María Inés Lavalle abre la tranquera de la estancia El Retiro rodeada por sus ángeles guardianes negros ?cuatro perros Labrador? y nos guía hasta el castillo. Esa soberbia residencia de estilo anglonormando fue construida en 1904 por su bisabuelo, Don Diego Meyer, fundador del pueblo de Sierra de la Ventana. El hombre llegó a principios del siglo pasado buscando dónde establecer su producción lanera. Así que decidió echar raíces en este paisaje y montó un vivero con el que forestaría la propiedad y alrededores. En esta historia intervino Federico Melchert (hoy sus restos descansan en el cementerio de Saldungaray), que podía detectar agua con la ayuda de una horqueta de avellano; este rabdomante, o zahorí, recorría el campo de Meyer sosteniendo la vara por los extremos, y cuando ésta vibraba era señal de que había dado con una veta subterránea.
Dicha práctica milenaria sembró una tradición en la zona que sigue viva. Cuenta el parapsicólogo Juan Gimeno, que varias familias ?como los Blanc de Sierra de la Ventana o Pedro Belate, de Saldungaray? viven de la rabdomancia gracias a las enseñanzas de Melchert.
En su tiempo, Meyer imaginó un campo de golf serrano que hizo realidad donando 35 hectáreas de El Retiro. Con 18 hoyos, la cancha del Golf Club Sierra de la Ventana es una de las cinco mejores del país. Las restantes 70 hectáreas corresponden al parque de El Retiro, que alberga una inmensa piscina y el imponente casco que reúne infinidad de objetos antiguos y mobiliario de época. A las habitaciones se accede por una escalera de caracol, torre arriba. Son siete, y la mayoría da a un pasillo que balconea sobre la planta baja; este espacio es una galería de animales embalsamados, cazados por Floro Lavalle, hermano de María Inés.
En El Retiro es fácil sentirse princesa. La noche se despide en el comedor ?revestido con boisserie de roble? con una cena servida en loza inglesa, preludio de un sueño que sobrevendrá en cama con respaldo de bronce. Y al otro día, la mañana despunta con aroma a budín de nueces y scones recién horneados.
Más info: T: (0291) 491-5034.C: (011) 15 4070-5100. mariaineslavalle@yahoo.com.ar. www.elretiroestancia.com. María Inés Lavalle recibe en el imponente casco de 1904. Desde allí es posible acceder al hoyo 17 del Golf Club Sierra de la Ventana que linda con la propiedad. Cuenta con 7 habitaciones ?3 en suite?, una cómoda sala de estar y un comedor con boisserie donde se disfrutan las delicias caseras de Lidia. En la estancia no hay wi-fi pero sí acceso a internet. Preferentemente no reciben menores.
El cerro y la cruz
En las afueras de Sierra, un camino que atraviesa varias tranqueras lleva al casco de la estancia Cerro de la Cruz, diseñado por Alejandro Bustillo. Fue la propiedad del ingeniero Eduardo Ayerza y de su mujer, Gertrudis Herrera Vega, y la recibió en herencia su ahijada, Gertrudis Bunge, quien en 1995 decidió abrirla al público. En el casco recibe Angélica, capaz de hacer sentir al recién llegado como en casa y de cocinar muy rico. Las comidas se sirven en el comedor, dominado por la figura de un pez vela de 112 libras, capturado por Ayerza en Acapulco en 1958. Hay otros animales embalsamados en la casa, donde los pisos de madera tipo damero, techos con vigas, y chimeneas le confieren un clima señorial, muy propio de ciertas casonas rurales.
Para recorrer parte de sus seis mil hectáreas nada más hay que contactar al guía regional Pablo Gaggero, el único habilitado para hacerlo, capaz de relatar historias con tanto detalle como las imágenes en HD. El plan consiste en cruzar el río Sauce Grande a bordo de su 4x4, trepar un tramo del cordón Las Tunas y después de un mini trekking, alcanzar la cruz que da nombre a la estancia. La vuelta termina con facturas y mate junto al río.
Más info: Sierra de la Ventana. C: (011) 15 5805-9710. rochimarenco@fibertel.com.ar cerrodelacruz@fibertel.com.arwww.estanciacerrodelacruz.com. El casco de estilo inglés cuenta con 7 luminosas habitaciones en suite que miran hacia el inmenso parque. Además del comedor y la sala de lectura, otro de los espacios comunes más concurridos de la casona es el patio cubierto, donde se juegan largas partidas de ping pong o de sapo. Para los más activos, la propuesta de Cerro de la Cruz se completa con piscina, cancha de tenis, bicicletas, salidas a caballo (consultar previamente) y, en verano, con un acceso al arroyo donde es posible refrescarse. Desconectarse por completo es posible sin TV ni wi-fi.
Mahuida-Co
Propiedad de los Wendorff desde 1930, abrió sus tranqueras al turismo a principios de 2012. Allí la actividad principal supo ser la producción lanera, hasta que el mercado cayó; entonces, Gerardo y Teresa, su mujer ?y licenciada en turismo? decidieron reinventarse. Y así fue cómo surgió un original móvil tirado por la maquinaria de un tractor y palanca de cambios hecha con cuerna de ciervo colorado, que usan para pasear a los turistas por las 198 hectáreas de la estancia, habitadas por burros, ñandúes y antílopes. "Parece Sudáfrica", comenta Denise, la fotógrafa de Lugares. Y muy equivocada no anda, porque las características morfológicas del Sistema de Ventania ?de fuertes pendientes y abras transversales? son idénticas a las de las sierras del sur de África. Después de un trekking hacia un "bosque energético", el safari termina en el corral de las cabras, donde el plan es rebuscárselas para alzar a los cabritos bebé.
Más info: RP 76 sobre Circuito Chico.T: (0291) 494-0306. mahuida-co@hotmail.com El recorrido por la estancia es ideal para hacer con chicos y para gente con movilidad reducida, ya que se realiza a bordo del carro que diseñaron Teresa y Gerardo. El paseo dura 2 horas 30 y, al terminar, ofrece la opción de almorzar sándwiches de cordero a la parrilla. Menores de 4 años, sin cargo. La excursión dura 2 horas 30. Se hace todo el año pero, fuera de temporada, salen con un mínimo de 6 pasajeros. No incluye el almuerzo.
Por Connie Llompart Laigle. Extracto de la nota publicada en revista Lugares 191.