Para llegar desde el pueblo hasta el glaciar más famoso hay que recorrer 80 km de asfalto flamante. Al entrar al Parque Nacional Los Glaciares, el paisaje pasa de la estepa al bosque andino patagónico, donde predominan especies como la lenga, el ñire y el coihue. Un momento especial para conocerlo es el otoño, cuando el bosque se tiñe de rojo. El parque tiene 724.000 hectáreas; fue creado como área protegida en 1937, oficializado como parque nacional en 1971, y desde 1981 integra la lista del Patrimonio Natural de la Humanidad de la UNESCO.
La estrella del Parque, el glaciar Perito Moreno, mide unos 5 km de frente por 60 metros de alto y unos 257 km2 de superficie de puro hielo. Nace en el inmenso campo de hielo ubicado al oeste de la provincia de Santa Cruz, que es la cuenca de alimentación de muchos de los glaciares de Chile y la Argentina. Aunque los más grandes del Parque son el Upsala y el Viedma, el Moreno tiene la ventaja de ser el de más fácil acceso: es el único que se puede apreciar sin embarcarse. Además, es también el único que permanece en equilibrio, ya que toda la masa de hielo que recibe de su cuenca de alimentación en invierno, la pierde paulatinamente en verano. Esas "pérdidas" son el plato principal para los turistas, que se plantan a mirar el hielo obsesivamente hasta ver -y escuchar- algún desprendimiento. Si bien el glaciar solía quebrarse cada cuatro años, esa estadística ha cambiado; hoy es cuestión de estar atento a las noticias.
Pasarelas, navegación y minitrekking
El Perito Moreno puede verse y disfrutarse desde unas pasarelas que fueron ampliadas y remodeladas en 2008; en total hay 4000 metros de mirador, que ofrecen diferentes ángulos para apreciar la impactante masa de hielo. Quien busque una mejor aproximación puede contratar alguna de las navegaciones breves que bordean el glaciar por sus caras sur y norte; son paseos de entre una y dos horas.
Para sentir este fenómeno de la naturaleza realmente de cerca, la excursión más tradicional es el minitrekking, en la que se cruza el lago Rico en barco para luego caminar sobre el hielo del glaciar durante de dos horas, con la ayuda de grampones. Es de dificultad moderada, y por lo tanto apta casi para todo público; por el camino se aprecian diversas formaciones de hielo y un abanico increíble de tonos de azul. El broche final es un whisky que se toma con un cubito de hielo del glaciar.
Intimidad con el hielo
Pero los espíritus aventureros que quieran ir más allá y conocer las regiones menos vistas del glaciar, pueden apuntarse -siempre y cuando su físico y nivel de entrenamiento lo permita- en Big Ice, una exigida pero apasionante caminata de siete horas sobre el hielo. Así se descubren grietas profundas, sumideros, cuevas y lagunas de un azul inverosímil. Desde ya, es imprescindible llevar adecuada ropa de abrigo e impermeable, buen calzado de trekking, anteojos oscuros y protector solar para evitar daños por el reflejo del sol en el hielo. Los organizadores de esta excursión no admiten mayores de 45 años.
Se puede llegar a la zona de pasarelas en auto, en excursión o con los servicios de transfer desde El Calafate, que en la temporada de verano salen dos veces por día y dejan tres horas para disfrutar del glaciar. Hay un snack bar para almorzar o tomar algo.
Intendencia Parque Nacional Los Glaciares
Av. del Libertador 1302, El Calafate
T: (02902) 49-1755
losglaciares@apn.gov.ar
www.losglaciares.com
Hielo & Aventura
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T: (02902) 49-2094
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Minitrekking, Big Ice y navegaciones
Fernández Campbell
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