La combinación de glamour y camping ya llegó a nuestro país y una de sus mejores versiones se llama estancia Huemules. A sólo unos kilómetros de Esquel, en Chubut, es posible estar en medio de la nada a puro confort y dormir al calor de la salamandra bajo un cielo estrellado.
La última vez que hice "camping" tenía 18 años, me gustaba la aventura y estaba dispuesta a resignar comodidad por una experiencia extrema, en la montaña, con amigas. Después me prometí que no volvería a dormir con frío, al acecho de los mosquitos y con la chance de ducharme sólo con agua fría: definitivamente, este sistema no es para mí. La montaña, en cambio, sí es el escenario que elijo para planear un viaje, y cuando supe que iba a conocer Huemules me hice varias preguntas. ¿Sería realmente una experiencia de lujo? ¿Haría contacto con la naturaleza real? ¿Cómo se equilibran ambas cosas? Lo que vi (y viví) no solo disipó todas las dudas, también superó ampliamente las expectativas.
La estancia está ubicada en una reserva privada, en la precordillera, a 23 km del centro de Esquel y a 42 km de su aeropuerto. El recorrido, del centro de Esquel al ingreso a la reserva es un paseo en sí mismo: vegetación típica dominada por lengas, un sinuoso camino ascendente y, de a poco, la ciudad queda atrás para dar lugar a la montaña. Contadas casas bordean el trayecto. De repente se abre un llano que deja visibles unos domos color verde; parecen pequeños en la inmensidad de la montaña, pero a medida que el camino se acorta los domos se agrandan y toman su verdadera dimensión.
Un arroyo angosto y cristalino anticipa un escenario natural impactante; de espaldas al PN Los Alerces se abren las seis mil hectáreas de la reserva, enmarcadas por el Cerro Torta, de 2.150 msnm, la ciudad de Esquel por el sur y Cholila por el norte. El camino es de ripio, accesible para cualquier tipo de vehículo en verano; en invierno, Huemules ofrece traslados desde el aeropuerto, Esquel, Bariloche y alrededores.
ARTÍFICES DEL PROYECTO
Los cañadones, valles y praderas que componen Huemules fueron históricamente territorios de las veranadas para la hacienda, por su abundante cantidad de pastos y agua. En estas hectáreas, aplicadas a la producción ganadera y al pastoreo, también se explotó la minería. Fue en 2016 cuando la familia Hidalgo decidió utilizar el campo para desarrollar otro tipo de emprendimiento y comenzó a fantasear con la idea del glamping, la primera experiencia en Argentina. Con ese objetivo, Juan Hidalgo y su mujer, Malu Arborio, empezaron a recorrer el mundo para conocer distintas propuestas; Canadá, Suiza, Islandia y Chile fueron algunos de los países en los que recolectaron vivencias que ayudaron a armar el proyecto, y luego abandonaron su vida porteña para instalarse en Esquel. En el emprendimiento están involucrados Arnoldo Díaz, amigo de la familia, y Santiago Hidalgo, que opera desde Buenos Aires. Por tradición familiar, el emprendimiento se llama Huemules, igual que el campo... aunque no es fácil encontrarse con este cérvido que está en peligro de extinción y del que quedan muy pocos ejemplares.
En el Domo Living, Malu ordena unos ponchos impermeables mientras el equipo de empleados prepara el desayuno: una mesa con medialunas, panes y mermeladas de elaboración casera acompañan infusiones calientes y jugos de estación recién exprimidos. A través de la lona transparente se filtra el sol, que entibia el ambiente; desde las mesas del Domo Living se ven, al fondo, picos montañosos algo nevados. Los diez domos geodésicos para huéspedes son estructuras tipo iglú lo suficientemente fuertes para soportar los rigores del clima, pero gráciles y con poco impacto sobre el medio ambiente. Los domos, ubicados sobre un deck de madera que funciona como nivelador, se climatizan con aire acondicionado en verano y salamandra en invierno; tienen piso flotante ciento por ciento PVC y el esqueleto –de hierro– está revestido con lona aislante. Cada domo lleva un nombre femenino, en honor a las mujeres de la familia Hidalgo. Algunos, situados en el área montañosa, son los que favoritos de quienes prefieren el silencio nocturno absoluto; otros están a la vera del arroyo, para dormir con el sonido del agua que corre.
