Marajó: la isla de los búfalos en el nordeste brasileño
Del tamaño de Suiza, en la desembocadura del Amazonas, ofrece la posibilidad de observar de cerca una fauna exuberante y también disfrutar de buena hotelería
BRASILIA (The New York Times).- Aun para los brasileños, que no han dejado ni un solo rincón de su vasto territorio sin recorrer, la isla de Marajó en la desembocadura del río Amazonas parece ser un destino distante y exótico.
Del tamaño de Suiza, esta isla tiene una rica y exótica vida salvaje, playas, lagunas, pantanos y llanuras inundadas, pero pocos habitantes humanos permanentes.
Sin embargo, para aventureros y curiosos, Marajó (y el grupo de islas más pequeñas que la rodean) tiene una atracción prácticamente irresistible. Rara vez la naturaleza en toda su majestuosidad aparece tan al alcance de la mano: dos masas de agua gigantes, el océano Atlántico y el río Amazonas, se enfrentan a poca distancia de la costa en una batalla de otro tipo, para luchar contra la sofocante exuberancia de los trópicos.
Esto no quiere decir que las condiciones en Marajó sean necesariamente espartanas. Sí, cuesta encontrar lujo, pero después de tres viajes en los últimos cinco años, lo que más sorprende es cuánto más acogedor para el turismo es el archipiélago hoy que la primera vez que lo visité, en 1978. Con la construcción de varios hoteles en años recientes, ahora es posible admirar la vida salvaje y luego regresar a la comodidad de una habitación con aire acondicionado y una bebida fresca.
Agua dulce, agua salada
Esta fue precisamente la rutina que seguí en mi visita más reciente en octubre último. Después de caminar por la playa aislada, donde las olas besan la arena blanca, regresaría a mi hotel, el Ilha do Marajó, y descansaría al lado de la pileta o jugaría al ping-pong.
Con el cambio de marea, regresaría al mismo lugar de la playa, sólo para hallar que como resultado de la eterna lucha por la supremacía entre el Amazonas y el Atlántico, lo que antes era agua salada era ahora agua dulce o viceversa.
Para quienes tienen el tiempo y el dinero, existe también la posibilidad de alquilar un barco por medio de una agencia de viajes y perseguir una pororoca, la ola infinita del Amazonas. Un fenómeno mensual relacionado con los ciclos de la Luna, la pororoca se produce cuando la marea del océano Atlántico avanza en la cuenca del río y crea un oleaje gigante que fluye contra la corriente varios cientos de millas.
Las pororocas se dan en canales de ríos en todo el este del Amazonas, pero algunas de las olas más espectaculares, de 10 pies de altura, se dan cerca de la costa norte de Marajó. La gente del lugar lo sabe muy bien, puesto que se ve forzada a confiar en sus canoas en lugar de las embarcaciones de motor.
Tanto para los residentes como para los visitantes, la vida de la isla tiende a concentrarse en el rincón nordeste, donde las localidades de Salvaterra y Soure, ambas sobre la bahía de Marajó, se enfrentan una a la otra a través del plácido río Paracaury de media milla de ancho, que puede cruzarse en ferry o taxis acuáticos. Los principales hoteles están todos allí, a lo largo de la rivera o la bahía, y muchos de los ranchos que ofrecen alojamiento a los turistas y la posibilidad de mostrarles cómo es la dura vida del vaquero de Marajó.
La experiencia en los ranchos constituye una parte esencial de toda visita. El asentamiento rural más cómodo disponible para el turista es el Marajó Park Resort Hotel, que en realidad se encuentra en la isla de Mexiana, al norte de la isla principal, frente a un canal estrecho. El ecuador pasa por el medio de Mexiana y la isla rebosa de vida silvestre tropical de un modo apenas imaginable, desde caimanes y peces gato gigantes en los ríos hasta gráciles airones y ruidosos tucanes en el aire.
(Traducción de Andrea Arko)
Datos útiles
Dónde alojarse
En Soure:
Hotel Ilha do Marjó ( www.iaratursimo.com.br ).
Paracauary Eco-Resort ( www.paracauary.com ).
En Salvaterra:
Pousada dos Guaras ( www.pousadadosaguaras.com.br ). La ubicación es un tanto alejada, pero el hotel tiene su propio restaurante.
En la isla Mexiana:
Marajó Park Resort ( www.marajoparkresort.com.br ).
En todos estos lugares, la habitación doble con desayuno cuesta alrededor de 40 dólares.
Dónde comer
En Soure:
Paraíso Verde y Delicias da Nalva se especializan en platos regionales.
No hay ningún lugar ideal en la Tierra
A Marajó se puede llegar en avión o barco. De estas dos opciones la segunda es, sin dudas, la más placentera e interesante.
Un ferry de dos pisos sale de Belém, un ciudad de 1,5 millones de habitantes del otro lado de la bahía, todas las mañanas, alrededor de las 7. La travesía, de un poco más de tres horas hasta Marajó, ofrece la posibilidad de ver a los pescadores y leñadores que llevan una vida precaria en torno del río y la selva. El viaje de ida cuesta alrededor de 4 dólares y se puede reservar por el (55-91) 257-0299.
Las agencias de viajes en Belém organizan excursiones a Marajó en barco o avión. Los vuelos se hacen sólo en avionetas con capacidad para seis pasajeros. El tramo de ida en avión cuesta alrededor de 70 dólares.
En medio de la selva tropical, pensé que Miami estaba a poco más de cinco horas en avión. El chofer del taxi, Seu Joao, me comentó que nunca había estado allí y que le gustaría saber si la vida en ese lugar era parecida a la de Marajó. "No -le respondí-, no hay ningún lugar en la Tierra como Marajó."