Cinematográfica y glamorosa, vertiginosa y de vanguardia, la ciudad de Hollywood también tiene a los homeless entre sus habitantes más famosos. Cómo recorrerla y qué ver, barrio por barrio.
Más allá del intimidador enjambre de autopistas, Los Ángeles fascina: a fuerza de contrastes, más que una ciudad es muchas ciudades en una. Es el hogar de muchas estrellas de cine y de muchos homeless. Aloja una arquitectura de vanguardia, hecha de acero y concreto, al igual que playas interminables con olas perfectas. En sus colinas se levantan mansiones de película y en el centro abunda el arte callejero. Circulan hombres de traje Armani y surfistas tostados como un grano de café. Cada barrio tiene su identidad y su comunidad, aunque algunos renacen de repente. El sórdido downtown –ahora llamado DTLA– surgió impulsado por los aportes del arte y el glamour. Definitivamente, Los Ángeles es una ciudad compleja y apasionante.
1. Arts’ District
Los transeúntes sacan fotos y selfies a cada paso en el Distrito de las Artes, barrio del extremo sudeste del downtown, con cientos de murales en paredes de ladrillo de antiguas fábricas convertidas en lofts. Hay que caminar entre las calles 2° y 7°, y entre Alameda y Santa Fe, para descubrir obras de estilos clásico, moderno, punk y hip hop hechas por muralistas famosos. Un buen punto de partida es la cervecería Angel City, donde aparecen dos de las pinturas más fotografiadas del barrio: “Corazón de Los Ángeles”, de la artista conocida como Antigirl, y “Las Arrugas de la Ciudad”, excelente obra de JR, muralista que despliega su arte en calles de Nueva York, Shangai y Berlín. A una cuadra, en el piso de una plaza triangular donde los jueves se monta una feria de agricultores, hay un perro ilustrado con su propia sombra: “Sir Cash, el Husky Hewiit”. Fue realizado en 2013 por Emilio Pisquera, Amanda Gelpi y el argentino Ramiro Fauve. En Traction y 3ra se concentran barcitos de moda, entre ellos Pie Hole, donde venden blends de café orgánico y tartas creativas; y Wurstküche, animada cervecería y salchichería. Hay más restaurantes y galerías de arte en el barrio, como el estudio de Lili Lakichi, que realiza instalaciones con neón. Y, claro, muchos más murales. Otros imperdibles son: “Yo era una adicta al bótox”, de Tristan Eaton (en Traction Av. 702); “Sin Título”, otro sugerente retrato de JR en Spring 639, y “Audrey Hepburn”, obra de Free Humanity, en Los Ángeles Sur 425. Es un hermoso retrato blanco y negro de la actriz sobre un fondo de corazoncitos de colores. Se puede extender el paseo por 2nd Street hasta llegar al barrio vecino, Little Tokyo, con pocos pero buenos sitios de sushi y ramen (un tipo de sopa), como Manichi Ramen y Sushi Gen.
the reality of LA=people breaking into your car and stealing almost all your stuff
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2. Museo The Broad
En la avenida Grand, en pleno downtown, impacta el edificio blanco de concreto y fibra de vidrio que simula un gran enjambre con un ojo: es The Broad, fantástico museo de arte contemporáneo inaugurado en septiembre de 2015. Está junto al plateado Walt Disney Concert Hall, hogar de la Filarmónica de Los Ángeles diseñado por el genial Frank Ghery, y frente al MOCA (Museo de Arte Contemporáneo). The Broad, obra arquitectónica de Diller Scofidio + Renfro en colaboración con Gensler, es el museo de los filántropos Eli y Edythe Broad, matrimonio que de a poco dotará al museo de más de 2.000 obras de la posguerra y contemporáneas de su colección privada. Una escalera mecánica de 30 metros conduce a la galería del tercer piso, toda blanca y con techos altísimos con 318 tragaluces, donde aparece un avasallante mural de 24 metros de Takashi Murakami. En el centro, enormes y coloridas figuras inflables de Jeff Koons, como el “Perro Globo Azul”. El resto de las obras están agrupadas por épocas: comienza con Jasper Johns y Robert Rauschenberg (años 50), continúa con el arte pop de los 60, con conocidísimas obras de Andy Warhol, Ed Ruscha y Roy Lichtenstein. Y termina con obras de los años 70 y 80 de Keith Haring, Jean-Michel Basquiat y Jeff Koons. Se destaca la pieza de Robert Therrien “Bajo la Mesa”, una mesa y sillas para gigantes. La entrada es gratuita, pero por la gran cantidad de gente que lo visita, hay que anotarse antes por Internet. El museo tiene una tienda y un restaurante súpertop: Otium.
