SEASIDE, FL.- En la película The Truman Show, el protagonista es, desde que nació, la estrella de un reality show de televisión, aunque él no lo sabe. Truman Burbank (Jim Carrey, cómo no recordarlo) vive una vida perfecta en una ciudad perfecta, llamada Seahaven, el estudio de televisión más grande jamás construido.
Sin embargo, aquel pueblo idílico que parece de utilería es real. Se llama Seaside, y se ubica al noroeste de la Florida.
La estrella es la playa, de arena blanca como la cal, y un mar verde agua increíblemente cristalino. Desde la ruta interestatal 98, que une los pueblos costeros de Panama City Beach, Rosemary, Seaside y Destin, entre otros, se desprenden los accesos hasta el mar. Cada pueblo tiene su personalidad, su gama de colores y su público particular.
A medida que nos vamos acercando hay pinos, médanos y algunos centritos comerciales. Un cartel anuncia la llegada: "Bienvenidos a Seaside, fundado en 1981. Población 1228, incluyendo gatos y perros".
Un mundo perfecto
Seaside es el más pintoresco de los pueblos ubicados en la llamada Panhandle de Florida, la parte noroeste del estado, justo antes de fusionarse con Alabama y Georgia.
Con calles rojizas de ladrillo y casas impecables en colores pasteles, nació como el sueño de Robert y Daryl Davis, quienes pusieron una oficina de ventas para asentar allí una comunidad planificada. Ofrecían limonada helada a aquellos que pasaban por la ruta a interiorizarse del proyecto. Mostraban un master plan que no buscaba la homogeneidad, sino que se centraba en la armonía entre cada una de sus piezas, algo que años después fue copiado incluso por Disney para crear el pueblo residencial Celebration.
"Seaside es la cuna del Nuevo Urbanismo. Creció lentamente a propósito. Los fundadores invitaron a jóvenes arquitectos a trabajar dentro de un código arquitectónico para diseñar edificios comerciales, cívicos y residenciales únicos, desarrollando una armonía entre peatones y edificios. Un contacto social de estructuras y personas", describe Kerri Parker, directora de comunicaciones de Seaside.
El nuevo urbanismo se define como un conjunto de ideas y prácticas que devolvieron la planificación de la ciudad a los patrones tradicionales de calles y espacios públicos definidos. En otro lenguaje, un nuevo pueblo de antaño.
Días de rodaje
Por su carácter tan idílico, la ciudad ha brindado los fondos para muchos catálogos nacionales y fotos comerciales, pero sin duda hubo un antes y un después de The Truman Show. Los costos de locación pagados por Paramount Pictures se destinaron a construir la escuela vecinal. "Fue como cuando el circo llega al pueblo. Conocían a todos los residentes y varios tuvimos un papel. La película tuvo un fuerte impacto en Seaside, nos puso en el mapa", cuenta uno de los vecinos.
Don Gaetz y su esposa Vicky son los dueños auténticos de la casa donde vivía Truman en la película. En una entrevista a diez años de haberse lanzado el film, contaron que su vida fue una locura durante el verano del estreno. "Una masa de gente afuera de mi casa sacaba fotos, y caminaba por el porch. Me los encontraba mirando por las ventanas con sus manos apoyadas en el vidrio", recuerda. La vivienda queda sobre la calle Natchez 31 y exhibe el cartel que muchos buscan: "la casa de Truman. Don y Vicky Gaetz. Niceville, FL". La casa sigue teniendo el 36 sobre la puerta, número que permanece desde la película, aunque no coincida con la dirección real. Los Gaetz han puesto un cono naranja en el frente, seguramente cansados de que los visitantes ocupen su estacionamiento para tomar una foto.
Hasta el día de hoy, los vendedores de las tiendas le cuentan que los clientes preguntan adónde está la casa de Truman.
El "niño Truman", que tuvo su segundo de fama, también era un residente de Seaside. Fanático de Jim Carey, el pequeño espiaba los primeros ensayos y estaba esperando al actor con su libro de autógrafos, cuando el director Peter Weir lo vio y le ofreció el papel. En el mismo libro de firmas que llevaba, le escribió las líneas para que las estudiara. La escena sólo quedó en los extras del DVD y no en la versión de cine, "pero de vez en cuando sigo recibiendo mi cheque", cuenta en una reciente entrevista este flash de actor convertido ya en abogado.
Incluso los policías tuvieron su rol. Los dos hermanos que patrullan el condado actuaron con su uniforme, en su mismo rol que en la vida real. Todos recuerdan cómo el pueblo durmiente se llenó de adrenalina ese invierno. "Típicamente ese momento del año es callado y pacífico. Pero con tanta gente trabajando en la película, entrabas a un bar o un restaurante y parecía el fin de semana del 4 de julio", cuentan los vecinos.
