Esta competencia deportiva y cultural se realiza cada dos años, desde 2014, en Cholpon-Ata, a orillas del lago Issyk-Kul, en Kirguistán. En 2021 tendrá su cuarta edición con nueva locación: Turquía.
Las bases de esta bienal que demoró su próxima edición a causa del Covid 19, son símbolos del constante movimiento de este pueblo de espíritu libre al que la revolución bolchevique intentó sin éxito, instalar en ciudades. El lugar en el que se llevan a cabo es de difícil acceso y las mayoría de las disciplinas que se juegan son extravagantes e implican una destreza física extrema. Ejemplo de esto son el tiro al arco sobre caballo o Kok boru, deporte que mezcla ingredientes del rugby, lucha libre y polo, que se practica también montado a caballo y cuyo objetivo es tener el dominio de una cabra sin cabeza. Además, durante la semana en que se desarrollan, los participantes usan ropa tradicional y se construye una enorme aldea étnica, con casi mil yurtas.
Basado en la idea del filántropo francés Pierre de Coubertin quien revivió los Juegos Olímpicos a finales del siglo XIX, el presidente de Kirguistán entre 2011 y 2017, Almazbek Atambaev propuso la idea de los primeros Juegos Mundiales Nómadas. En este caso y tras siete décadas de dominio soviético, con la misión de revivir y preservar las antiguas tradiciones de la herencia cultural, identidad y formas de vida de pueblos nómadas y, darlas a conocer a todo el mundo.
El pueblo kirgui sobrevivió entre los lagos y las alturas de Asia Central, tanto, que la Unesco reconoció varias de sus costumbres, rituales y actividades como patrimonio cultural inmaterial. Kirguistán es un país montañoso de Asia Central, sin salida al mar; su historia se remonta a más de dos mil años y abarca una gran variedad de culturas e imperios. Su aislamiento geográfico, dado por su terreno 93% cubierto por montañas, ayudó a preservar su cultura antigua y, aunque siempre estuvo habitada por diferentes tribus y clanes independientes, alcanzó la soberanía como estado-nación sólo después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991.
Estos Juegos Olímpicos Alternativos reúnen equipos de todas las ex repúblicas soviéticas de Asia Central como Kazajstán, Azerbaiyán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Rusia, pero también hay deportistas de Turquía, Mongolia y de otros más lejanos como Filipinas y Estados Unidos.
Entre los inusuales deportes que se practican, los más populares son también los más desconocidos. Lo primero que llama la atención en el Kok boru, el deporte más popular del encuentro, es que los dos equipos que compiten, en lugar de disputarse una pelota, luchan por tener el dominio de una cabra sin cabeza de 30 kg e insertarla en el hoyo del equipo contrario. Los jugadores, solo hombres, montados a caballo se chocan con fuerza y al terminar el enfrentamiento, se comen al animal. Otro de los favoritos es Er Enish, combate a caballo en el que dos competidores luchan hasta que uno de los oponentes cae al suelo.
Kyz kuumai significa "atrapa a la chica" y no falta en ninguna festividad pueblerina en Kirguistán. Consiste en una carrera a caballo entre chicas y chicos. Salen ambos a todo galope, si él la alcanza, le da tres besos. Si ella se escapa, le da tres latigazos al chico.
El salbuurun es el arte de la caza con águilas y otras grandes aves rapaces como halcones y gavilanes. Es una tradición que todavía tiene un uso práctico en las montañas de Kirguistán, ya que las águilas están entrenadas para atrapar presas como liebres y zorros y luego regresar a sus amos. Además, hay varias categorías de tiro con arco, el clásico, el tiro a caballo y el tiro con arco acrobático realizado por mujeres mientras se paran de manos y controlan el arco y la flecha con los pies.
Una actividad sin dudas menos agresiva pero no menos adrenalínica es la competencia de construcción de yurtas. El secreto de este juego es hacerlo en el menor tiempo posible. En general, levantar una de estas viviendas puede llevar entre cuatro y siete horas pero aquí se compite, en equipos de cuatro personas por erigir una carpa nómade en minutos.
Entre la primera (2014) y la tercera edición (2018), el número de atletas participantes se ha triplicado. En 2018, se inscribieron más de 1.500 artistas y deportistas y más de 10.000 espectadores llegaron hasta el hipódromo de Cholpon-Ata para ver el espectáculo. Dar a conocer su herencia y su cultura mundialmente, parece estar dando resultados. La edición 2020, que iba a realizarse en Turquía, quedó suspendida por la pandemia de covid 19. A principios de 2021 se espera tener más detalles de la próxima edición.