A lo largo de 155 km, el estrecho valle que fecunda el río Grande guarda enclaves más o menos conocidos y algunos poco visitados como Volcán, Tumbaya, Sapagua, Huacalera, Maimará, entre otros.
Es mediodía cuando llegamos a la zona de Volcán, donde comienza el área media de la Quebrada de Humahuaca. El silencio, la soledad, los cerros, el potente cielo, la aridez que enseguida atrapa. También la construcción en piedra, las mantas de brillantes colores, la falta de horizonte, la sonrisa tímida y la mirada esquiva de la gente, el ejército de cardones centinelas cuyos pimpollos están a punto de explotar.
DESTINO RUMIYOC
La ruta corre por el fondo del angosto valle junto al trazado del ferrocarril y el cauce del río que, fuera de la época de lluvias, es ancho y pedregoso. Luego de la Curva de Bárcena –donde transcurre el comienzo del relato "El más fuerte", de la película Relatos Salvajes– aparece Volcán, pequeño poblado ferroviario.
Nuestro objetivo está a poco de llegar, en el preciso kilómetro 1729, a mano izquierda, punto en el que un cartel de madera sugiere el desvío hacia la hostería Rumiyoc –"lugar de piedra"–, a 3.000 metros de la ruta por camino de ripio. Tras cinco años de abandono, Joaquín Muñoz y su mujer, Maria Luz Giordano, se hicieron cargo de esta casa-showroom que el conocido arquitecto "Cartucho" Antoraz había hecho construir en tierras que pertenecieron a la familia de Joaquín, quien solía pasar allí veranos enteros.
Él médico y ella bioquímica, cansados del sistema, decidieron tomar un rumbo diferente y acondicionar el lugar para recibir turistas. Con ellos está Rodrigo Fernández –pieza fundamental en el equipo–, oriundo de la comunidad aborigen de Molina, y que cambió su trabajo en una mina por el empleo en la hostería, le dan vida a este precioso lugar enclavado a los pies de los cerros. También colaboran voluntarios que de distintos lugares del mundo se acercan a Rumiyoc a través de woofing.com para ayudar, aprender y compartir la experiencia.
La construcción en piedra, madera y adobe que aloja tres habitaciones se completa con una graciosa casa rodante decorada con un estilo muy alegre por el muralista jujeño Nicolás Anun; aquí se acomodan Joaquín, Luz y su hijita cuando la hostería está completa.
ANDAR POR LOS CERROS
Joaquín nos despierta de madrugada con la idea de hacer una caminata para contemplar el amanecer desde lo alto. Si tenemos suerte también veremos tarucas –mamífero en peligro de extinción emparentado con el huemul–, algo esquivo pero que, aseguran, se suele dejar ver en esta zona.
Vamos hacia el macizo, esa gran montaña que no parece estar lejos pero sí lo está, a unas horas de distancia trepando por el filo de los cerros. A medida que subimos, Rodri arma apachetas, montículos de piedra colocadas una sobre la otra en forma piramidal que sirven como ofrenda y también de mojón para marcar el camino. "Mi vieja arma buenos mojones que el viento no voltea: deja sus vacas todos los años en un mismo lugar marcado por apachetas con ofrendas y ahí no se le mueren", dice. Y cuenta que su familia se muda de puesto en puesto buscando engordar el ganado según donde estén los pastos y las temperaturas más benignas.
Como si fuera la primera vez que hacen la caminata, Joaquín y Rodrigo exploran entusiasmados el paisaje con el largavistas buscando ranchos y corrales abandonados, cóndores y las esquivas tarucas que, finalmente, no logramos ver.
VOLCÁN + TUMBAYA
Las violentas lluvias del verano provocan el desborde del río Grande, que baja de los cerros con una fuerza descomunal, arrastrando piedras y lodo. Son tan tremendos los derrumbes y tan ruidosos que parecen volcanes en acción, como suelen identificarlos las poblaciones quebradeñas. Ya los españoles llamaron Volcán a la zona justamente por creer que se trataba de eso.
El fenómeno sucede sobre todo en esta zona –que tiene la particularidad de marcar el fin del húmedo y lluvioso valle jujeño y el comienzo de las tierras altas, secas y frías de la quebrada–, con deslizamientos y torrentes de barro tan fuertes que muchas veces originan cortes de ruta.