ACCIÓN + SIESTA + ACCIÓN
Entre noviembre y abril Huemules ofrece una inagotable variedad de paisajes, en los que priman los tonos primaverales, la temperatura templada y los picos montañosos con rastros nevados. Fuera del domo, el equipo de la estancia se prepara para una caminata que nos llevará a recorrer algunos kilómetros del predio hasta la vera de un arroyo, en el que nos espera un picnic de almuerzo. Todas las salidas son en grupos reducidos de no más de diez personas y siempre encabezadas por un guía del lugar. En nuestro caso, una joven licenciada en medio ambiente lidera la excursión: promete baja intensidad física, aunque anticipa algunas zonas de caminata más exigentes.
En el camino, unos agujeros con la tierra revuelta delatan el paso de jabalíes; aves, ciervos, caballos salvajes e incluso pumas son algunas de las especies que habitan estas montañas. En los lagos se suelen ver cauquenes (siempre van en dupla) y patos overos. A nuestro paso parecen brotar colores y aromas florales: lupinos, retamas, chilcos y diente de león pueblan y embellecen el paisaje. Unos metros antes de la llegada al punto donde tendrá lugar el picnic, se deja oír el agua que discurre veloz por la ladera de la montaña. Ahí mismo, al costado del arroyo, es posible disfrutar de un cordero a la cruz, según la técnica de cocción típica de la Patagonia.
En cuanto a las actividades, además del trekking, se organizan cabalgatas y recorridos en mountain bike. Cada disciplina tiene sus propios circuitos, con distinta intensidad y exigencia física para que cada cual pueda decidir la mejor manera de aprovechar su estadía. Una excursión estándar dura cerca de dos horas; las de mayor exigencia pueden demandar entre ocho y diez horas e incluyen, por ejemplo, subir al cerro Torta con pernoctes en la montaña, y trekking a Cholila. La tercera posición es la de gastar las horas relajadamente con un esfuerzo físico mínimo, como los que demandan los breves paseos autoguiados por los alrededores.
Cumplida la primera excursión y el bienvenido picnic, cae siesta en el domo breve pero rendidora, al ritmo del canto de los pájaros, la brisa que sopla ligera sobre la lona y el sol que se filtra, sutil. Después, rumbo al establo, donde el joven Foca, de poco más de 20 años, aguarda con los caballos para dar inicio a la cabalgata. Se ensillan los pingos y a recorrer paisajes se ha dicho por valles y faldeos hasta el punto de Vidal, un abierto descampado tapizado de innumerables flores que tiñen el suelo de amarillo. El punto es un parador de madera envejecida donde alguna vez vivió el campesino Vidal, y de él le quedó el nombre al lugar, parada ideal para compartir unos mates mientras cae el sol.
Un turista suizo, que conoció el lugar unos meses atrás, definió Huemules como "un pequeño parque nacional", y esa es la impresión que da vivir las horas entre los domos, el arroyo, los puentes, las montañas, las lengas.
Al anochecer es cuando la experiencia redobla su atractivo. Conviene arrimarse al Honesty Bar, en el Domo Living, al que se accede libremente, tomar el trago que plazca y, antes de decir hasta mañana, dejar la plata en la barra de acuerdo al criterio de cada cual. Por algo es un "honesty bar". Pasadas las diez, la noche se difunde sobre el mundo. El descanso llega junto a la salamandra y al abrigo de las sábanas, contemplando la inmensidad del cielo estrellado, los picos recortados contra el cielo. Camping y confort en un mismo instante y en un mismo lugar, a la espera de una nueva salida del sol.
La mejor época es de noviembre a abril, cuando el menú de actividades es más amplio. En invierno se puede disfrutar de los deportes de nieve.
Si pensás viajar...
Huemules . Todos los domos tienen camas con sommier queen size y edredones de duvet. Opciones matrimonial, twin o triple. Además, baño en suite con amenities biodegradables. Los anfitriones recomiendan que los niños no duerman solos en un domo, sino que cada menor esté bajo el cuidado de un adulto.
TARIFAS
Todas incluyen alojamiento, las cuatro comidas y excursiones diarias para conocer la reserva. Por noche, la doble en domo deluxe, u$s 450 + IVA. Tarifa promocional en su primera temporada: para residentes, la noche $9.500 + IVA.