"Lo más lindo de Nigeria es la gente. Son muy especiales. De hecho, hay un estudio que los ubica entre los países con las personas más optimistas del mundo. Y es verdad. Viven con una sonrisa, felices en medio de un caos inigualable. La gente es simpática, siempre dispuesta a pasarla bien, a ayudar. Son únicos", asegura Soledad Grognett, una productora de cine argentina que vivió cinco años en el país africano que se medirá con nuestra Selección.
En 2007, viajó a Nigeria para hacer un reporte socio económico para una agencia de comunicación que publicaba informes en diferentes medios. Fueron once meses de trabajo en los que pudo descubrir desde adentro un destino que ni se imaginaba y que la conmovió: "Es un país increíble, y nadie lo sabe. Eso le pasa a muchos países africanos, que tienen una sombra encima de reduce todo a la violencia y a la pobreza. Pero eso va cambiando y la gente va a empezar a viajar cada vez más. Se van a ir dando cuenta de que África no es un continente pobre, es un continente abundante, lleno de riquezas".
Luego de un año sabático, Soledad decidió volver a vivir a Nigeria, donde se asoció con dos economistas italianas para armar una agencia de comunicaciones. La idea era trabajar con el gobierno local para ayudar a plasmar una imagen más atractiva de Nigeria, sobre todo para posibles inversores. Con el tiempo, estas tres mujeres blancas que llamaban la atención en las calles de la populosa ciudad de Lagos (la capital comercial), también incursionaron en el mundo del cine.
Nollywood: el Hollywood nigeriano
Lo que en Estados Unidos es Hollywood, en India, es Bollywood, y en Nigeria, Nollywood. Ese es el nombre que recibe la industria de cine nigeriana, con una sorprendente producción de cerca de 1.200 películas anuales. Según el realizador y director general de la Corporación de Cine Nigeriano, Afolabi Adesanya, el éxito radica en la falta de presupuesto, lo que provoca que las películas carezcan de efectos especiales y trabajo de producción. Se refiere al fenómeno como "el nuevo socialrealismo africano".
En ese contexto, Soledad –que había trabajado como productora de cine y TV en la ciudad de Los Ángeles- y sus socias decidieron llevar a Nigeria el ION International Film Festival, un festival de cine que viajaba por todo el mundo. Fue un éxito. Con el apoyo del gobierno del estado de Rivers (en el sur del país, sobre el delta del río Níger), pudieron ofrecer, además de una programación importante, seminarios, workshops y entrenamientos con coachs de distintas partes del mundo sobre sonido, guión, dirección y actuación. "Por eso conseguimos los fondos, la idea era poder abrir las posibilidades del mundo de entretenimiento a una población joven que está excluida y sin trabajo", cuenta Soledad, ya instalada en la Argentina desde hace cuatro años.
El festival de cine se sigue haciendo cada año, sólo que con el nombre de African International Film Festival. Es un evento glamoroso y divertido, a la vez que les da la oportunidad a los productores nigerianos de mostrar sus películas que circulan muy bien por el mundo.
"El cine vincula a los nigerianos que viven por el mundo con su cultura –retoma Soledad–; ellos están muy orgullosos de quienes son, de su país, su cultura, su comida, del color de su piel (Nigeria figura entre los países con más población negra del mundo). Sobre todo los yorubas, una de las tres tribus más importantes. Ellos son los que históricamente contaban las historias, los que tenían el teatro ambulante, en ellos está el origen de Nollywood. Son personas muy graciosas, con mucho manierismo y una forma de hablar muy particular. Son carismáticos, creídos, orgullosos; muy parecidos a nosotros".
Otra mirada de África
Recuerda Soledad que durante sus primeros tiempos en Lagos o en Abuya (la capital), cuando no era tan común ver blancos, fueron varias las personas que la paraban en la calle para darle la bienvenida.
Durante su estadía conoció playas, ríos, selvas, el enorme delta donde disfrutó el calor, las palmeras y los cocos. Descubrió el gusto que todos tienen por el jollof rice (plato típico con arroz y salsa de tomate bien picante) y se animó a las coloridas telas africanas. En cuanto al shopping, advierte, se limita a las artesanías, telas y los instrumentos musicales. Para muchos, más que suficiente.
Lo que no cambió, asegura ella, que sigue viajando a Nigeria cada vez que puede, es el modo en que te recibe la gente "eminentemente divertida y agradable". Su experiencia aporta una mirada distinta, otra cara de la que conocemos a través de las noticias de violencia y marginación: "Realmente es un gran destino para quienes quieran experimentar África. Es un país seguro, tranquilo. Puede ser que no tenga los grandes safaris, pero sí tiene una gente increíble, y eso es un montón."
LA NACION