Cuando funcionaba el ferrocarril Belgrano, el que hace décadas unía San Salvador de Jujuy y La Quiaca, también se tapaban las vías, que corren paralelas al cauce del río. Ese tren hoy genera ilusión, ya que en el marco del "Plan Belgrano" –el programa de desarrollo social, productivo y de infraestructura orientado al crecimiento y la igualdad de condiciones para diez provincias del norte, anunciado en campaña por el Presidente Macri– se prometió su reactivación. Cuentan en Volcán que, con el anuncio, familias enteras lloraban con la esperanza de recuperar lo que el pueblo (nacido en 1905 con el trazado del ferrocarril que trepó la quebrada) supo ser. Hoy su epicentro sigue siendo el galpón ferroviario, que alberga una Feria Campesina donde los artesanos venden sus productos –tejidos más auténticos y desindustrializados, menos masivos que en otras partes de la quebrada– a los pocos turistas que deciden detenerse en este lugar.
Con la excusa de ver detrás de Tumbaya ese campito de cardones bien grandes, carnosos y sanos de los que tanto habló Luz, entramos al pueblo de casas de adobe, donde hay más perros que gente en la calle. Pronto nos damos cuenta de que están todos repartidos: unos celebran el primer cumpleaños de la beba Dany en el salón pegado a la iglesia, y otros están en misa… con ganas de ir también a la fiesta. Aquí la escena es la siguiente: abuelos y bisabuelos se sientan a la cabecera, sin gesto ni movimiento, custodiando decenas de suvenires de Minnie que atraen más miradas que el anunciado show del payaso Peluquitas. Los 200 invitados están tranquilos –igual que la cumpleañera, que duerme impávida–, hasta que comienza el espectáculo y la situación parece, ahora sí, un verdadero festejo.
ADEMÁS DE PURMAMARCA
Destino inevitable, por ser uno de los más lindos que guarda la quebrada, y a pesar de que el otrora apacible pueblito recupera su condición original muy temprano de mañana o recién a las siete de la tarde, cuando ya se retiraron los puesteros que rodean la plaza, y con ellos, los turistas.
Salteamos la foto postal de la entrada frente al Cerro de los Siete Colores y enfilamos directo al Paseo de los Colorados, un clásico que también se volvió ineludible. El recorrido –20 minutos en auto, más de una hora a pie– se interna en Los Colorados, impresionantes cerros de ese color que enmarcan el poblado. Termina en la zona alta, cerca de la cancha donde se disputa uno de los partidos del campeonato de fútbol local. El espectáculo es muy distinto al modelo conocido: los jugadores, acostumbrados al persistente viento que se combina con el rebote de la pelota sobre el campo de tierra seca y dura, son capaces de anotar goles.
Hacemos noche en El Manantial del Silencio en un extremo tranquilo de Purmamarca. De estilo colonial y enormes ambientes, el hotel de los salteños Patrón Costas tiene uno de los mejores restaurantes del norte donde despuntó, hace unos 15 años, la reinterpretación de la cocina andina gracias a la habilidosa mano de Sergio Latorre, chef e investigador de las raíces de la cocina norteña. Su misión, ahora, es rescatar aquellos productos que se han dejado de usar –como la chalona, el yacón, el chuño tunta– y revalorizarlos. Para eso, sigue en contacto con las comunidades indígenas de quienes aprende y compra.
Entre los proyectos personales que lo motivan a seguir innovando figura la participación en "Tierras" junto al talentoso chef Germán Martitegui, quien recorre las provincias para conocer sus principales insumos y productores de la mano de un cocinero anfitrión, y "Pueblo Abierto", que celebra la identidad gastronómica y cultural de cada destino.
SAPAGUA Y PETROGLIFOS
¿Cuántos lugares libres tienen en el auto?, pregunta Carlos Prado, de Purmamarca Trekking, cuando nos encontramos con él y Félix Lamas en Humahuaca. Con ellos viene Sandra, una de las hermanas de Félix, que aprovecha el viaje en auto a Sapagua para cargar algunas provisiones: esta vez no tendrá que caminar las dos horas y media que le lleva llegar a su casa. Tampoco pagar los 600 pesos que le cobra un remís por el trayecto.
Sapagua consiste en un puñado de casas. Aislada, colgada de la montaña se ve la casa de Severiano Lamas, el presidente de la comunidad aborigen. Cría llamas, y dicen que instaló su rancho en ese punto exacto porque sólo allí hay señal de celular.
