La “esposa fugitiva” que dejó su casa, se lanzó a la ruta y se hizo celebrity
Harta de toda una vida de encierro doméstico, una mujer china decidió recorrer el país sola en auto y se convirtió en un inesperado emblema feminista para las mujeres de su país
- 7 minutos de lectura'
Pasa las noches sola, acurrucada en una carpa de 1,5 x2,5 metros sostenida por parantes sobre el techo del auto. La mayoría de las veces aprovecha para comer en las playas de estacionamiento. Desde que arrancó su travesía, hace seis meses, vio una sola vez a su hija y sus nietos, y a su esposo nunca.
Su Min es una jubilada de 56 años de la provincia de Henan, en China central, y nunca ha sido tan feliz en su vida como ahora. “Fui esposa, madre y abuela”, dice Su. “Ahora salí a buscarme a mí misma.”
Después de cumplir con los mandatos familiares de ser una hacendosa mujer china, Su se sumergió en su nueva identidad: ser una rutera intrépida y una celebridad en las redes. Hace seis meses que recorre China en auto y va documentando su viaje para su más de un millón de seguidores en diversas plataformas y redes sociales.
La inesperada popularidad de Su expresa la colisión de dos poderosas fuerzas de la sociedad china: la vertiginosa propagación del uso de internet y el florecimiento de la conciencia de la igualdad de género en un país donde los roles tradicionales tienen raíces profundas.
Pero el mayor atractivo de su crónica no son las espectaculares vistas que captura con la cámara, sino las íntimas revelaciones que va intercalando sobre el matrimonio abusivo que padecía, su insatisfacción con la vida doméstica, y la libertad recién descubierta. La actitud directa y al mismo tiempo vulnerable convirtieron a Su —obrera de fábrica jubilada, con educación secundaria— en un ícono feminista accidental.
Recibe mensajes de mujeres mayores que se identifican con su historia familiar, y en cada uno de los destinos que va visitando la reciben con frutas y platos caseros. Para las mujeres más jóvenes, es una fuente de consejos sobre el matrimonio y la crianza de los hijos.
La inesperada popularidad de Su expresa la colisión de dos poderosas fuerzas de la sociedad china: la vertiginosa propagación del uso de internet y el florecimiento de la conciencia de la igualdad de género en un país donde los roles tradicionales tienen raíces profundas.
“Antes pensaba que era la única persona infeliz del mundo” dice Su desde el interior de su carpa color beige, poco antes de abandonar la región de Hainan, la provincia más meridional de China, para rumbear hacia Guilin, una ciudad famosa por la exuberancia de sus colinas. “Recién me di cuenta de que había muchos otros como yo cuando empecé a compartir mis videos online.”
Hasta hace seis meses, Su prácticamente no había viajado, pero siempre la había fascinado la idea de manejar. Como había crecido en el Tíbet, a veces perdía el micro escolar de vuelta a casa y tenía que caminar 15 kilómetros por la montaña. Cada vez que pasaba un camión, se imaginaba cómoda y segura sentada al volante. Pero por entonces le parecía un sueño imposible.
Una vida de sometimiento
A los 18, se mudó a Henan y entró a trabajar en una fábrica de fertilizante. Cinco años después, se casó con su esposo, al que había visto apenas unas pocas veces –algo normal en aquella época–, pero le pareció que el matrimonio podía abrirle una vía de escape de las interminables tareas que cargaba sobre sus espaldas en el hogar paterno. Pronto vio que no solo estaba sometida a más tareas domésticas que antes, sino además al abuso físico y verbal de su esposo.
Pero ni siquiera se le ocurría dejarlo, por temor a la estigmatización social, que en China todavía es muy fuerte. Así que se resignó a su vida doméstica. En 2017, su hija dio a luz a mellizos, y Su tuvo que cuidarlos, una tarea que le gustaba cumplir, pero que nuevamente la mantenía atada a la casa.
