A las vistas gloriosas se suma un factor simbólico: desde acá partieron las legendarias ascensiones del italiano Cesare Maestri, tan admirado como cuestionado, cuya historia llevó al cine el alemán Werner Herzog en el film Grito de Piedra.
Al cabo de una hora, el Torre aparece en primer plano gracias al viento que va despejando las nubes que lo envuelven. Loa, un sueco que convenció a su familia de viajar a Sudamérica sólo para conocer El Chaltén, está absorto en la aguja de granito. Hay dos franceses que no paran de sacar fotos y un grupo de veteranos norteamericanos, con guía y bastones. El único local, casi exótico por la mayoría de extranjeros, es Matías, un cocinero de Río Gallegos que trabaja por la temporada y aprovecha su día franco para caminar.
Este año, la guía Lonely Planet consideró a El Chaltén como el segundo mejor destino del mundo, después de Washington DC y antes de Milán. Me pregunto qué tendrán que ver el Capitolio o el domo milanés con este humilde pueblo cordillerano. La respuesta la encuentro pasando el campamento De Agostini, cuando aparecen en tándem la laguna, los témpanos de hielo y el glaciar Grande, al pie del mítico Torre, que se superpone con la torre Egger y la aguja Standhart. La imagen es tan perfecta que supera cualquier creación humana.
En la punta se ve el "hongo" de nieve, el maldito. El que le causó la muerte de varios escaladores y fue la peor pesadilla de Maestri, hasta hoy. El italiano aseguró haber llegado a la cima en 1959, pero su compañero, el austríaco Tony Egger, murió en el descenso arrastrado por una avalancha, junto a su cámara de fotos. Sin imagen que diera fe de la hazaña, nadie le creyó.
Maestri volvió al ruedo once años después, con una expedición invernal y la ayuda de un compresor a gas que usó para perforar unos clavos a presión. Llegó hasta donde termina la roca, pero no escaló el hongo; no lo consideraba parte de la montaña, sino "sólo un trozo de hielo". Esa vez lo criticaron por el compresor y por no animarse al resto. Maestri regresó a Italia rodeado de controversia y "desacreditado injustamente", según Andrea Fava, que lo siguió visitando en estos años. Ella es hija de Cesarino Fava, quien participó de las primeras expediciones con el italiano, como muestran las fotos en blanco y negro que se exhiben en su restaurante Patagonicus.
Pero "la ruta Maestri" nunca dejó de ser usada por los andinistas. En 2012, se agregó otro capítulo al culebrón: dos jóvenes norteamericanos hicieron cumbre en el Torre y, al bajar, arrancaron uno a uno los clavos de Maestri.
En el pueblo, la noticia levantó más polvareda que el viento y otra vez se dividieron las aguas. Unos los acusaron de violar el patrimonio. Otros los aplaudieron por haber "limpiado" la montaña. El debate de los clavos sigue, devino en una discusión ética: ¿Pueden intervenirse o no los cerros? ¿Por qué destruir solo la vía de Maestri y no otras vías? ¿Quién pone las leyes en la naturaleza? Estos son los temas que importan en El Chaltén.
Para seguir recorriendo El Chaltén: Trekking a Laguna Los Tres / 2 propuestas para no trekkers.
Por Cintia Colangelo.Nota publicada en febrero de 2016.
LA NACION