Félix es algo tímido y tiene una sensibilidad especial que plasma en las obras que vende en la feria de artesanos de Humahuaca, y "con una temática menos turística", en una galería en San Salvador. También participa de eventos de arte, como cuando le tocó intervenir recientemente una de las paradas de colectivos de la ruta 9, a la altura de Hornaditas: con chicos de Palpalá personificaron al churqui y al cardón en el mural. Esa y todas las paradas lucen ahora colores brillantes.
Aunque lo suyo es la creación artística, al arte se dedica un par de horas al día ya que también se encarga, con su mamá y hermanas, de las tareas del rancho. A 3.500 metros de altura, en una piecita de frescas paredes de adobe tiene el pequeño taller con lienzos, pinceles, óleos y acrílicos que atesora. Junto al corral, en el patio rodeado de la majestuosa pre-puna, realiza una original demostración artística en vivo: crea un fondo de manchas en base a óleo y agua y nos induce luego a buscar las formas que aparecen y que luego interviene con acrílico.
En el camino, a menos de un kilómetro del cruce con la ruta 9 y el arroyo Sapagua, los petroglifos homónimos o El Pintado están realizados cerca del agua sobre una gran plataforma oblicua y lisa de piedra oscura donde se destacan los dibujos más claros. Los motivos son repetidos: camélidos en diferentes posturas y tamaños, ñandúes, serpientes, figuras abstractas, puntos aislados, circunferencias, trazos zigzagueantes y hachuelas asociadas con la presencia incaica por su parecido con los tumis, chuchillos ceremoniales. Llama la atención la representación de un español sobre un caballo luchando con una lanza contra un indígena a pie, con arco y flecha.
EL EXTREMO NORTE
La ancha garganta de piedra da lugar a la Puna, altiplanicie desértica. En Tres Cruces, el viento forma remolinos de tierra que dejan la escena cubierta por una gruesa capa de polvo suspendido. Por los arreglos que se están efectuando en varios tramos de la ruta, el polvillo nos acompaña hasta La Quiaca, donde nos desviamos camino a Yavi.
Justo detrás del cordón de los Siete Hermanos aparece el pequeño pueblo de adobe quedado en el tiempo que vale visitar una vez más. Lo mejor es enfilar directo a la Casa Hacienda del Marquesado de Tojo para entender por qué Yavi es el más perfecto ejemplo de pueblo de encomienda, sede de varias generaciones de estancieros-soldados que desde allí dominaron y administraron extensos territorios a ambos lados de la actual frontera argentino-boliviana. También son claras las explicaciones acerca de la historia del reclamo indígena por la posesión de sus tierras. Enfrente, la preciosa iglesia de Nuestra Señora del Rosario y San Francisco, de 1698, es Monumento Histórico Nacional.
En El Mirador de Yavi, el hostel donde nos alojamos, la rutina incluye juegos de mesa y música compartida con amigos nuevos. Además, cazuela de carpincho preparada por anfitriones y huéspedes en medio de una épica tormenta eléctrica.
HUACALERA
Es sinónimo del poco atractivo monolito que indica el lugar exacto por el que pasa el Trópico de Capriconio, y de la trágica capilla donde descarnaron los restos del general Lavalle cuando eran trasladados a Bolivia. Nuestro motivo para detenernos en Huacalera es la Posada Campo Morado, de Alicia Palacio quien, ante la pregunta de por qué este lugar siendo ella salteña, declara: "Huacalera me eligió".
Cuando entró a la casa que había funcionado como hotel, en busca de un lugar para pasar los fines de semana, se enamoró –"sentí el olor de mi casa"– y supo que ahí debía vivir. Lo concretó una vez cerrado su negocio de confección de ropa para niños al que se había dedicado 30 años. En ese momento aún no sabía, aunque tal vez intuía, que su abuelo había sido dueño de las tierras que luego fueron parte de la Finca Monterrey, cuyo casco es hoy el vecino Hotel Huacalera. Es decir que el lugar donde está emplazada la posada había pertenecido hace años a su familia.
Con el nombre de cada hijo en cada habitación, terraza y decoración propia, abrió la posada en 2013. Todos los accesorios decorativos son elementos andinos que fueron hechos o modificados por sus creativas manos. Los muebles vinieron de la casa familiar. De lo entusiasmada que está, acaba de comprar el terreno lindante para tener su espacio propio cerca de los huéspedes.
