Hay días en que el agua está tan transparente y cálida que la playa de Ipanema parece el Caribe. Hay tardes en que uno puede estar sentado en esas arenas y escuchar al músico Seu Jorge tocando un samba con sus amigos de Farofa Carioca.
El piso blanco y negro de piedra portuguesa repite su diseño geométrico desde Arpoador hasta Leblon y el estilo de los bañistas cambia de una punta a la otra: surfers y alternativos entre la roca de Arpoador- mirador oficial de atardeceres- y el Hotel Fasano; radio gay friendly en el posto 8 (sede de los salvavidas, con baños y duchas por R$1), juventud variada en el 9, donde se concentra la mayor cantidad de rodas de altinha- un juego de invención carioca que consiste en mantener la pelota en el aire, entre dos o más jugadores, pasándola sin manos- y cosas ricas venidas ingeniosamente.
Si se escucha una flauta, se trata del simpatiquísimo Hare Burger, que vende unas hamburguesas vegetarianas espectaculares. Otro imperdible para matar la fome (hambre) son los brownies, identificables por su logo verde (2 x R$5).
La playa de Leblon es tan elegante que en el Quiosque do Português, a la altura de José Linhares, sirven langosta. Claude Troisgros, elegido mejor chef de Río por la revista Veja Rio, es uno de sus habitués.
En Copacabana, la puesta a punto para el mundial de fútbol 2014 y las olimpíadas de 2016 es más evidente que en ninguna otra parte. La orla ostenta quioscos nuevos de acero y vidrio. El prostíbulo más famoso de Río, Help, cedió paso a la construcción el modernísimo MIS (Museo de Imagen y Sonido), y el bar ibicenco Café del Marse instaló a fines de 2010 sobre la Avenida Atlántica. En la punta izquierda, la playa de Leme es la más ancha y la menos concurrida, y los mejores sándwiches del barrio los sirve el Cervantes.
Más allá de los nuevos bríos, el ícono local sigue siendo el hotel Copacabana Palace.Declarado Patrimonio Cultural de Río de Janeiro en 2008, este edificio diseñado por el arquitecto francés Joseph Gire, abrió sus puertas en 1923. Está inspirado en los hoteles Negresco, de Niza, y Carlton, de Cannes. Su nombre trascendió cuando, en sus inmediaciones, se filmó una de la escenas del musical Flying Down to Río.
Por Ana Slimovich. Nota publicada en la revista Lugares N° 178, febrero de 2011.
Leé más: Santa Teresa I Maragogi: sus playas, restaurantes y posadas I Bonito I Belem I 5 playas desiertas del norte brasilero I Maceió I São Miguel dos Milagres I Las 10 mejores playas