Semana Santa. El imponente Cristo que emerge de la tierra y su curiosa vinculación con el Papa Francisco
La religión mueve peregrinos y también viajeros en busca de propuestas culturales con color local, especialmente por las celebraciones pascuales
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Hace ya unos años que dejó de ser solamente una cuestión de fe. El turismo religioso se consolida entre las varias facetas temáticas del mundo de los viajes y se suma a las propuestas de interés cultural.
“En los últimos 20 años comenzó a haber un cambio, una transición. Surge un interés cultural por realizar estos viajes por parte de gente que no es creyente”, explica Santiago Cano, especialista en turismo religioso.
Según estimaciones, porque no hay datos actualizados, se calcula que 500 millones de personas se movilizan por año por turismo religioso: “Un 20 por ciento de esta gente viaja por un interés cultural, independientemente de sus creencias, se está abriendo el mercado, se generan otros intereses”, continúa Cano.
Las fiestas religiosas, de larga tradición son una marca registrada en el país: “En la Argentina se realizan 1100 fiestas religiosas por año. Estas son las más importantes y convocantes, pero también hay muchísimas más en pueblos chicos; también hay mucho sincretismo religioso”, cuenta Federico Lanati, presidente de la Comisión Argentina de Turismo Religioso de Faevyt.
En la Argentina se realizan 1100 fiestas religiosas por año. Estas son las más importantes y convocantes, pero también hay muchísimas más en pueblos chicos
Una de las novedades del año en materia de turismo religioso es el Camino de Brochero, que emula al Camino de Santiago español. Este nuevo circuito, que se presentó en febrero, recorre 240 kilómetros y conecta desde Carreta Quemada, el pueblo natal del santo argentino, la ciudad de Córdoba y llega hasta la localidad que lleva su nombre después de atravesar las Altas Cumbres. El recorrido completo demanda alrededor de una semana de caminata, con tramos de unos 20 kilómetros diarios.
Semana Santa es el momento propicio, con propuestas que además del contenido religioso de la liturgia pascual, ofrecen un atractivo turístico, con mucho color local, que vale la pena descubrir.
En Junín de los Andes, Neuquén, el Parque Escultórico Vía Christi es unas de esas joyitas ocultas del país, con 23 esculturas que relatan la vida, obra y muerte de Jesús, pero combinadas con la cosmovisión mapuche en el cerro de la Cruz. El parque nació luego de la beatificación de Laura Vicuña, se empezó a planificar en el 2000 bajo la dirección del arquitecto Alejandro Santana y todavía queda una estación por realizar.
“Al principio se pensó en un vía crucis tradicional, pero se quería un paseo que no sea sólo sufrimiento y muerte, por eso se incorporó también la vida de Jesús, desde su nacimiento. En ese momento, una allegada al entonces cardenal Bergoglio le contó la idea y el actual papa dijo que eso era un Vía Christi, porque relataba el camino de Jesús. Él, de alguna manera participó en el nombre”, cuenta Alicia Ruiz, secretaria de Turismo de Junín de los Andes. A partir de la estación 11, empieza La Pasión.
“En ese momento, una allegada al entonces cardenal Bergoglio le contó la idea y el actual papa dijo que eso era un Vía Christi, porque relataba el camino de Jesús. Él, de alguna manera participó en el nombre”, cuenta Alicia Ruiz, secretaria de Turismo de Junín de los Andes.
“Todavía falta construir la estación 24, que será el Apocalipsis, el encuentro con María”, agrega Ruiz.
El Vía Christi se corona con el Cristo Luz, en lo alto de la montaña, un enorme Cristo que emerge de la tierra, donde en su cabeza se construyó un anfiteatro.
Durante Semana Santa va a estar abierto de 9 a 19. El viernes santo el tradicional vía crucis se realizará en este circuito de dos kilómetros, con entrada libre. Habitualmente el costo de la entrada es de 600 pesos. El sábado a partir de las 22 se hará una procesión al Cristo Luz.
En Tafí del Valle, Tucumán, también hay una propuesta para los que buscan algo diferente: los cerros se convierten en una platea al aire libre donde se desarrolla la obra Vida y Pasión de Dios Hombre, un clásico que sube a escena desde hace más de 20 años. Carlos Kanán, que la escribió y dirigió durante muchos años, falleció recientemente, pero dejó su legado en el grupo con el que trabajaba. En este caso también transita la vida de Jesús y no se restringe a su última semana de vida.
“La obra se gestó en el 2000, por iniciativa de Kanán, primero se hacía cerca de San Miguel, hasta que desde el 2013 se realiza en Tafí. Es una propuesta visual cinematográfica, con efectos especiales, cerca de 200 actores en escena y una banda sonora grabada por figuras del radioteatro tucumano”, explica Benjamín Tannuré Godward, el actor que personifica a Jesús desde 2019, y uno de los directores del espectáculo.
La representación, como todos los años se realiza el viernes y el sábado santo, a las 16, en la zona Ojo de Agua, un escenario natural, que pertenece a la comunidad originaria de Tafí del Valle, que les presta el lugar, con entrada libre. La gente se ubica en las laderas de las montañas que rodean el lugar. “El momento de la crucifixión coincide con el atardecer, el momento que según la tradición, murió Jesús. El paisaje se parece bastante al de Jerusalén, es muy movilizante”, concluye el actor.