3. Grand Central Market
El Gran Mercado Central de Los Ángeles funciona como tal desde 1917, cuando Broadway era la calle principal y los habitantes de las mansiones victorianas acudían a comprar verduras, pescados, huevos, flores, quesos. En 1984, el desarrollador Ira Yellin compró el mercado y los edificios adyacentes para continuar con la tradición de ir al mercado para comer bien. Hoy, Grand Central Market, con oferta variopinta de gastronomías del mundo, es un excelente lugar para almorzar a muy buen precio. En el recinto de 2.800 m2 hay mostradores donde se despacha comida japonesa (Bento Ya), buenísimas hamburguesas (Belcampo Meat), ceviche (La Tostadería), mariscos (The Oyster Gourmet), paella (Bombo), italiana (Knead & Co), de cocina vegana (en Ramen Hood) y sigue la lista. En largas mesas comunitarias, los extranjeros se mezclan con los locales. Para comprar y llevar, hay puestos como DTLA Cheese, con quesos del mundo y Courage & Craft, que vende bebidas alcohólicas de todas partes, desde Cynar hasta cervezas de Islandia, pasando por vinos franceses. Al fondo, frutas y verduras orgánicas. Un paseo lleno de aromas, colores y sabores en pleno downtown.
4. Parque y Observatorio Griffith
Nadie puede irse de Los Ángeles sin visitar el Observatorio Griffith al atardecer. Su emblemática arquitectura art déco y las vistas panorámicas de la ciudad desde las colinas del sur de Hollywood son imperdibles: reconocerán la postal nocturna de tantas películas: E.T., entre otras. El observatorio está en la parte más alta del Parque Griffith –de 1.700 hectáreas– el mayor de Los Ángeles. El acceso al parque, los telescopios y el museo del observatorio son gratis. Lo único que se abona es la función del Planetario Samuel Oschin. Todos los atardeceres, excepto los lunes cuando el Observatorio cierra, las terrazas del bello edificio se llenan de fotógrafos con lentes de miles de dólares o con celulares chinos, que disparan a la ciudad iluminada hasta el Pacífico. El museo posee un péndulo de Foucault, rodeado de frescos mitológicos. Antes de visitar el Observatorio, se recomienda chequear en Internet qué exhibiciones y espectáculos están previstos.
5. Silver Lake
Ubicado al noroeste del centro de Los Ángeles, Silver Lake es el barrio residencial más cool de la ciudad, donde eligen vivir hipsters, jóvenes ligados a la industria del cine y algunas estrellas, como Tarantino, Natalie Portman y Amber Heard, la ex de Johnny Depp. Calles arboladas trepan las colinas del barrio, donde se levantan hermosas casas de distintos estilos, la mayoría con paredes de tejas de madera y jardines de suculentas y buganvillas. En una cuadra escondida aparecen cinco viviendas racionalistas diseñadas por el arquitecto austríaco Richard Neutra. En el llano, la esquina emblemática del barrio es Sunset Junction, en el cruce de Santa Mónica Boulevard y Sunset Boulevard, la arteria principal de Silver Lake. Es la zona de bares y restaurantes que revalorizan lo vintage, lo orgánico, la música indie y el buen vivir. Ícono indiscutible de la movida silverlakiana, el Café Intelligentsia, con piso y barra de baldosas calcáreas, despacha cafés de todo el mundo a jóvenes que han llegado en bicicleta. A unos metros, están el restaurante francés Café Stella, la tienda Cheese Store, con selección de quesos artesanales y la florería Clementine, con decenas de suculentas, plantas infaltables en la desértica California. Otros imperdibles del barrio: Teatro Vista, antiguo cine con butacas originales ubicado en Sunset Drive y Hollywood Boulevard; y el lago que ya no es lago, sino un gran agujero con planes de urbanización. Al este está West Hollywood (WeHo), barrio glamoroso donde se afincó la comunidad gay.
