Los misteriosos restos de submarinos nazis frente a la costa de Río Negro
Dicen los que cuentan que en las vastas soledades patagónicas, en las aguas del golfo San Matías, a la altura de Caleta de Los Loros, Río Negro, en 1945 se hundieron dos submarinos provenientes de un convoy de varias embarcaciones que navegaban nuestros mares con el afán de desembarcar a parte de la cúpula de jerarcas nazis en fuga. Y aún más: dicen que Hitler no se suicidó, sino que huyó y vivió en la Patagonia. Aunque improbable, esto último genera incertidumbre, angustia, zozobra, curiosidad...
Lo cierto es que al recorrer estas playas aún hoy desiertas, llenas de historias de naufragios y leyendas de piratas y sobrevivientes bien se puede pensar que tal cosa sucedió. En los acantilados de belleza austera de la ruta 1 que permite unir la villa marítima El Cóndor con el balneario Las Grutas en un vehículo todo terreno o en el de algún valiente, allende los mares se ocultan misterios que cautivan aun hoy. Además de la posibilidad de visitar reservas de lobos marinos como Lobería o Punta Bermeja y avistar delfines y ballenas desde San Antonio Este, entre otros lugares bellísimos.
En la reserva de pájaros y confitería El Jahuel, cerca del Balneario Las Grutas, donde se pueden observar aves migratorias difíciles de encontrar como el playero rojito, entre otras 18 especies, en una vitrina de un museo casero, se exhiben restos de pedazos de tambores de nafta con la esvástica, de origen incierto. "Los trajo el mar y no se sabe de dónde provienen: está la historia de los submarinos alemanes que surcaron nuestras aguas y se hundieron en el Golfo San Matías", insinuó Anahí Valverde directora junto con su marido Horacio García de este lugar bello y desolado, durante un recorrido hace ya varios meses. Y no dijo más, dando por zanjado el asunto. En el grupo nos miramos acongojados, recordando tal vez viejas historias de nazis refugiados en la Argentina desde 1943 en adelante. Pensar que probablemente alguno de ellos estuvo caminando por estas mismas costas inhóspitas a mediados del siglo pasado, nos hizo correr un frío escozor por la espalda.
Evidencias
"Fui amigo de Carlos De Nápoli (1950-2011) , autor de un libro junto a Juan Salinas muy recomendable, Ultramar Sur (2002), que sostiene un argumento muy fuerte para explicar la presencia de submarinos alemanes en las costas argentinas meses después de terminada la contienda. Hay dos evidencias indiscutibles al respecto: la entrega en el puerto de Mar del Plata de los submarinos U530 y U977 dos y tres meses después del fin del conflicto. De Nápoli sostiene en ese libro que el hundimiento del crucero Bahía de la Armada del Brasil, sucedido a principios de julio de 1945, es atribuible a una flota de submarinos alemanes que lo encontraron en su fuga hacia el sur", explica Pedro Pesatti, actual intendente de Viedma y autor de varios artículos publicados sobre el tema en el diario Noticias de la Costa entre 2003 y 2007.
Si bien los autores de Ultramar Sur aclaran en su libro que nunca fue su propósito determinar quiénes viajaron en los submarinos que llegaron a nuestras costas, "no dejan de establecer en el texto la sospecha de que Hitler, Eva Braun, Martín Bormann, Gestapo Müller y un conjunto de jefes de segunda línea de las SS y Waffen SS, como Walter Rauff que se radicó en el sur de Chile, hayan llegado a la Patagonia en el contexto de la última acción secreta del régimen del Tercer Reich, en complicidad con el gobierno de los EE.UU. que, a través de lo que se conoce como Operación Paperclip, garantizó la impunidad de jerarcas nazis a cambio de información y científicos, como el ingeniero Wernher von Braun, un ex SS que resultó clave en el programa espacial para llevar el hombre a la luna", indica Pesatti.
Autor de libros como Nazis en el sur o el Pacto Churchill-Hitler y experto en la temática de la Segunda Guerra Mundial y las operaciones que realizaron los nazis en nuestro país antes, durante y luego de concluida la guerra, De Nápoli nació en 1950 en Buenos Aires en el barrio de Villa Pueyrredón. De su infancia nace su obsesión por el tema: muy cerca de su casa vivía un jefe de submarinos nazis que a finales de la década del 50 le contaba a medio mundo como había llegado al país a bordo de una de esas naves. No se ocultaba: los días de fiesta se vestía con uniforme nazi o invitaba a los chicos que jugaban en la plaza a su casa a mirar sus logros. De Nápoli tenía 10 años en ese entonces y la mirada de ese niño jamás olvidó.
Otros testimonios
Existen testimonios que dan cuenta que en la entrada a la Caleta hay dos submarinos hundidos. El primero de estos testimonios correspondió a Mario Chironi, piloto de la gobernación de Río Negro recientemente fallecido. En uno de sus vuelos desde San Antonio Oeste a Viedma, a principios de los 60 vio la sombra en el fondo del mar de dos siluetas que relacionó con dos submarinos. Una pobladora de Bahía Creek, uno de los lugares más hermosos de la Patagonia con sus dunas y sus contadas casitas y refugios para aventureros, sostuvo hasta su muerte que una mañana observó un submarino navegando muy cerca de la costa.
Tony Brochado, director de El Austral, servicio de salvamento y buceo en San Antonio Oeste, buzo profesional y autor del libro Vida de Buzo, muestra a quien se acerque hasta su casa dos botellas antiguas de los años 40, una alemana y otra mexicana, halladas por él en sus merodeos en la zona del puerto de aguas profundas de San Antonio Este en 1996. "En esos años de la Primera Guerra Mundial los buques alemanes se abastecían en México, hasta la llegada de la Revolución Mexicana y su cambio de política", explica Tony.
