Las cuevas de Santa Cruz que reviven la prehistoria
Al sur del sur, en la infinita estepa de la provincia de Santa Cruz, sobre el áspero valle del río Pinturas se estima que hay alrededor de ochenta sitios arqueológicos. Claro que no todos tienen la relevancia de la Cueva de las Manos, el más conocido, porque como suelen bromear por acá, para un arqueólogo, cuatro manos ya es un sitio arqueológico.
Sin embargo, y más allá de la broma, esa mano, al mismo tiempo, pude aportar una información diferente al resto. Los asentamientos en cuevas y aleros a cielo abierto atestiguan la presencia de pobladores en la región desde hace unos nueve mil años. Estas comunidades dejaron sus huellas a través de petroglifos, que son, en su mayoría grabados geométricos.
El arte, dicen los estudiosos, refleja la relación entre sus saberes y actividades. Los grabados son puntos, círculos y trazos. Pero además hay huellas humanas de manos y pies, rastros de diferentes tipos de animales y siluetas de estos antepasados que dejaron su sello escrito en las piedras.
Diez mil años atrás
Las primeras noticias de La Cueva de las Manos, según cuenta Daniela Cerdas, la guía de sitio, llegaron en 1941 a través del cura salesiano Alberto D’Agostini, un sacerdote aventurero y fotógrafo. Años después, hacia 1964, llegó Carlos Gradín, un topógrafo e investigador argentino que hizo un relevamiento de las pinturas y lo presentó en un congreso europeo. En 1972volvió a trabajar con otros científicos, que determinaron que la región estuvo habitada unos diez mil años atrás por pueblos pre- tehuelches y nómadas, que vivían en cañadones y seguían la vida del guanaco, que era su principal sustento. Del camélido sacaban no solo la carne para alimentarse, sino que también utilizaban sus huesos, los tendones y la sangre. Y tan relevantes eran para ellos, que los dejaron impresos en la roca.
Los arqueólogos reconocieron tres grupos estilísticos en estas cuevas donde habrían vivido diversos grupos familiares constituidos por unas veinticinco a treinta personas. Ni más ni menos, ya que para cazar era un buen número y para subsistir en tiempos de sequía no eran demasiados.
No hay certezas plenas sobre lo ocurrido acá tantísimos años atrás; lo cierto es que es un sitio de alta relevancia mundial, ya que solo hay dos más en el todo el planeta que se le asemejan: las cuevas de Altamira, en España, y las Cuevas de Chauvet, en Francia. Por eso, Cueva de las Manos fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Los dibujos nos muestran guanacos, grupos de hombres en plena cacería, pumas tatús y ñandúes. También hay pisadas de todos estos animales, figuras geométricas, círculos concéntricos, diseños que se especula podrían ser astros –como la luna– y un hombrecito al que apodaron Gualicho, que es una suerte de chamán. Y por supuesto manos, muchas manos que se aglutinan, una al lado de la otra, una arriba y abajo de la otra, en tonos rojizos, negros y blancos sobre este impresionante paredón de piedra que balconea al río Pinturas.
"Se cree que dejar las manos era parte de un ritual de familia, –aporta Daniela–. La identidad con el lugar, marcar el territorio para regresar y encontrarlo".
Sobre paredes rojizas
A la Cueva del Indio se la encuentra en la remota y pequeñísima localidad de Lago Posadas, ubicada en el noroeste de Santa Cruz, y a la que se puede acceder desde el más renombrado pueblo Los Antiguos, atravesando la fantástica y escénica Ruta 41.
La cueva es un sitio de pinturas rupestres casi desconocido, aunque de fácil acceso. Es mucho más pequeño que la famosa cueva, pero no menos impresionante: acá se lucen pinturas de unos 3800 años de antigüedad. Se puede acceder libremente, y se encuentra a solo diez minutos del pueblo, aunque desde la oficina de Turismo recomiendan visitarlas con guía local, que se pueden solicitar en esa misma oficina.