Su buscó refugio en la lectura de novelas sobre viajes en el tiempo y en las telenovelas coreanas, pero se sentía profundamente sola. Cuando discutía con su marido, a veces se desmayaba. Finalmente, le diagnosticaron depresión.
A fines de 2019, se cruzó en internet con un video de alguien que mostraba su equipo de acampar en medio de un viaje solitario por la ruta. Y recordó los sueños de manejo de su infancia. Durante los meses siguientes, devoró todos los videos sobre viajes ruteros que pudo encontrar. Anotaba todo: qué aplicaciones usar para encontrar campings, trucos para ahorrar dinero.
Empezó publicando actualizaciones con videos de su viaje a medida que avanzaba, y en octubre uno de ellos se volvió viral en Douyin, el TikTok chino. En ese video, habla de la opresión que sentía por su esposo y las tareas domésticas.
Tardó poco en tomar la decisión: cuando sus nietos empezaran preescolar, ella se lanzaría a un viaje en solitario. Unos años antes se había comprado un pequeño Volkswagen, con sus ahorros y una pensión mensual de alrededor de 300 dólares. La familia se resistió a la idea. Su le perjuró a su hija que no le iba a pasar nada. Al marido directamente lo ignoró.
El 24 de septiembre instaló la carpa sobre el techo de su automóvil, cargó una mini-heladera y una olla arrocera eléctrica y partió de su casa en la ciudad de Zhengzhou.
Empezó publicando actualizaciones con videos de su viaje a medida que avanzaba, y en octubre uno de ellos se volvió viral en Douyin, el TikTok chino. En ese video, habla de la opresión que sentía por su esposo y las tareas domésticas. “¿Por qué quiero irme de viaje en auto?”, se pregunta con un suspiro. “Porque la vida en mi casa me resulta totalmente abrumadora.” Millones de usuarios compartieron el video con el hashtag “esposa fugitiva”.
Su siguió su viaje por todo el país, visitando la histórica Xi’an, la montañosa Sichuan y el casco antiguo de Lijiang: ya recorrió más de 15.000 kilómetros. Para ahorrarse el peaje de algunas autopistas, elige las rutas nacionales. De noche despliega la carpa encima del auto como un acordeón. Allá arriba se siente segura.
En los videos se la ve maravillada con su nueva libertad, contenta de poder decidir cuándo acelerar y cuándo ir más lento, y habla de los amigos que va haciendo a lo largo del camino. En un video de febrero se la ve comiendo albóndigas en cámara en una playa de estacionamiento de Hainan, riéndose de unos turistas que al pasar le preguntaron con quién viajaba.
En las redes también ha encontrado hostilidad. Una vez, un hombre le preguntó cómo podía ventilar así los asuntos privados de su familia y le dijo que si alguna vez se la encontraba personalmente la iba a golpear.
La hija de Su, Du Xiaoyang, quien la visitó en Hainan el mes pasado, dice que su madre es una nueva persona: “Hace lo que quiere hacer, así de simple, mientras que antes parecía tener miedo de todo”.
En marzo, el sitio web de compras de lujo Net-a-Porter la incluyó en un anuncio del Día Internacional de la Mujer. Pero Su se avergüenza un poco cuando le preguntan por su repentina celebridad, y dice que aún no se siente calificada para reclamar el título de feminista. “Me tomó muchos años darme cuenta de que tenía que vivir para mí misma.”
Y también hay límites para lo que está dispuesta a cambiar. Aunque está decidida a mudarse si su esposo sigue tratándola mal, dice que no quiere el divorcio, porque sabe que si ella se va del todo, su hija se sentiría obligada a cuidar de su padre.
Por el momento, sin embargo, trata de no pensar demasiado en un eventual regreso a casa. Primero tiene que recorrer toda China, y eso podría llevarle varios años. “Ahora que finalmente salí del armario, necesito tiempo para dejar realmente atrás esa vida”, dice.
Traducción: Jaime Arrambide