Observación de aves: un escape natural y relajante en plena ciudad
Aunque pocos lo sepan, la ciudad de Buenos Aires es un destino mundialmente reconocido para la práctica de la actividad; en reservas y parques urbanos revolotean más de 350 especies
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Quien se acerque a alguna de las reservas de la ciudad de Buenos Aires se sorprenderá no solo de la cantidad de especies de aves sino también de los observadores que están mirándolas vestidos con sus ropas de campo, los binoculares y cámaras de fotos.
“No hay una manera correcta de hacer este hobby, que comienza con reconocer las distintas especies de aves. Muchos se limitan a crear listas de las que ven, como quien quiere completar un álbum de figuritas, y mantienen la lista de todas las especies que vieron en su vida. Otros simplemente van a disfrutarlas y las usan como excusa para salir a respirar un poco de naturaleza y enriquecer más los paseos, mientras que otros se fascinan en la parte científica que conlleva el estudio de las aves”, cuenta Horacio Matarasso, biólogo, ornitólogo y fundador de Buenos Días Birding (www.buenosdiasbirding.com).
Así, durante todo el año los observadores recorren parques y reservas urbanas, aunque un poco más durante la primavera y el otoño, que coinciden con la migración de las aves, y es cuando el mayor número de especies pueden ser observadas.
“La observación de aves es una actividad en crecimiento en todo el mundo, basta ver la cantidad de usuarios ascendente en las aplicaciones como eBird o Merlin o las campañas de promoción turística de países como Colombia, Costa Rica o Belice en las que las aves locales son protagonistas. En este contexto, la Argentina es un destino emergente para esta actividad y la ciudad de Buenos Aires puntualmente es un lugar estratégico para los amantes de las aves”, señala por su parte Laura Dodyk, coordinadora de Rutas Migratorias del Departamento de Conservación de Aves Argentinas (www.avesargentinas.org.ar).
Como explica Dodyk, a esta latitud de la cuenca rioplatense confluyen especies emblemáticas de las lagunas pampeanas (chajá, cisne de cuello negro); de los espinales (pepitero de collar, carpintero bataraz chico), de los bosques ribereños (lechuzón orejudo, saíra de antifaz) o de los pastizales (tachurí canela, gavilán planeador).
“Incluso nos visitan aves migratorias tanto en invierno como en primavera: en invierno llegan aves desde la Patagonia, como la calandria real y el sobrepuesto austral, mientras que en primavera y verano nos visitan el suirirí real, la tijereta, el churrinche y varias especies de golondrinas que llegan desde el norte de América del Sur o incluso de más al norte”, precisa Dodyk, que trabaja en la asociación Aves Argentinas desde 2015 y desde 2013 es guía de observadores de aves. “Observo aves desde los 9 años y trato de viajar todo lo que puedo para hacerlo, pero vivo en Buenos Aires y nunca dejo de buscar aves acá. Ahora mismo voy a salir a la verdulería y voy a estar atenta a la familia de gavilanes mixtos que suelo ver en el barrio”, cuenta.
La observación de aves puede ser una de las actividades más tranquilas y relajantes que uno puede realizar al aire libre. Pero por otro lado, también puede convertirse en una verdadera obsesión para aquellos que se dedican a buscar las rarezas, viajando largas distancias para poder ver especies distintas y poder añadirlas a sus listas personales. Según Matarasso, este hobby tiene hoy unos 78 millones de fanáticos, mayormente del norte de Europa y América del Norte.
“El turismo de locales y de argentinos se ha convertido en una actividad destacada. Solo de extranjeros llegaban, antes del cierre de las fronteras, más de 40 mil observadores, como parte de los millones de personas que buscan destinos donde encontrar aves nuevas y ambientes agradables. Y esto es porque las aves no viven todas en todos lados, sino que cada lugar del mundo tiene su propia diversidad. Buenos Aires es un destino mundialmente conocido por los observadores, ya que cuenta -dentro de la ciudad- con más de 350 especies, y una calidad de observación de las mejores”, amplía Matarasso, que también es vicepresidente de la Asociación de Guías de Observación de Aves.
En cuanto a los spots más buscados para la observación en la ciudad de Buenos Aires, los especialistas coinciden en que la Reserva Ecológica Costanera Sur es sin dudas el más destacado, pero no es la único. “Poco a poco se han ido protegiendo nuevos espacios como la reserva de Lugano, la reserva Costanera Norte en Ciudad Universitaria, y no muy lejos de la ciudad, también pueden visitarse la reserva de Vicente López y la reserva Ribera Norte de San Isidro, una de las más antiguas.
“La joya es la Reserva Ecológica Costanera Sur, donde están muy bien representados los ambientes: laguna pampeana, pastizal, espinal, bosque ribereño, la costa del Río de La Plata. Gracias a este mosaico de ambientes, en una misma mañana se pueden observar alrededor de 100 especies y tener un muy buen pantallazo de las aves de la región”, explica Dodyk.
Los bosques y lagos de Palermo también tienen lo suyo y La Reserva Ecológica Lago Lugano es otra opción para ver aves acuáticas y también de pastizal y bosque ribereño. Es un lugar muy interesante ya que cuenta con mucha flora nativa, que siempre atrae a las aves.
“Días atrás fui a comprar al supermercado a dos cuadras de casa (en Belgrano), ¡y escuché el canto de una lechuza, que hacía más de 20 años que no escuchaba en la ciudad! Estuve dos mañanas buscándola en la plaza hasta que pude sacarle algunas fotos. Creo que lo que más nos asombra cuando empezamos con esto, es descubrir un mundo que siempre estuvo alrededor y nunca lo habíamos visto”, concluye Matarasso.
Más datos
Actualmente existen más de 360 especies de aves registradas en CABA.
Hay ocho Clubes de Observadores de Aves en diferentes barrios de la ciudad. Son agrupaciones de socios de la ONG Aves Argentinas que comparten registros, organizan salidas y talleres, entre otras cosas.
Cada vez hay más oferta de guías especializados en observación de aves, sobre todo para extranjeros que piden ese servicio especialmente.
En general es una actividad que se recomienda hacer por la mañana o al atardecer, ya que es cuando la actividad de las aves es mayor.
Para observar aves se recomienda usar binoculares 8x42 o 10x42, ropa y calzado cómodos de colores no muy llamativos, alguna guía de identificación de aves del lugar, cámara fotográfica, libreta o grabador para tomar notas.
La aplicación gratuita de Aves Argentinas es una guía de campo digital para la identificación de las aves, incluye los cantos: www.avesargentinas.org.ar/app