Un genio. Un rupturista. Un creador enorme. Un enamorado del amor. El padre del bossa nova. Hay miles de maneras de definirlo, y todas son ciertas. Con solo escuchar "Garota de Ipanema", "Chega de saudade" o "A felicidade" a cualquiera le resultará sencillo hacerse una idea de cómo era el universo de este brasileño que aún hoy es venerado por su pueblo. Pero también existe otra manera de inmiscuirse en el mundo de Vinicius de Moraes ; en su mundo más material, más íntimo, más privado.
"Vina", para sus amigos, pasó sus días entre su Río natal, Inglaterra, los Estados Unidos, Portugal, Francia y Uruguay, pero hay un lugar que él sentía como su refugio: la casa que compartió con su séptima esposa, la hermosa actriz bahiana Gessy Gesse.
Cuando "Vina" y Gessy se cruzaron por primera vez en una pizzería del coqueto barrio de Leblón, hacia 1969, el poeta ya tenía 56 años y seis matrimonios a cuestas. Ella, que era una de las caras nuevas del cine brasileño, tenía apenas 30. El flechazo, cuentan, fue inmediato, pero se casaron recién en 1973, con un ritual gitano el día que Vinícius festejaba 60 años. Los padrinos fueron las parejas de Jorge Amado y Zelia Gatai, y Calasans Neto y Auta Rosa.
Vinícius y Gessy se casaron en 1973, el día en que él cumplía 60 años. Ella tenía 34. En total, duraron juntos siete años.
La ceremonia fue en Salvador, el lugar que eligieron para emprender ese nuevo camino juntos. Tal vez para mantenerse menos expuesto frente al gobierno militar, Vinícius hizo construir para ellos una casa en Itapuã, un pintoresco barrio bahiano a 20 kilómetros del centro de la ciudad. Esa casa de seis cuartos, que aún guarda algunos de los objetos más preciados del gran poeta brasileño, hoy puede ser visitada por los turistas.
"Siempre fui fan de Vinícius. Su música me acompañó en distintos momentos de mi vida. La primera vez que escuché hablar del barrio de Itapuã fue a través de una de las canciones y hoy trabajo y vivo ahí", le cuenta Renata Proserpio a LUGARES. Renata es la dueña del hotel Mar Brasil, que abrió en 1992 y cuenta con 76 habitaciones.
"Conocí a Gessy a través de mi hija Luisa, que era compañera de colegio de su nieta. Con el tiempo, nos volvimos grandes amigas y compartió conmigo sus recuerdos más preciados. Cuando nos dimos cuenta de que éramos vecinas surgió la posibilidad de comprar la casa, lo cual hicimos en el año 2000. Entonces, ella sacó de sus maletas cartas, fotos, partituras y distintos objetos que tenía del poeta. La idea era, claro, mantener viva la esencia de Vinícius", explica Renata, que también entusiasmó a Gessy -que cumplirá 80 años en 2019- para que publicara sus memorias Mi vida con el poeta (2013).
En 2015, Luisa Proserpio y un grupo de arquitectos y escenógrafos decidieron dar forma al memorial y restaurante al crear la Casa di Vina, con los objetos que Gessy compartió. En el memorial se aprecian, por ejemplo, su guitarra, partituras y la cama en la que él durmió ("mayormente de día", según Gessy).
"Vinícius representó para mi generación una ruptura de conceptos. Tengo 62 años y en esa época se solía exigir de las mujeres determinados comportamientos . Él, el poeta del amor, decía que hay que vivir todos los amores profundamente. Que la vida es el arte del encuentro. Que el amor debe ser eterno mientras dure. Como una llama", rememora Renata. Esa llama entre el intelectual y la musa de temas como "Regra tres" y "Morena flor" no resistió la fatídica comezón del séptimo año.
Sin embargo, ese tiempo sirvió para que aquella casa se llenara de leyendas. Fue construida con mucha premura en 1974. ¿A qué se debió el apuro? A una apuesta que Vinícius hizo con otro grande, Chico Buarque. En aquel momento, el otro gran poeta estaba construyendo en Gávea la casa que compartiría con su esposa Marieta y, como dos chiquilines, se retaron a duelo: el que primero que tuviera su casa terminada, ganaría una mesa de billar. En 9 meses, la casa de "Vina" estaba lista, pero su amigo nunca pagó la apuesta.
Uno de los lugares más especiales de la casa es la bañera de la suite principal, desde donde el poeta escribía inmerso, whisky en mano.
Un highlight de la visita a la casa es la bañera de la suite principal, desde donde el poeta escribía inmerso, whisky en mano, satisfaciendo el placer que le proporcionaba la vista al mar y evitando el sol y la arena, que lo irritaban especialmente.
Otro ítem muy fotografiado es la máquina de escribir. De allí "distrajo" Toquinho la letra de "Tarde en Itapoa". En realidad, primero le pidió permiso a Vinícius para ponerle la música, pero él le dijo que no, que iba a dársela a Dorival Caymmi. Entonces Toquinho no pudo resistirse, y volvió al poco tiempo a robarla. Regresó a los tres días con la famosa canción que cautivó a Vinícius, y que todos entonamos como un himno bahiano, tan famoso como "Onde Anda Você" y "Tonga da Mironga do Kabuletê", de la misma época.
Hoy, los huéspedes del hotel desayunan en el lugar y pueden recorrer las instalaciones. En el restaurante, especializado en cocina bahiana y mediterránea pueden degustarse deliciosos frutos de mar. "Tengo socios italianos, del Veneto, que aportan su amor por la comida y, por supuesto, los vinos italianos", agrega.
Claro que la presencia de los dos enamorados no podía faltar en la carta. Por eso, además de deliciosas pastas, frutos del mar y carnes, el menú ofrece recetas especiales que enseñó a los chefs la propia Gessy: el "Pollo a Gesse y Vina" y el trago "Tarde en Itapuã". La música, por supuesto, tampoco podía estar ausente, y es por eso que el último sábado de cada mes, el lugar se llena de la alegría y la "saudade" que solo los más respetados sucesores de Vinícius pueden aportar.
Memorial y Restaurante De lunes a sábado de 12 a 23.30. Domingo de 12 a 22. Grupos grandes deben reservar T: (+55-71) 3014-8730.
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