El 19 de noviembre de 1882, cuando se fundó La Plata, las autoridades enterraron una caja de plomo bajo la piedra fundamental de Plaza Moreno. La misión era abrirla en el Centenario. Ese día, los sucesores encontraron una serie de medallas con algunos símbolos sugestivos, aunque de indudable referencia masónica. El ingeniero Pedro Benoit, el fundador Dardo Rocha y varios de sus ministros habían querido inmortalizar su lazo con las logias. Ciento treinta y seis años después de aquel momento cero, un paseo por la ciudad confirma la influencia de la institución transnacional (no secreta pero discreta) que suele autodefinirse como "iniciática, filosófica, filantrópica y progresista".
Cuando Rocha –de la Logia "Constancia"– encomendó a Benoit –"Consuelo del Infortunio"– el trazado de la capital provincial, el ingeniero debió apelar a la mano de obra de extranjera; ahí también había "hermanos". Muchos de los obreros italianos y españoles instalados en la zona hoy conocida como Los Hornos habían fundado sus propios grupos ("masón" deriva del latín macio, "cortador de piedras"). El más conocido era "Luz y Verdad", que levantó su templo sobre la calle 46, entre 2 y 3. Además de las actividades rituales, funcionaba como una sociedad de socorros mutuos que fundaba hospitales y escuelas en un contexto de desamparo. El templo de 1884 fue saqueado e incendiado tres años después; los libros de actos se perdieron para siempre. Hoy es una sede adventista, aunque conserva el estilo de referencias griegas, estructura triangular y columnas sólidas.
Aquella unión de fundadores, ingenieros y obreros dejó para la posteridad uno de los legados más impactantes –y aún así sutiles– de la ciudad. Vistas desde arriba, las diagonales 73, 74, 79 y 80 trazan una escuadra, indicadora de rectitud y moralidad en la iconografía masónica; las 77 y 78 un compás, símbolo de justicia y virtud. Por esas calles se movieron los "hermanos" platenses más célebres: José Hernández (autor del Martín Fierro y del nombre de la ciudad), el pensador Alejandro Korn, el naturalista Florentino Ameghino y el escritor Fray Mocho.
Las huellas de la sociedad discreta también quedaron en el edificio del rectorado de la Universidad Nacional. Bajo una acacia en los jardines de 7 y 47, una placa pentagonal homenajea a otra celebridad: Joaquín V. González, el hombre que nacionalizó la casa de estudios después de que la fundara Rafael Hernández, hermano de José y también masón. En las aulas de la UNLP todavía funciona la Cátedra de Librepensamiento, donde las logias exponen y difunden sus ideas
En uno de sus últimos mensajes en la web critican al arzobispo Héctor Aguer por sus posturas extremas en el debate sobre el aborto. La cátedra, en cambio, "ratifica su compromiso con el progreso de la ciencia en la búsqueda de las nuevas verdades que la condición humana viene construyendo". (Los masones están excomulgados desde el siglo XIX, cuando las luchas por la independencia americana los enfrentaron con la Iglesia, que mantiene vigente su postura sobre la "irreconciabilidad" entre ambas instituciones).
Así las cosas, resulta sorprendente que los restos de Rocha y su esposa descansen en una cripta en la Catedral, uno de los templos más importantes del catolicismo argentino. Nicolás Colombo, que organiza tours temáticos con el grupo "La Plata, ciudad oculta", tiene una explicación: "La mayoría de los que participaron en la fundación eran tanto masones como católicos. Dardo Rocha pidió que, al morir, sus restos fueran llevados a la bóveda familiar en el cementerio de la Recoleta. Esto se cumplió, pero en 1940 su hijo Carlos fue designado comisionado municipal de La Plata y ordenó que se llevaran a la Catedral inaugurada ocho años antes". El historiador, autor del libro Misterios de la ciudad de La Plata, también da cuenta de un rumor que agradará a los ortodoxos: "Muchos dicen que, al estar en el subsuelo, la cripta no se considera un lugar consagrado del templo, razón por la cual un masón puede estar allí".
El tour se cierra frente a un mural sobre la calle 47, entre 8 y 9, que exhibe buena parte de la simbología masónica: tres figuras que sostienen una escuadra, un compás y un libro sagrado (la Biblia o la Constitución); el Sol y Luna (el conocimiento y las tinieblas); los círculos y los triángulos. Lo firmó Juan Cartasso en 1985, década en que los hermanos platenses vivieron un auge, después de reforzar sus hábitos discretos durante la última dictadura. Colombo cree que los masones de hoy son más jóvenes y numerosos que nunca. Los acercan la curiosidad, los valores y las enseñanzas de los primeros maestros. Tampoco hay que descartar la seducción y el halo místico que siguen rondando las logias, una popularidad subterránea que llevó a que 14 de los presidentes argentinos –entre ellos Rivadavia, Mitre y Sarmiento– se integraran a lo largo de la historia. Aunque no se los vea, los masones siempre están entre nosotros.
La Plata, Ciudad Oculta C: (0221) 15 600-7067. laplataciudadoculta@gmail.com El historiador Nicolás Colombo organiza recorridos guiados junto al periodista y fotógrafo Marcelo Metayer (periodista y fotógrafo) y las coordinadoras de turismo Carla Caballero y Evelin Bournissen. "Masonería entre diagonales" devela símbolos ocultos en el trazado urbano y cuenta sobre las principales logias. "Mitos urbanos de La Plata" repasa historias de maldiciones, fantasmas y desapariciones. "Misterios del Bosque" habla de los hechos y las curiosidades que rodean al parque que existe desde antes de la fundación de la ciudad. Son peatonales, duran dos horas y media, y cuestan $120 por persona.