Un lugar donde el tiempo se detiene y la naturaleza se impone. Silencio, paisaje insuperable y un contacto íntimo con la fuerza que nos precede y nos excede. Tal es así que no tuvo pobladores nativos porque era de difícil acceso tanto para los tehuelches de la estepa como para los mapuches que estaban del otro lado de la Cordillera. Sin postes de luz ni cables. Sin supermercados ni semáforos, y con escasa señal de celular. Un tesoro de 259.822 hectáreas, el cuarto en tamaño entre los parques nacionales de la Argentina.
Declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 2017 por contener "fenómenos naturales superlativos, áreas de excepcional belleza natural e importancia estética, y los hábitats naturales más representativos y más importantes para la conservación de la biodiversidad", el Parque Nacional Los Alerces es de uno de esos destinos inolvidables. E incomparables.
Ubicado en el noroeste de Chubut, a 50 kilómetros de Esquel y a 25 de Trevelin, sobre el límite internacional con Chile, forma parte de la Reserva de Biósfera Andino Norpatagónica que preserva los bosques templados y también integran los parques nacionales más resonantes como Lago Puelo, Nahuel Huapi, Los Arrayanes y Lanín. Sin embargo, su paisaje logra distinguirse del resto.
Con una cuenca hídrica de varios lagos y ríos interconectados, ofrece vistas diversas: dentro de tupidos bosques, a la vera de inmensos lagos transparentes o desde miradores que permiten la foto completa de un lugar, que de tan armonioso, parece ficción.
Contemplación activa
Los Alerces fue declarado parque nacional en 1937 con el objeto de preservar los bosques de alerces (o lahuanes, según la lengua mapuche) que incluyen ejemplares de hasta 2600 años. Además, el área alberga a especies amenazadas como el huemul: el ciervo emblemático de la Cordillera patagónica, monumento natural desde 1996 que, según dicen, solo los afortunados y madrugadores tienen el privilegio de ver.
El parque puede parecer algo agreste en su infraestructura, no es masivo ni llega a la categoría de boom turístico, ofrece varias actividades recreativas como cabalgatas, travesías en kayak, avistaje de aves y la pesca deportiva, uno de las más solicitadas por extranjeros y aficionados. Además, hay más de 20 senderos seguros, señalizados y con exigencias diversas, para recorrerlo.
Tres son imperdibles: el del río Arrayanes, que atraviesa un bosque agreste lleno de ejemplares de los árboles que Walt Disney volvió famosos; el del circuito río Rivadavia que sigue el cauce verde esmeralda de este río impredecible hasta su desembocadura en el arroyo Colehual; y el que se introduce en el bosque, bordea el lago Futalaufquen y desemboca en Puerto Limonao que, con un muelle de madera y pequeña pasarela, ofrece una playa amplia y familiar.
Para los más osados es muy recomendable la caminata de tres horas (a la ida casi toda en subida) hacia la laguna Escondida. En el trayecto hay vistas panorámicas del parque que reproducen casi a la perfección los accidentes que muestran los mapas. A tener en cuenta: no hay baños ni servicios de ningún tipo. Otro inolvidable: hacer un picnic en la Playa del Francés, un camping agreste sobre el brazo norte -y uno de los más estrechos- del lago Futalaufquen al que se accede tras un desvío de la ruta 71.
Árboles milenarios
Como es regla en la Patagonia, para ver lo más extraordinario hay que recorrer algunos kilómetros. Tal es el caso del Bosque de Alerces Milenarios, al que solo se llega tras una navegación. La embarcación sale desde Puerto Chucao, un pequeño muelle sobre el Lago Menéndez cuyo único acceso es peatonal.
Para llegar, primero hay que ir en auto o caminando por la ruta 71 hasta el estacionamiento de la pasarela del río Arrayanes, un puente peatonal colgante con vistas impresionantes. Desde ahí son unos 40 minutos más a pie por un camino, de dificultad baja, que atraviesa el río Arrayanes y bordea el lago Menéndez.
A este sendero lo orienta una señalética simpática con una narrativa que explica flora y fauna del bosque que rodea la zona. ¿Las precauciones? El posible encuentro con pumas, la especie dominante del área. En tal caso, la cartelería indica mostrarse agresivo, levantar los brazos y gritar. El que avisa...