No es necesario ser de Huacalera para saber que la bonita Iglesia de la Inmaculada Concepción de María (1655) con techos de cardón, sencillo retablo original pintado por los indígenas y pisos irregulares de barro cocido, vale una visita. Pero sí hay que ser local para saber que quien tiene las llaves es doña Reina, que además maneja la alarma de la capilla, la que tuvieron que poner desde que se llevaron cuadros de la escuela cusqueña. Doña Reina también comenta que está de moda casarse y bautizar niños en esta iglesia.
A JUELLA EN BICI + MAIMARÁ
Tilcara es donde tiene su base Jujuy en bici, el emprendimiento de Francisco José, jujeño licenciado en turismo, que acompaña a turistas en por diferentes zonas de la quebrada. Pero el circuito a Juella no es un simple paseo sino una excursión en mountain bike que se disfruta mejor con cierto entrenamiento físico. De todas formas, Francisco se acomoda a los tiempos de sus pasajeros y los guía con toda la paciencia.
Sacamos provecho de la ubicación geográfica de Tilcara –a diferencia de otros pueblos se encuentra en la banda oriental del río Grande– y vamos paralelo al río; después seguimos por su lecho arenoso hasta cruzar la ruta en el acceso a Juella. Los cuatro kilómetros de subida pronunciada a este pueblo son los más difíciles, y la casa de fin de semana de los padres de Francisco, el feliz oasis. Allí reponemos energías antes de continuar a pie, una hora, hasta lo alto del pucará; entre cardones, restos de cerámica precolombina fragmentada y muros de viviendas derruidas, picoteamos fruta fresca, pasas de uva, nueces, galletitas de manteca y avena y barras de cereal.
La vuelta a Tilcara es por la zona conocida como La Banda, zona de quintas desde donde un mini callejón, sombreado de sauces, nos lleva a las vías de tren abandonadas que nos conducen a destino después de 20 km en bici y cuatro de caminata. Caemos rendidos en las cómodas camas de la Posada Con los Ángeles, cuyas habitaciones dan todas a un ordenado jardín alargado con vista a los cerros de Wichaira y de la Peña.
A Maimará vamos en busca de los cultivos de flores –itatís que se usan en arreglos secos, y clavelines–, que suponíamos tapizan las parcelas de cultivo desde que los productores decidieron compensar las ganancias de la agricultura con la floricultura. Vimos algunos, pero más nos fascinamos con las familias maimareñas que, en las fincas que bordean los caminos vecinales junto al río, trabajan la tierra de verduras y hortalizas al amparo de la famosa Paleta del Pintor. Tomamos fotos con la ilusión de que esa imagen pueda ser al menos el fondo de pantalla de la computadora que espera sobre mi escritorio en Buenos Aires.
Si pensás viajar…
- La primavera es la época más calurosa. En verano hace menos calor: llegan las lluvias y el viento sur, que es más fresco. La mejor época es el otoño.
Cómo llegar
Latam. A Salta, tres vuelos diarios, excepto los martes.
VOLCÁN
DÓNDE DORMIR
Rumiyoc. Ruta 9, km 1729. C: (0388) 15 478-7135/ 15 571-1759. Los huéspedes se suelen sorprender cuando llegan: es todavía más lindo que en las fotos. Además, hay poco wifi, y la tranquilidad es absoluta. Ergo, la desconexión es total. Los anfitriones Joaquín Muñoz y María Luz Giordano. Ella se encarga de la cocina naturista local y él de que todo funcione, junto a Rodrigo Fernández, lugareño que asume el proyecto con absoluta responsabilidad.
COMPRAS
Feria Campesina de Volcán. Galpón Ferroviario. Puestos de artesanos que ofrecen textiles de calidad (no industriales como en otras ferias): peleros, ponchos, tapices, chales, almohadones con bordados a mano. También alfarería, sogas en lana de llama, tulmas. Todos los días de 9 a 19. Sólo efectivo.
PURMAMARCA
DÓNDE DORMIR
El Manantial del Silencio. RN 52 Km 3,5. T: (0388) 490-8080. Hotel de estilo colonial de 18 habitaciones, una suite y una casa con dos habitaciones con baño, un living y estar, ideal para 6 personas. A cargo del restaurante del hotel se encuentra el chef Sergio Latorre, que le dio excelente prensa a la cocina andina, cuando comenzó a explorarla hace más de 15 años.
