¿Cómo se lo explico? Una salchicha cubierta con una masa, parecida a la de un waffle -harina, leche, agua, huevos, sal y pimienta-, se cocina en una plancha con caladuras, de arriba y de abajo. La masa queda tostada, crocante por fuera y cremosa por dentro. Arriba, le pone lo que usted quiera. La versión clásica se condimenta igual que un pancho, con mayonesa, mostaza, kétchup y lluvia de papas. Pero también valen las salsas de queso, el chimichurri y los picantes. O todo junto, en ese orden.
Este aperitivo, que se ha visto imitado con el nombre de pancho electrónico en la peatonal de Córdoba y en algunos lugares de Santiago del Estero, es de origen tucumano. En San Miguel se llama panchuque, algo así como cruza de pancho con panqueque, y es el bocado callejero por excelencia.
El panchuque, cruza de pancho y panqueque, es el bocado tucumano por excelencia.
El best seller de los kioscos del centro. La versión autóctona del choripán, el tamal, el taco, el hot dog y las miles de variantes de comida callejera que proliferaron alrededor del mundo para calmar el hambre de la clase trabajadora. Se sirve caliente. Se ofrece cantadito, como los pirulines, los churros o los barquillos, pero con versos y acento tucumano.
Se come caminando, en una esquina, o en una plaza, y se multiplican en las calles a la hora de la salida del colegio. Otro emblema (casi tan importante con el sándwich de milanesa) de la cultura gastronómica local.
Alejandro Giraud (52) es dueño de dos kioscos céntricos desde hace dieciséis años. Hace dos, con unas panchuqueras diseñadas especialmente para este fin, sumó jamón y queso a la receta tradicional y creó una nueva versión rellena. Fueron cuatro meses de prueba y error porque los ingredientes no entraban en las máquinas, y no quería resignarse a que su aperitivo estrella saliera a la venta con unas láminas finititas de fiambre.
Resultó un auténtico éxito, el panchuque relleno es el más vendido, y jura que se lo piden desde las ocho de la mañana, cuando los clientes pasan a buscar el café con leche. Si le parece demasiado tempranero, puede asomarse por lo de Alejo tipo siete de la tarde, a esa hora va estupendo para tirar hasta la cena.
Dónde: El Kiosco de Alejo | 24 de septiembre 264 y 134