Tony formó parte de numerosas expediciones y documentales sobre el tema como la serie Persiguiendo a Hitler; también navegó con el autor de El Escape de Hitler, Patrick Burnside (seudónimo del arquitecto chileno Patricio Scaramuncci). Su lancha surcó estas aguas con Carlos de Nápoli y Juan Salinas, e incluso junto a la Armada Argentina, Mario Markich y muchos más: la lista es infinita.
"En su momento los investigadores que vinieron para filmar la serie me mostraron fotocopias de la documentación desclasificada del FBI y de la Unión Soviética. Estoy convencido que Hitler desembarcó en la Argentina donde había una red previa de cerca de 200 personas esperando su llegada", cuenta Bochado.
Y continúa: "La realidad es que sólo se encontraron cosas chicas: botellas como las mías, monedas, etc. Claro que los submarinos están allí; sólo que con el contenido ferroso de la restinga y la profundidad resulta prácticamente imposible encontrarlos, son operaciones costosísimas, difícil que alguna vez podamos desentrañar el misterio de estas aguas".
La Armada Argentina desclasificó en 1997 por orden de Carlos Menem documentos que aseguran que la flota del mar estuvo operando en el golfo San Matías en los meses de julio y agosto de 1945 en busca de submarinos y que la Torpedera Mendoza lanzó cargas de profundidad sobre un supuesto submarino a la altura del Fuerte Argentino, una formación geológica muy cercana al balneario Las Grutas.
Nazis en fuga
Abel Basti es periodista y autor de varios libros dedicados a los nazis en la Argentina tales como Bariloche nazi. Él sostiene que Hitler vivió en nuestro país al menos cinco años y que pudo haber desembarcado en la Caleta de los Loros en las proximidades de Viedma para refugiarse después en la cordillera rionegrina. Stalin jamás creyó en la versión oficial de la muerte del Fürher, el suicidio junto con su esposa Eva Braun en el bunker de Berlín y su posterior carbonización. Le hizo saber a Winston Churchill y al presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, cuando se reunieron tras la caída del régimen nazi en esa ciudad, que no creía que esos cuerpos pertenecieran a la pareja.
En Bahía Inalco, Villa La Angostura, se encuentra la supuesta casa adonde la pareja habría vivido un tiempo antes de seguir viaje a Paraguay. Se dice que allí lo atendió Joseph Menguele, el médico que hacía los experimentos más terroríficos en Auschwitz, quien vivió en Buenos Aires y en el sur, donde también vivieron otros criminales de guerra como Erich Priebke y Adolf Eichmann. Este último cambió su identidad al llegar al país en 1950 por la de Ricardo Klement hasta ser secuestrado y detenido por el Mossad. Luego fue llevado a Israel donde fue juzgado y ahorcado: el documental Operación Final, de Netflix, relata esta historia. En cambio Priebke tenía una vida pública conocida y usaba su nombre real. Detenido luego de una entrevista periodística, fue extraditado a Italia donde fue juzgado y condenado a cadena perpetua, adonde murió en prisión domiciliaria.
Jorge Camarasa (1953-2015) en cambio, no creyó que Hitler vivió en la Argentina. Fue periodista del diario La Nación, Clarín, La Razón y autor de Los nazis en la Argentina (1992) y Puerto Seguro. Desembarcos clandestinos en la Patagonia (2006), entre otros libros como la biografía de Joseph Menguele. Además, fue co-guionista del documental Oro Nazi (2004) de Rolo Pereyra, disponible en Internet. Creyó que esta versión fue producto de una maniobra de Stalin que provocó una investigación del FBI una vez terminada la guerra, que se extendió por cuatro años, buscando a un Hitler que para el líder ruso no había muerto. En Puerto Seguro, aborda el tema de los submarinos que sí operaron efectivamente en las costas patagónicas y la provincia de Buenos Aires, despegándolo del para él "mito" de la llegada de Hitler.
Silencios, complicidades de parte de la sociedad e incógnitas que despiertan la curiosidad y el estupor más profundo: esta historia oculta se suma como patrimonio intangible a este sur del sur, salvaje y desolado.
La Caleta de los Loros
El llamado Camino de la Costa nace en el balneario El Cóndor y finaliza en el Puerto de San Antonio Este, luego de recorrer alrededor de 180 km de numerosas playas y pesqueros del Golfo San Matías.
La Caleta de los Loros, una suerte de enorme lago sometido al ir y venir de las mareas, es un área protegida donde los flamencos y cisnes de cuello negro despliegan sus colores para alegría de los viajeros. Desde el mar la entrada a la caleta muestra un médano alto a la derecha y los acantilados de Punta Mejillón a la izquierda. Durante la pleamar su profundidad promedia los seis metros, aunque una vez que el mar se retira quedan extensas áreas apenas cubiertas por agua. Dos riachos desembocan en la Caleta que fue históricamente un refugio tramposo para los marinos que buscaban capear temporales en estas aguas turbulentas.
Quince km antes de la Caleta está Bahía Creek, de dunas blancas, aguas azules y pesca infinita. Esta ruta propone uno de los recorridos más singulares de la región que incluye la Reserva Faunística Punta Bermeja, con la colonia permanente de lobos marinos más grande de la Patagonia; y la villa marítima El Cóndor, con la Colonia de loros barranqueros más grande del mundo.
Un camino sinuoso de relatos se confunden y entremezclan para luego volver a hundirse - ¿para siempre? -, en estas aguas misteriosas.