Colores de Purmamarca. Pasaje 7 colores, altura Av. San Martín al 600. C: (011) 15 5598-6605/ 15 6419-7773. Diez cómodos departamentos inaugurados en agosto de 2014 para 2, 4 ó 5 personas, con buena vista hacia los cerros. Incluye desayuno, servicio de limpieza, bicicletas y wifi en recepción.
DÓNDE COMER
Los Morteros (by López). Salta s/n. T: (0388) 490- 8063/ 15 404-2278. Ex Churque de Altura, el nuevo restaurante fue abierto hace poco más de un año. La llave la compró el empresario de la noche jujeña Miguel Ángel Grand que se dedica al catering hace años.
PASEOS Y EXCURSIONES
Purmamarca Trekking. T: (0388) 590-7100/ (0388) 520- 1365. Visita a la comunidad de Sapagua previo paso por los petroglifos, almuerzo en el rancho de la familia Lamas y demostración en vivo del arte de Félix Lamas.
COMPRAS
Artes de mi Pueblo. Lavalle esquina Rivadavia. T: (03887) 15 47-1127. La mayor variedad de diseños en mantas las tiene Mauro Vilte en sus dos locales que dan a la plaza de Purmamarca. Instalado hace siete años en ese sitio. Las mantas de colores rayadas con o sin guardas o flores que vende, se usan de alfombra, pie de cama o camino en el centro de una mesa, entre otros usos.
YAVI
DONDE DORMIR
El Mirador de Yavi. Av. Senador Perez s/n. T: 15 6684-9845. miradoryavi@gmail.com. En este hostel de Yavi todo está hecho a pulmón. Ariel Carames y su socio Jonathan Capillo están a cargo de la concesión desde mayo de 2015, y al albergue estudiantil le ponen toda la onda. Juegos de mesa, libros y revistas, instrumentos musicales, películas que proyectan por las noches hacen que todos se sientan como en casa. Ariel también cocina: de su restaurante sale estofado de cordero o de llama, guiso de quinua, hamburguesas y guiso de lentejas, pollo al ajillo, lasagna de berenjenas y llama a la cerveza negra.
La Casona. Av. Campo y Carrera esq. San Martín. FB: Monica Calizaya. En una vieja casa de adobe en esquina con lindo patio al que dan las habitaciones, funciona este hotel de 23 plazas. Se ofrecen todas las comidas.
IRUYA
DÓNDE DORMIR
Hotel Iruya. San Martín 641. T: (0387) 432- 0790. C: (0387) 15 407-0909. En lo alto del pueblo, el hotel Iruya recibe al huésped en sus 15 amplias habitaciones, 7 de las cuales tienen vista al valle. En la gran recepción funciona el restaurante y desayunador.
HUACALERA
DÓNDE DORMIR
Posada Campo Morado. RN 9, Km 1.789. C: (0388) 15 506-4078/ (03876) 15 66-8931. Cálida y acogedora, esta posada es atendida por su dueña Alicia Palacio, gran conocedora de los sitios arqueológicos norteños. Ambientada en estilo rústico con elementos andinos en la decoración, la posada-previamente llamada Inti Raymi- tiene seis habitaciones que dan a una galería de puertas vidriadas que mira a un patio interno lleno de mesitas rodeadas de macetas con flores, suculentas y cactus. Se puede reservar la casa entera apta para un total de 18 huéspedes que, en ese caso, tienen la libertad de usar la parrilla, el quincho, el horno de barro, y la vajilla que presta Alicia. No hay TV, ni wifi en la posada; sólo señal de celular en algunos sectores.
Hotel Huacalera. RN 9, Km 1.790. T: (011) 5217-6719. Era un hotel tradicional de la Quebrada, que estuvo abandonado y resurgió de la mano de cuatro arquitectos jujeños con 33 amplias habitaciones de 5 categorías diferentes. Tiene piscina, spa, huerta orgánica, y un restaurante para 60 comensales.
TILCARA
DÓNDE DORMIR
Posada Con los Ángeles. Gorriti 156. T: (0388) 495-5153. Once habitaciones dobles con baño privado de las cuales. Están todas dispuestas a lo largo de un jardín donde hay deck y parrilla disponible. Tienen TV, caja de seguridad, wifi. En la posada se ofrecen platos simples como cazuelas, empanadas, humitas, tamales y pastas como alternativa para quien no quiera salir a cenar.