Puppies & Coffee, a perfect combo. ?? Photo by @represent #DogsofIntelligentsia
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6. Echo Park
Vecino a Silver Lake, este barrio del northwest sí tiene lago, un gran espejo redondo de agua rodeado de parque arbolado con vista a los rascacielos del cercano dowtown. Se pueden rentar botes para dar la vuelta al lago o tomar un cappuccino en Boat House Café. Por su ubicación céntrica, sus espacios verdes y su onda verde vegana, es también favorito de las familias modernas. Algunos restaurantes del barrio: Sage Vegan Bistro, Ostrich Farm, Elf Café. Echo Park tiene la calle más empinada de todo L.A: Baxter Street, y el famoso estadio Dodger, punto de partida de la Maratón de Los Ángeles, que culmina en el muelle de Santa Mónica. Muy cerca está Angelino Heights, barrio victoriano histórico con casas alucinantes, tipo mansión de Los Locos Adams. La mayoría de las residencias están en la avenida Carrol, filmada hasta el hartazgo. La casa del 1345 aparece en la escena final de “Thriller”, videoclip de Michael Jackson. Cada 31 de octubre se arma fiesta callejera de Halloween.
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7. Museo J. Paul Getty
Por su colección, exhibiciones temporales, vistas panorámicas, jardines y arquitectura, este museo que forma parte del Getty Center, es un paseo insoslayable. Se trata de un complejo modernista, diseñado por el arquitecto Richard Meier en la cima de una colina de Santa Mónica. Curvilínea y revestida en travertino italiano, la construcción está rodeada de jardines con esculturas contemporáneas y modernas. La colección del Museo J. Paul Getty se distribuye en cinco pabellones que reciben luz natural: hay pinturas, dibujos, manuscritos iluminados, esculturas y arte decorativo europeos de antes del siglo XX, y fotografías americanas, europeas y asiáticas de los siglos XIX y XX. El Jardín Central es una maravilla verde de 500 variedades de plantas, creada por el artista Robert Irwin. Parte del paisajismo incluye una piscina con laberinto flotante de azaleas. También se puede visitar la Getty Villa en Malibú: es un centro dedicado a las culturas griega, romana y etrusca.
8 Abbot Kinney Boulevard
En Venice Beach está la cancherísima calle Abbot Kinney Boulevard, que se extiende por varias cuadras desde Venice Bvd hasta Pacific Avenue, con una sucesión de tiendas de diseñadores independientes y de primeras marcas, restaurantes gourmet, bares con mucho ambiente, joyerías y galerías de arte. Poco queda del espíritu hippie de la Venice de los años 70. La calle toma el nombre de quien fundara esta Venecia californiana en 1905: el barón del tabaco Abbot Kinney, desarrollador del distrito que trajo al barrio –de sus viajes por Europa– la idea de los canales y algunos juegos divertidos que hoy son recordados en las veredas a través de pequeñas esculturas de metal: la rueda de la fortuna, un zoetrope, el león alado. Algunos de los muchos negocios: Burro, de regalos con mucha onda; Open The Kimono (venta de kimonos), Caudalie (cosmética francesa con ingredientes naturales), Warby Parker (lentes fashion a buen precio). El primer viernes de cada mes se arma una especie de festival, con foodtrucks y música en vivo en plena calle.
