Pintan la noche oscura de verdes, rojos, blancos y azules. Aparecen sin anunciarse, dan su espectáculo y, al esfumarse, generan más avidez por seguir "cazándolas". Son las auroras, boreales o australes, ese espectáculo maravilloso que se origina en las tormentas solares y se ve en las cercanías de los polos.
Las auroras, también llamadas luces del norte o del sur, se forman cuando las partículas eléctricas que emite el Sol chocan contra el campo magnético de la Tierra. Estas partículas son arrastradas hacia los polos, como si fueran imanes y, a su paso, colisionan con átomos de oxígeno y nitrógeno produciendo destellos de luz. La variación del color depende del tipo del gas contra el que impacten.
Según la actividad del sol, las auroras se ven más o menos intensas.
Según la actividad del sol, las auroras se ven más o menos intensas. Por eso toda la industria turística de los países cercanos al Círculo Polar Ártico está atenta al próximo pico, que comenzará alrededor de 2024 y se prolongará un par de años. Será el momento cuando mejor y más lejos de los polos podrán verse, generando espectáculo en regiones donde habitualmente no se las aprecia.
Las auroras se producen durante todo el año pero sólo se ven en noches oscuras y despejadas. Por eso es fundamental al escoger el destino saber cuál es el mes con mejor tiempo (menos lluvia o cielos cubiertos), y reservar tres o cuatro días para maximizar las chances. Hay coincidencia en que verlas es una verdadera lotería y la noche más oscura y despejada tampoco garantiza que aparezcan, porque su danza depende, fundamentalmente, de la actividad del sol.
La experiencia más plena es la que se da en lugares alejados de pueblos y ciudades, desde donde no se ve la luminosidad de las urbes. Si tampoco hay montañas elevadas cerca que obstaculicen la visión, el espectáculo es grandioso.
Y lo más importante es que al ser tantos los destinos desde los que se las ve (Escandinavia, Rusia, Canadá, Alaska, Islandia, Groenlandia, la Antártida, Tasmania y Nueva Zelandia), la variedad de alojamiento y costos es enorme.
¿Paquetes o tours nocturnos?
No es necesario comprar paquete ya que en todos los destinos hay tours nocturnos, de varias horas para salir a "cazar auroras". También se desarrollaron apps que muestran distintos parámetros que sugieren los lugares con mayores posibilidades de que aparezcan cada noche en un destino determinado, y como suelen verse después de las 10 de la noche, no son pocos los establecimientos que ofrecen "wake up calls" para sus huéspedes cuando aparecen las luces en el cielo.
Las apps online son una una nueva herramienta para conocer al instante qué chances hay cada noche de ver una aurora.
Por esta peculiaridad de las auroras de ser tan volátiles y de tan difícil predicción, a lo que hay que sumar las condiciones climatológicas del lugar (por ejemplo, en el Ártico el tiempo es muy cambiante), otra sugerencia es elegir el destino teniendo en cuenta qué otros atractivos ofrece. En general todos tienen similares actividades al aire libre y con nieve (trineos, renos, pesca), pero cada lugar plantea alguna oferta diferencial (osos, glaciares, volcanes, masajes, resorts exclusivos, etc). Y al elegir el mes, hay que tomar en cuenta que algunos destinos tienen noche polar durante varias semanas, es decir que la noche dura 24 horas, con lo que queda muy limitada cualquier otra actividad aparte de esperar a que aparezcan las auroras.
Otra propuesta atractiva lejos de las bajas temperaturas del hemisferio norte o la Antártida es Tasmania o Nueva Zelanda. Allí el invierno (el mejor momento para verlas) no es frío, puede haber temperaturas de 18º, hay playa y bosque. La diferencia es que las auroras habitualmente aparecen como luminosidad de colores en el cielo, sin tantas formas ni "cortinados" danzantes como se las ve en las cercanías del Polo Norte. El valle Huon, la isla Bruny y la península de Tasmania son los mejores lugares en este enclave del sur de Australia.
En el hemisferio Norte, hay larga tradición para ver las northern lights. Aquí, tres propuestas de lujo.