Gaia Belgrano 472. T: (0388) 414-0833. A una cuadra y media de la plaza principal, dentro del Paseo Tierra Azul, cinco habitaciones que se encuentran en una planta alta y dan a un fresco patio interno dominado por un molle centenario y una relajante fuente. Camas king, sábanas de 180 hilos, baño privado con ducha, amenities, calefacción por radiadores, wifi, pava eléctrica. Desayuno con productos elaborados en La Casa de Champa.
Al Sereno
Padilla 537-593. T: (0388) 495-5568.
www.alsereno.com
Dos complejos que funcionan bajo una misma administración. La hostería tiene 6 habitaciones y 2 cabañas en un sector más resguardado de la calle. Construidas en estilo rústico con adobe, dan a un jardín parquizado donde hay parrilla y horno de barro para usar. El hotel, en cambio, tiene poco más de un año de funcionamiento y entrada independiente.
DÓNDE COMER
Khuska Padilla s/n. C: (0388) 15 478-7356. Ubicado fuera del circuito gastronómico, en la cuadra que va al Pucará, abre más temprano para servir una merienda que incluye panes con semillas y alfajorcitos de harina de maíz morado. Para la cena, el 80% de la carta consiste en platos vegetarianos. Su dueña, la cordobesa María Inés Balverdi prepara, además, tragos con elementos locales como licor de muña, de arca o chachacoma.
Bien Me Sabe Belgrano 655. T: (0388) 588-0464. Especialistas en pastas rellenas y pizzas. Abre de noche, de 18 a 23.30; al mediodía sólo fines de semana y en temporada.
Quebrada Chica Belgrano 688. En un local pequeño de 6 mesas decorado con onda artística, Lucía Nocetti, Abril Liberto y Julieta Zarecki abrieron juntas hace solo un par de meses este restó que ofrece desayunos, almuerzos y meriendas de 9 a 20, con una carta chica pero casera. Los combos del desayuno y la merienda son muy buenos.
La Picadita Belgrano 672. lapicaditatilcara@hotmail.com El restaurante de Lucas Muñoz, cocinero autodidacta, comenzó hace unos 5 años ofreciendo picaditas y comida al paso. Cuando incorporó platos más elaborados, el nombre quedó desactualizado, pero quedó. Por ser una antigua casa de adobe de 4 ambientes y patio, las mesas están distribuidas por todos los ambientes de forma desestructurada.
PASEOS Y EXCURSIONES
Jujuy en bici T: (0388) 504-5335. Varias propuestas de pedaleada de distinta duración y nivel de dificultad que arrancan en Tilcara. El circuito de 5 horas y 20 km a Juella va desde Tilcara por el lecho del río, por caminos vecinales rurales, se visita el cerro Amarilllo y sus fósiles, e incluye una caminata al pucará de Juella. Llevan hasta siete pasajeros, e incluye bici, casco, guantes, guía que acompaña, seguros personales, agua y snacks.
MEC, Museo en los Cerros T: (0388) 15 686-3013. Museo de fotografía argentina que inauguró el fotógrafo Lucio Boschi en la quebrada de Huichaira con el objetico de devolverle a la Quebrada todo lo que esta tierra le dio en imágenes. No hay cartel que señale el acceso, a 4 km de la RN9 por camino de ripio.
COMPRAS
Taller Utama C: (0388) 15 587-2624/ 15 508-0602. Del otro lado de la ruta de Tilcara se encuentra el taller de Haro Galli, al que es mejor ir con entrevista concertada.
Tulma Belgrano 736. Es el emprendimiento de Eileen Geoghegan, de familia irlandesa, quien trabaja con una línea de tés importado de India, Sri Lanka, Japón, China, a partir de los cuales elabora blends de cada región de Jujuy, cada una con sus particularidades: muña muña, burrito, durazno, mango, cedrón, jazmín, jengibre o manzanilla según de dónde provengan. Los ofrece en la Boutique del Té, dentro del salón de té La Casa de Champa.
UQUÍA
DÓNDE COMER
Cerro Las Señoritas. Viltipoco s/n. T: (03887) 49-0511. Ya famoso, es el comedor que Olga Romero instaló en Uquía. Cuando vino a la zona desde Buenos Aires, con el exceso de producción de su finca de frutales comenzó a hacer dulces artesanales para vender en el pueblo. Luego, "la cosa se fue dando", y en una casona de 80 años abrió el comedor. También aloja huéspedes en dos habitaciones.