Marrakech: Guía definitiva de paseos indispensables
Lugares imperdibles para los que visiten la ciudad
Paseos
El lugar central de la ciudad turística es la plaza Djemaa El-Fna que tiene cientos de puestos para comer y comprar cosas, se puede ver allí toda la diversidad que tiene esta ciudad para ofrecer. Además hay gente de todo tipo: acróbatas, músicos, encantadores de serpientes y actores. Allí comienza el mercado que es un verdadero laberinto de puestos y mezquitas. Lo mejor es perderse entre las callecitas y aprender a regatear todo lo que se compre. También está la Plaza Rahba Kedima que es más pequeña y se conoce como la plaza de las especias. Es muy linda de visitar y hay menos cantidad de gente que en la principal, por eso parece más tradicional. Luego, se puede visitar la Madrasa de Ben Youssef que es un lugar en donde se estudiaba el Corán. Fue fundada en el siglo XIV y tiene una arquitectura única. El lugar está formado por un patio, una sala de rezos y distintos cuartos en donde se estudiaba. Otro lugar que vale mucho la pena son las Tumbas Saadian, a las cuales se accede a través de un angosto pasillo. Es un edificio muy lindo en donde están las tumbas de los miembros de la dinastía saadita.
A photo posted by Dessie N ?? (@de5ka) on
Mezquitas y edificios emblemáticos
La más famosa y más grande es la Mezquita Kutubía que está al lado de la plaza. Cinco veces por día desde los alto parlantes de su torre, se llama a rezar. Es el llamado que se escucha desde toda la medina. Tiene una torre muy alta que está rodeada de unos jardines en donde la gente se reúne a hacer picnics y pasar la tarde. También está la Mezquita de Ben Youssef, al lado de la Madraza. El acceso es restringido a musulmanes con lo cual es posible solo verla desde afuera. Cuando están las puertas abiertas se puede observar el patio principal. Sí se puede ingresar a la zaouia Sidi Bel-Abbes que es un convento y un lugar de peregrinaje porque está allí uno de los siete santos de la ciudad que da nombre a la zaouia. En el patio delantero hay, a veces, un mercado de objetos religiosos. Por último, está El Palacio El Badi. Fue construído en el siglo XVI por el sultán Saadí Ahmed al-Mansur para celebrar la victoria sobre el ejército portugués en 1578. Actualmente quedan los muros y una pequeña parte del castillo en pie, pero es bueno para entender cómo eran los palacios por dentro.
Museos
Es imperdible la Casa de la Fotografía que queda en una casa tradicional. Dentro hay exhibiciones de fotografías viejas de Marruecos y exposiciones temporales. En la terraza se puede tomar un café o un té de menta y hay una muy linda vista. Hay otro museo interesante dedicado al arte de las alfombras Boucherouite hechas con trazos de tela de todos colores. La casa en donde está el museo es muy atractiva, con una terraza llena de cactus y sofás. Para ver arte de otras partes de África, se puede visitar la Casa Tiskiwin que es un museo privado con una colección que pertenecía a Bert Flint, un historiador holandés que coleccionaba piezas de arte de los pueblos que viven en el Atlas y el Sahara. Para encontrar arte propiamente marroquí es ideal el Museo de las Artes Marroquíes. Queda en un edificio imperdible del siglo XIX y tiene muchos patios y dos pisos. Exhiben, sobre todo, artesanía marroquí como alfombras, tejidos y joyas.
A photo posted by simonmartin_art (@simonmartin_art) on
Jardines y parques
Son increíbles los del Palacio de la Bahía de 8.000 m². El palacio fue construído a fines del siglo XIX por Si Moussa, el visir del sultán. Son patios de mosaico llenos de canteros con plantas y fuentes en el centro. También está el Jardin el Harti que es uno de los más grandes y nuevos con áreas de deporte y para niños. Además, tiene mucha diversidad de plantas y flores y un jardín de rosas. Hay también muchas palmeras y árboles y una enorme colección de cactus. Luego, el año pasado abrió el Jardín Ánima a cargo del artista austríaco André Heller. Es un parque de dos hectáreas que compró el artista y que es ahora un lugar cultural con exposiciones y distintas obras distribuidas por el parque. En un estilo parecido, está el Jardín Majorelle que fue del pintor francés Jacques Majorelle que en 1922 compró el terreno y en 1931 mandó a construir una casa Art Deco por el arquitecto Paul Sinoir. Alrededor armó un jardín botánico y un estanque central. Pintó todo el edificio de un azul que inventó, el azul Majorelle. En 1980 compró el lugar el diseñador Yves Saint-Laurent e instaló un pequeño Museo de arte islámico de Marrakech.