9. Las playas
De sur a norte, Manhattan Beach, Venice Beach, Santa Mónica, Malibu, Zuma Beach y El Matador son los nombres de las principales playas públicas –con barrios adyacentes– donde los angelinos broncean sus pieles, surfean, hacen deporte y se dejan ver. Aunque todas tienen en común su gran tamaño –son tremendamente anchas– y las típicas casillas de madera del guardavidas, cada una exhibe su particularidad. Para recorrerlas hay que tomar la Pacific Coast Highway (PCH), que avanza entre las montañas y el océano. Manhattan Beach es la de la gente más linda y con más dinero; su muelle (con acuario incluido) es el más antiguo de la costa oeste. A Venice Beach se va a contemplar el desfile de personajes y artistas en la calle que la bordea (Boardwalk), que componen un caleidoscopio de situaciones desopilantes: un homeless que toca maravillosamente un piano de cola, mujeres que leen las manos por 10 dólares, enfermeros que miden la tolerancia a la marihuana, un jamaiquino escultor y, por todos lados, skaters y técnicos de cine en pleno rodaje de películas y comerciales. A unas cuadras de este muestrario humano están los canales de Venice y el boulevard Abbot Kinney. Santa Mónica, anchísima y popular, tiene el muelle más famoso de California, inmortalizado en el cine por Forrest Gump, y un imperdible paseo de compras: Third Street Promenade. Malibu es playa adorada por surfistas, pero no hay que quedarse solo con la playa: adentrándose en las calles que trepan las colinas se descubren mansiones (muchas de ellas de estrellas de cine) con jardines que son obras de arte. Más adelante aparece Zuma Beach, la favorita de las familias. Al lado está Point Dume Beach, una punta con una colina con vista panorámica (se puede subir). Y luego aparece la rocosa y cinematográfica playa El Matador, la preferida de los fotógrafos de moda.
10. Hollywood y Beverly Hills
El Paseo de la Fama de Hollywood es una formidable ocurrencia marketinera que, cada año, convoca a diez millones de visitantes que avanzan mirando para abajo. El Walk of Fame se extiende por 4 km en las veredas de Hollywood Boulevard y Vine Street, con más de 2.500 estrellas en cuyo centro brilla el nombre dorado de algún artista destacado del cine, la TV, el teatro, la radio y la música. Lo mejor de Hollywood Boulevard se concentra entre las avenidas Highland y La Brea. En esas cuadras aparecen el Dolby Theatre (sede de la ceremonia de entrega de los premios Oscar), el Teatro Chino Imax (de 1927, con huellas de pies y manos de actores y actrices, desde Marilyn Monroe hasta George Clooney), el legendario hotel Roosevelt (edificio amarillo), el First National Building y el Museo de Cera Madame Tussauds.
En Beverly Hills, el barrio que derrocha lujo y donde viven muchas estrellas del espectáculo, están los estudios de cine de Warner Brothers. Hay tours en español para visitar, por ejemplo, los decorados de la serie Friends y asombrarse con el arte de reproducir una esquina de New York City en pleno Los Ángeles. El lujo y la distinción se sienten en el aire de Rodeo Drive, el exclusivo paseo de compras de Beverly Hills que hemos visto en tantas películas. Son tres cuadras, con un cantero central florido, y vidrieras impactantes de todas las marcas más caras del mundo. Al final de Rodeo Drive está Vía Rodeo, una callecita adoquinada, peatonal, que sube y serpentea entre más tiendas exclusivas. Al lado de la fachada italiana de Versace está la fabulosa Galería Michel, de entrada gratuita, con dibujos, pinturas y esculturas de Dalí, Renoir, Chagall, Miró y Picasso.
Nota publicada en junio de 2017.
Celine Frers y Nora Vera