobre Ushuaia: US$ 115 por persona. Vuelo de treinta minutos con aterrizaje en la Cordillera: US$370. www.heliushuaia.com.ar
Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia. Precio de la entrada (válido para los dos museos por dos días): $1100 por adulto. Menores de 15 años, entrada gratuita. www.museomaritimo.com
Donde comer
Almacén Ramos Generales. Con 113 años de antigüedad, es un punto de referencia en Ushuaia, con su enorme acopio de objetos del siglo pasado. Tiene especialidades en panadería y la merluza negra es uno de sus platos estrella. En Av. Maipú 749
Frankfurt. Hamburguesas y comida al paso. En Gobernador Deloqui 1110.
Dublin. Pub irlandés con cerveza artesanal y picadas patagónicas. En 9 de julio 168
Lo del Turco. Restaurante familiar con raciones abundantes y a buen precio. En avenida San Martín 1410
Más información
Agencia de Desarrollo Ushuaia Bureau: https://visitushuaia.tur.ar
www.turismoushuaia.com