Elegancia relajada
La altura máxima de toda construcción está limitada a solo tres pisos, por lo que abundan las vistas al océano verde agua. Las casas cuentan con amplios porches para fomentar las visitas de los vecinos, ventanas grandes para aprovechar la brisa del mar, miradores en madera, y una sensación de pueblo playero relajado, aunque sumamente elegante.
Todos los frentes están antecedidos por una pequeña cerca blanca. Pero curiosamente no hay una igual a otra, y esto es norma: para que los chicos identifiquen su cabaña de alquiler al volver solos a su casa. Es que Seaside es como un Cariló en La Florida, es el elegido por la clase alta acomodada para venir de vacaciones.
Las casas no tienen pasto a su alrededor, sino plantas autóctonas. Y en los contrafrentes, uno de los toques más distintivos: callejones arenosos que pasan detrás de los patios traseros que ofrecen atajos a la ciudad.
Sobretodo en verano, de junio a agosto, Seaside se llena de familias. Circulan cientos de bicicletas y carritos de golf. "Hay una docena de residentes permanentes en Seaside. Este es un lugar de vacaciones", acota Parker. La arena y el color del agua hacen la otra mitad del paisaje, cuyos colores no tienen nada que envidiarle a los del Caribe. La playa cuenta con una entrada cada 100 metros, ya que se deben atravesar algunos médanos por pasarelas de madera. Cada ingreso a la playa ha sido desarrollado por un arquitecto diferente. Y apenas se toca a la arena, la gente deja allí despreocupados sus zapatos, náuticos, sandalias u ojotas.
El pueblo es pequeño, y gracias a su configuración, todos viven a no más de cinco minutos a pie del centro. No hay locales de cadena, ni grandes supermercados. Para ello habrá que subirse al auto.
Sobre la avenida costera se estacionan seis antiguas y brillosas casas rodantes plateadas marca Airstream que venden panqueques, comidas no fritas, o jugos. Pero también hay un puñado de restaurantes, incluso con terraza al mar. La vida late en la plaza central, un semicírculo de pasto enmarcado por palmeras, y rodeado de algunos edificios como el minúsculo y pintoresco correo, o el Modica Market, único mercado del lugar donde Truman interactuaba en la película con sus verdaderos dueños, Charles y Sarah Modica. La plaza, por su forma y desnivel es también un anfiteatro. En los atardeceres, hay grupos de música que vienen a tocar mientras los playeros se acercan con sus toallas o reposeras para disfrutar del show.
Un paseo por A30
Un visitante primerizo notará que en los pueblos costeros, se repite el logotipo "30A". El cero, tiene forma de sol, y representa a la avenida escénica 30A, que une por la costa a cada uno de los asentamientos del condado de South Walton.
Panamá City Beach tiene un centro multicolorido, con locales de madera en vivos colores pasteles y pérgolas blancas. La calle arranca en la playa y se adentra algunas cuadras entre una alegre combinación de colores, con restaurantes, heladerías y tiendas de ropa y playa, hasta terminar en un centro comercial a cielo abierto con cine y las marcas más vendidas como Hollister, Old Navy o Forever 21.
Rosemary es otra ciudad del tamaño de Seaside, y a su lado Seagrove. Si un turista aterrizara en estas playas, juraría que está en Europa, por sus construcciones más elegantes con detalles del viejo continente, y otras de estilo normando. Rosemary también tiene su plazoleta central para mostrarse por las tardes, y un enorme predio adyacente a la arena donde los visitantes dejan sus bicicletas.
Destin es el más popular, tiene edificios altos y atracciones sobre la ruta como ser parques de agua y de diversiones. La avenida 98, que circula paralela a la 30A unos diez minutos mar adentro, ofrece a la altura de Destin todo lo necesario para la vida cotidiana, y más aún para los turistas: dos enormes shoppings (Destin Commons y Grand Boulevard) y un Premium Outlet, sumado a supermercados como Walmart o Whole Foods y restaurantes de cadena. La conveniente ubicación de los shoppings a un rápido paseo de auto desde la playa la convierte en otro de los puntos favoritos del turismo.
En Destin es imperdible pasear una tarde por el Harbourwalk, el paseo del puerto, para caminar con vista a la bahía, música en vivo y puestos de comida y una deliciosa chocolatería. De allí salen las excursiones en barco a Crab Island, un famosísimo banco de arena donde recalan por el día cientos de lanchas privadas y de excursión, se instalan juegos inflables de agua y hasta bares flotantes, para disfrutar de una playa cristalina en medio de una bahía.
El centro de Desarrollo turístico del condado de South Walton contabilizó el año pasado 4 millones de turistas, aproximadamente un 20% de lo que recibió Miami (nueve horas de auto hacia el sur) en el mismo período.