La primera mitad de la vuelta al valle: 40 km de un entorno que cambia y sorprende a cada metro. La estación inicial es La Casa de mi Tata, chacra donde se encarna con potencia y sensibilidad el espíritu de Tafí. "Las mujeres somos agricultoras, artesanas y amas de casa", dice Ángela Zurita, quinta generación de tafinistos que fueron bajando de la montaña al pueblo, en correlato con una movilidad social ascendente. Hija extramatrimonial, logró ir a la escuela mientras aprendía a revocar, arar y hachar. Su hija fue primero abanderada y después graduada universitaria. Ángela se motivó e hizo cursos de comercio, medio ambiente, cultivos naturales y salud popular, movimiento que revaloriza los poders curativos del chincho como té digestivo, la muña muña para hacer jabón, o la menta para hacer licores y curar resfriados. Enseña lo que le enseñaron a ella: cultivar y moler el maíz, hacer empanadas de gallina, y recibe a los "changos de departamento que se quieren enchufar con la Naturaleza". El tour, que también se hace en noches de luna llena, sigue por sus cultivos de avena, maíz, poroto y arvejas que probamos directo de su fuente, dulces y listas para la ensalada. "En vez de zapatos o un vestido, yo heredé una cultivadora", se ufana. "Hago lo que me gusta y lo que quiero".
El camino por la RP 325 sigue por un valle de más granjas y se abre hasta la Quebrada del Portugués con su ascendente Ruta del Artesano, donde confluyen picapedreros, trabajadores del telar y del cuero. Sus casas están señalizadas y no se alejan mucho de la ruta principal. Rogelio Romano atiende Los Alisos, que abrió hace seis años después de incorporar las enseñanzas maternas. Como un pianista, usa manos y pies para tocar las partes adecuadas de su telar rústico y alumbrar la pieza buscada. Vale la pena detenerse en sus ponchos y almohadones de oveja negra, que decora con diseños de flores del valle. "El tejido me permitió construir mi casa y pagar el remís de mis hijos al colegio", cuenta este hombre vivaz, que habla rápido y sonríe siempre. Un porteño le ofreció contrato a cambio de exclusividad, y Rogelio lo está pensando, pero Juan desactiva la operación diciéndole que él es un hombre libre.
El paraje El Rincón, en el ingreso a la quebrada, es otro de los highlights de esta vuelta mágica, ideal para los fans del avistaje de aves (Tafí tiene cuatro de las 13 áreas de observación de la provincia). El ojo avezado encontrará huallatas y lechuzas diurnas, mientras se ilusiona con el mirlo de agua que, dicen algunos, se ha dejado ver una que otra vez.
Qué ver y dónde comprar artesanías en Tafí del Valle / Mascotismo en Tucumán
Extracto de la nota de Pablo Corso publicada en revista Lugares n° 226. Nota publicada en marzo de 2015.
LA NACION