Arctic Bath
Harads, Laponia sueca
Puro diseño. Un oasis de bienestar que flota en el corazón de la Laponia sueca. Eso es Arctic Bath un spa del norte de Suecia inaugurado en 2020, que ofrece cabañas flotantes o terrestres, rodeadas de bosque. Claro que las primeras en invierno no flotan porque el río se congela, pero la vista de las auroras es igual de cautivante.
El concepto del hotel gira en torno del mindfulness y el bienestar, con mucho hincapié en el entorno natural, ofreciendo el máximo del confort y un lujo no ostentoso.
Arctic Bath tiene 12 cabañas. La mitad son flotantes, de 24 m², para dos personas (desde u$s 1030). Hay tres cabañas en tierra para 5 personas, de 62 m² en dos plantas (desde u$s 1.125), y 3 suites en dos plantas.
El servicio de spa ofrece sauna e hidroterapia (desde u$s 160), masajes (sueco, de piedras e incluso de a dos, desde u$s 190) y tratamientos faciales. Hay un lounge central y un restaurante donde sirven comida sami (local) gourmet, en un menú de cinco pasos que cambia cada día. Y una piscina externa, redonda, con agua a temperatura ambiente para contrastar la experiencia del sauna. Solo para valientes.
También se puede explorar la zona con excursiones de trekking, pesca de salmón o trucha, ciclismo, fotografía, canoa, rafting, kayak, avistaje de osos, trineo con perros o moto de nieve. Desde u$s 180.
Octola
Laponia finlandesa
Lo recomienda el príncipe Alberto de Mónaco: ese es el tipo de huésped que puede encontrar uno en Octola . Se trata de una propiedad de 300 hectáreas en la Laponia finlandesa, con un chalet de madera desde el que se pueden disfrutar las auroras y realizar otras actividades.
"Me di cuenta que la propiedad adecuada en el lugar adecuado no existía", dice Janne Honkanen, fundador y CEO de la compañía. Entonces puso manos a la obra y construyó el chalet de dos alas y apenas 10 cuartos, en una zona boscosa, con todo el confort y un servicio de primera.
Se llega en helicóptero, moto de nieve o automóvil. Honkanen también buscaba un lugar alejado "de las multitudes" y enclavado en plena naturaleza e indudablemente lo consiguió. La propiedad funciona para grupos (se alquilan los diez cuartos, o en dos subgrupos, de 4 y 6 habitaciones). Es ideal para eventos especiales como bodas o Navidades muy blancas. La propiedad completa de enero a abril se alquila a € 32.300 por noche, con comidas y actividades.
El dueño de Octola es Luxury Action que también opera North Pole Igloos, "el destino más exclusivo del planeta". Se trata de iglús vidriados, móviles, instalados sobre los hielos del Polo Norte. Una noche allí y tres en el archipiélago de Svalbard (Noruega) cotizan a u$s 107.000. Sólo en abril, y para bolsillos acordes al presupuesto.
Buubble
Bajo los cielos de Islandia
El Buubble no se trata de un hotel, sino de una agencia que promueve la experiencia de los cielos islandeses –incluidas sus auroras– en este insólito lodge de "cinco millones de estrellas". Los tours son de 24 horas e incluyen estadía en estas burbujas o cápsulas totalmente transparentes, y calefaccionadas, instaladas en medio de la naturaleza.
El hotel tiene dos localizaciones, a poco más de una hora al este y al noreste de Reykjavik, la capital islandesa, y son tan solo 15 burbujas. Cada una es totalmente transparente y se asienta sobre un deck de madera en una zona rodeada de pinos. Y como dice la empresa "la privacidad (en medio de tanta transparencia) no es un problema. Sólo apague la luz". Los baños están en un edificio común a pocos metros.
La burbuja es para dos personas. La tarifa arranca en u$s 177 la noche y, en la versión paquete de día completo u$s 438 por persona (con traslados y visita a los lugares cercanos más turísticos: un parque nacional patrimonio de la UNESCO, una cascada, geysers o lagunas, según la localización elegida).