Hay figuras humanas y de animales, guanacos y pumas, dibujos geométricos y huellas de patas y manos, y sobre todo muchas imágenes de los círculos concéntricos, grabadas o dibujadas con tinturas que se hacía de las raíces, que quedaron marcadas para la eternidad sobre las paredes rojizas de estos farallones que se alzan como centinelas en esta paisaje agreste de la estepa sinfín, muy cerca del preciosísimo lago Posadas, el que le da nombre a la localidad y donde se alza el Arco de Piedra, una formación rocosa que emerge del lago, y se ha convertido en el símbolo de este rincón solitario.
Entre las pinturas hay líneas y puntos que según los guías pertenecen a períodos de entre 900 y 3900 años. También hay figuras humanas y de animales, en su mayoría guanacos, y escenas de caza. Hay manos impresas en negativo, que se estamparon en la roca apoyando la mano con pintura; y círculos concéntricos y en espiral, laberínticos. Hay figuras geométricas, con guardas y líneas en zigzag.
Según la directora de Turismo, Jessica Casas, se está trabajando en un plan de manejo para preservar estas pinturas que han permanecido por años desprotegidas, y un museo para preservar el patrimonio.
En busca de abundancia
Este sitio, también poco conocido, es el de acceso más restringido de los tres, y atesora pinturas que se remontan a unos 7000 años de antigüedad. Para llegar hay que recorrer un largo trecho en camionetas 4X4, partiendo desde la Estancia Cueva de las Manos – ex Los Toldos– seguido de un trekking por un cañadón de alrededor de una hora.
El que viene a Charcamata no es un turista común. El que viene acá le interesa realmente la pintura rupestre, y quizá hasta sabe más que uno", sostiene Juan Nauta, director del Sitio de Cueva de las Manos y ex director de Turismo de la localidad de Perito Moreno.
"Hay una similitud con la Cueva de las Manos en sus dibujos, sus diseños, en algunas escenas, en su arte", define el guía Claudio Figueroa. Aunque, al mismo tiempo, sostiene que acá no se ven escenas de cacerías, mientras que en la "Cueva de las Manos, si. Por acá se ven muchos diseños de guanacas preñadas. "Hubo períodos de escasez, de sequía. Y uno puede interpretar que ellos querían abundancia, por eso no se ven escenas de matanzas.
No digo que eran vegetarianos, pero en determinado período, se ve que no hay cazadores atrás. Se supone que tenían una mentalidad más avanzada de conservación, que no iban a aniquilar a sus presa". También se ven otros animales como el choike o el ñandú; y símbología como en las otras cuevas: rayas, puntos círculos –que bien podrían ser la luna– círculos concéntricos, espirales, o zigs zags. El arte era menos preciso que el de Cueva de las Manos –interpreta el guía–. Hacían los dibujos con el dedo, no usaban pinceles. En Cueva de las Manos son más perfectos, los más antiguos son más estilizados".
Nauta asegura que la cultura de esos pueblos era chamanica y que desde el chamanismo se dice que para conseguir algo que se necesita, lo mejor es pintarlo o representarlo, por ejemplo, con alguna danza. De ahí se desprende que lo que necesitaban en esta época de escasez eran guanacos, por eso los reprodujeron".
Datos útiles
Cueva de las Manos: Salidas únicamente con guía de sitio. Todos los días, cada 1 hora en grupos de 20 personas, por orden de llegada. De 9 a 19, de octubre a abril, y desde mayo a fines de octubre, de 10 18. www.cuevadelasmanos.org. Entrada $200.
Zoyen Turismo. Excursiones al Alero Charcamata, Cueva de las Manos y Lago Posadas, partiendo desde Los Antiguos o desde Perito Moreno.Alero Charcamata: con traslado, guiada, y pic nic. Son 9 horas de excursión. Partiendo desde Perito Moreno cuesta $5000 y desde Los Antiguos $5500. Cueva de las Manos: Partiendo desde Perito Moreno cuesta $2900 y desde los Antiguos $3200. Lago Posadas: excursión jornada completa, doce horas por la escénica Ruta 41. Cuesta $5900.www.zoyenturismo.com.ar.