Fueron a ver auroras boreales a Islandia y ahora están atrapados en Madrid
El objetivo del viaje de este grupo de 16 personas, que promedian los 60 años y cuenta con muchos jubilados, era ver y fotografiar auroras boerales en Islandia. Pero en medio del itinerario, debieron abandonar el show de luces de colores que pintan el cielo y comenzar un derrotero de vuelos cancelados, cambios de planes y terminaron varados en Madrid, ciudad que no estaba en el itinerario original.
Diego Arranz, fotógrafo profesional dedicado a la astrofotografía desde hace más de 15 años es el coordinador del grupo, representante de Fotoescape, empresa que organiza fotosafaris por Argentina y el mundo.
En la mitad del viaje comenzaron las preocupaciones cuando llegaron las noticias de que British Airways, con la que tenían un vuelo directo de regreso a Buenos Aires desde Londres para el 23 de marzo último, fue cancelado. Y con el cierre de las fronteras anunciado recientemente, permanecen a la deriva a la espera de alguna solución.
"En este momento estamos varados en Madrid, y la preocupación para nosotros es que no podemos regresar. Estamos absolutamente aislados de la embajada. No atienden los teléfonos de urgencia y nos mandaron una lista de hoteles en donde alojarnos que ni siquiera esta chequeada, porque el gobierno español cerró todos los hoteles. No tienen siquiera actualizado eso, así que en principio nos tuvimos que alojar en una casa social de ayuda humanitaria que nos recibió para poder dormir. Obviamente no hay vuelos, porque no hay nada. Vale aclarar que nosotros salimos antes del decreto presidencial", cuenta Arranz vía telefónica.
Y añade: "Obviamente nosotros teníamos pasajes de regreso con British, eso es lo lógico, pero unos cuatro días después de que salimos, el gobierno argentino impidió que cualquier otra aerolínea que no fuera la de bandera pudiera tocar Ezeiza. Por lo tanto, nuestro vuelo Londres-Buenos Aires dejó de existir. Luego abonamos un nuevo pasaje y llegamos a Madrid con la intención de volar a San Pablo, y desde allí a Buenos Aires. A partir de ahí comenzó nuestro periplo en el que se empezaron a cerrar todas las puertas y todos los aeropuertos a medida que íbamos tratando de llegar a nuestro país. Ahora estamos en Madrid, en una de las ciudades más complicadas del mundo que jamás hubiéramos querido tocar. Ese es nuestro destino final en este momento".
Gastos inesperados
Mientras aguardan una solución, finalmente pudieron alquilar dos departamentos por cuenta propia en el barrio Quintana, de Madrid y se mantienen en contacto con varios grupos de argentinos varados en Inglaterra o Madrid a través de grupos de redes sociales como Facebook, Instagram o Whatsapp.
Consultado sobre los gastos extras que debieron afrontar debido a toda esta situación, Arranz contabiliza pasajes aéreos por unos 700 dólares -que finalmente debido a las restricciones tanto del gobierno brasilero como argentino no pudieron ser utilizados-, y más de 500 dólares en alojamiento, traslados y comida. Un total de 1200 dólares por persona hasta el último jueves.
Justamente, el jueves se había abierto una esperanza con un vuelo que los iba a llevar de Madrid a San Pablo / Foz de Iguazú, para luego cruzar la frontera a pie y tomar un vuelo a Buenos Aires, hasta que salió el decreto de que se cierran las fronteras con los países limítrofes, por lo tanto se les cerró la última puerta.
"La gente está angustiada, ansiosa, algunos con depresión. Obviamente separados de sus hijos, afectos, trabajos. Es difícil decir cuáles son nuestras expectativas al día de hoy. Es que no tenemos un objetivo fijo en el cual apoyarnos o sostenernos, porque no hay vuelos, no hay nadie que cruce el Atlántico. Realmente nos sentimos abandonados, como si fuera un castigo por haber realizado una actividad de astrofotografía en Europa. Hemos visto comentarios agresivos de la gente hacia aquellos que viajaron al exterior. Nosotros hicimos una actividad laboral, una actividad educativa, salimos antes de la normativa sin romper ninguna regla, y la verdad la estamos pagando y mal.", concluye Arranz, sin saber cuando podrá volver a pisar la Argentina.