Luego se llega a Puerto Chucao, donde comienza una nueva aventura. De allí sale la embarcación que tras una hora y cuarto de navegación (18 kilómetros) llega hasta la costa del brazo norte del Menéndez. Durante el viaje se aprecian vistas extraordinarias de la pared sur del Glaciar Torrecillas (un glaciar colgante en retroceso que se puede visitar en otra excursión de media día o en una que la combina con la del bosque), la isla Grande, bosques y cascadas.
Una vez desembarcados en Puerto Sagrario se realiza una caminata por la selva valdiviana que protege en su interior al milenario alerce. El sendero recorre el lago Cisne -el área más prístina del parque-, los rápidos del río Cisne y culmina en el emocionante encuentro con el abuelo, un alerce imponente de más de 2600 años de edad, 2.20 metros de diámetro y 57 de alto que es una de las especies vivas más antiguas del planeta.
El sendero es apto para todo público: se extiende a lo largo de dos kilómetros, cuenta con nuevas pasarelas, miradores, escaleras, barandas y puntos panorámicos. ¿Lo mejor? Se disfruta casi en soledad. Importante: llevar repelente de insectos.
Esquel, con mecanismo de relojería
En Esquel todo funciona bien. Uno se siente como en un país nórdico: tránsito ordenado, perfil urbano parejo, una ciudad libre de basura, con poco ruido y en cada cantero una flor. Seguramente esta detrás una comunidad que defiende sus recursos naturales, cuestión que se refleja en varios murales urbanos que piden "no a la mina". Con alrededor de 50.000 habitantes, tiene el aeropuerto más cercano al parque y una ruta para conectarlo que, aunque sinuosa, está en buen estado.
Más allá de la parada obligada que implica para quienes lleguen vía aérea, Esquel ofrece una actividad ícono de la región: un paseo de 18 kilómetros a bordo de La Trochita, uno de los pocos trenes a vapor que sigue funcionando en el mundo.
Importante: Esquel también es una buena opción para hacerse de provisiones antes de ingresar al parque. Fundamental agua potable en botellas de medio o un litro para las caminatas. Si bien en el parque hay varias proveedurías, sobre todo en las cercanías de Villa Futalaufquen (donde se encuentra el centro administrativo y de visitantes), la posibilidad de organizarse y planificar las compras ayudará a optimizar tanto el presupuesto y el tiempo del que se dispongan.
En el mismo sentido hay que aclarar que el parque es muy extenso. Ofrece servicio de transporte público, que en temporada alta cuenta con dos frecuencias diarias, pero lo más práctico es contar con movilidad propia. Para manejar hay que hacerse de paciencia ya que casi toda la ruta 71 es de ripio. Sin embargo, da cuenta de un mantenimiento regular y trabajos de alisado, es bastante ancha, y no tan sinuosa ni empinada. Dato: no hay estación de servicio dentro del parque. La más cercana está en Cholila (si se está del lado norte) o Trevelin, por el sur.
Datos útiles
Cómo llegar
En avión. Aerolíneas Argentinas tiene vuelos directos a Esquel todos los días menos los martes, desde $10.000.
En auto. Son 1864 kilómetros desde Buenos Aires. Se puede ir hasta Puerto Madryn por Ruta 3 y de ahí la Ruta 25 que une Trelew con Esquel. La otra alternativa es a Bariloche y de ahí la Ruta 40 al Sur son 280 kilómetros de Bariloche.
En ómnibus. Hay servicios desde Retiro con trasbordo en Bariloche en las líneas Andesmar, Via Bariloche y Crucero del Norte, desde $7000.
Acceso
Entrada general (para residentes nacionales): $180
Alquiler de autos en Esquel: www.autosdelpueblo.com.ar. Desde $1700 por día.
Dónde dormir
El Aura Lodge - Lago Verde: ofrece cabañas (para 2 o 4 personas, con servicio de limpieza y desayuno incluidos, desde $12.000); domos (desde $3800 por noche) y camping (cada parcela cuenta con fogón, parrilla, mesa, mesada, luz eléctrica de 20 a 24 y agua caliente todo el día). www.elaurapatagonia.com
Dónde comer
Huet-Huet: restaurante gourmet con vista al Lago Verde que prioriza los ingredientes patagónicos. El menú fijo (entrada, principal y postre, sin bebida) cuesta $1260 por persona. Además, funciona como casa de té.
Qué hacer
Excursión lacustre al Bosque de Alerces Milenarios. Desde $4000 (adultos en grupo familiar). No incluye almuerzo. www.glaxiar.com
Travesía en kayak. Incluye kayaks de travesía, remo, chaleco salvavidas y guías habilitados. Desde $3000. www.fronterasur.com
Más información
www.esquel.tur.ar