Terapias alternativas, centros holísticos, comida orgánica y naturaleza en estado puro redefinen el perfil de la ciudad rionegrina
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EL BOLSON.- Aluminé Honik siempre se sintió diferente. Cuando era chica era la rara, la que vivía en un ambiente de intelectualidad y espiritualidad, donde se leía Gestalt y Cabalá y se hacían meditaciones, con padres que habían vivido y trabajado muchos años en Argelia y la India, hasta que se radicaron en El Bolsón, a 120 kilómetros al sur de Bariloche, en pleno auge del movimiento hippie. De más grande hizo un curso de masajes con Marie del Sol, una vidente nacida en la isla caribeña de Dominica, que hacía sanación y curaba con su presencia, reconocida en la comarca por los masajes de la técnica Chi Nei Tsang.
La conexión fue inmediata: “Tenemos que trabajar juntas”, le dijo. Así se inició como fiel discípula y comenzó su largo viaje hacia las terapias alternativas y el chamanismo que transita como referente e impulsora en la zona. “El Chi Nei Tsang es una técnica milenaria china, muy sofisticada, que aborda las emociones por medio de toques en el abdomen; a través de cada órgano se maneja un sistema de meridianos, que trabaja las emociones. Es una de las pocas técnicas que libera energía enviciada en el cuerpo. Yo uso mi cuerpo como canal para limpiar el cuerpo del otro”, explica Aluminé bajo un cerezo en Cabañas Hacia el Sur, en El Hoyo, donde realiza los retiros y ofrece alojamiento. Hace 10 años abrió Lumina, uno de los tantos centros holísticos que hay en la región que ofrecen diferentes terapias y tiene un diseño a tono con la propuesta: techos vivos y una construcción de barro sin ángulos rectos, que asegura que genera una fuerte energía. “El Bolsón es un lugar de mucha espiritualidad, cuna de terapias alternativas, permacultura, huertas orgánicas y bioconstrucción. La movida ahora pasa por acá”, resume.
En El Bolsón se reafirma el viejo dicho de que a un lugar lo hace también su gente. En esta ciudad rionegrina, los nacidos y criados y, también los muchísimos que llegaron, formaron una comunidad heterogénea, pero con una característica diferencial: aquí se respira bienestar en todas sus formas.
Letizia Mazzanti, conocida por todos como Ghila, realiza diferentes terapias, yoga y meditaciones en su refugio Rey Sol Reina Luna, una chacra a orillas del río Azul, en Lago Puelo, poblada de arrayanes, animales que deambulan libremente y con vista a las montañas. También recibe huéspedes, que se suman al estilo de vida vegetariano de la casa y pueden participar de las propuestas del lugar.
Ghila nació en Florencia, Italia, pero vivió en diferentes países; nunca más de tres años en un mismo sitio porque sus padres eran de mudarse muy seguido. Hasta que hace 17 años llegó a la comarca y el lugar, según sus propias palabras, no le permitió irse.
Con voz suave que transmite tranquilidad, un dejo de tonada italiana y un halo de misticismo que la envuelve, asegura que sus prácticas se encargan de lograr una conexión con nuestro ser y con la conciencia universal, de unir la tierra y el cielo.
“Por medio de diferentes técnicas, buscamos expandir la conciencia, despertar el poder creativo de cada ser y ampliar la capacidad de amar”, explica esta mujer, que se define autodidacta y que estuvo al borde de la muerte, hace 14 años por una peritonitis fulminante, que le abrió el camino a esta nueva vida.
En El Bolsón se reafirma el viejo dicho de que a un lugar lo hace también su gente. En esta ciudad rionegrina, los nacidos y criados y, también los muchísimos que llegaron, formaron una comunidad heterogénea, pero con una característica diferencial: aquí se respira bienestar en todas sus formas. Más allá de los conflictos con los mapuches en tierras cercanas, más allá de los incendios que ocasionalmente atormentan a la comarca. Más allá de todo, se llega en busca de algo mejor, diferente y parece, según testimonios de muchos, que se encuentra.
Centro energético
Del movimiento hippie que se instaló en los 70 y que luchaba por lograr una comunidad autosustentable y ecológica que se apoyó en la medicina naturista, y de los inmigrantes que llegaron en la década del 80 fascinados por la cultura oriental y sus prácticas espirituales como el budismo y otras corrientes hindúes y orientales devino este presente en donde muchos referentes de terapias alternativas encontraron en este valle y sus alrededores una tierra fértil para compartir sus prácticas.
La conexión con la naturaleza es inmediata. El cerro Piltriquitrón, que custodia la ciudad, se ganó buena fama como centro energético, que ayuda al buen estado de ánimo. Ríos, cascadas, lagos y senderos de trekking que se internan en las montañas completan la postal perfecta.
En la Comarca Andina del Paralelo 42, integrada también por los vecinos Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén, en territorio de Chubut, se disfruta de un microclima que favorece la producción de lúpulo y fruta fina y que dio lugar a cervezas artesanales y comida orgánica.
No de casualidad en El Bolsón hay más de 10 centros holísticos para terapias complementarias en una ciudad de 50.000 habitantes, que se encargan de equilibrar mente, cuerpo y espíritu.
No de casualidad en El Bolsón hay más de 10 centros holísticos para terapias complementarias en una ciudad de 50.000 habitantes, que se encargan de equilibrar mente, cuerpo y espíritu. Ofrecen masajes de diferentes características, clases de yoga, reiki, reflexología, terapia floral, gemoterapia, digitopuntura, acupuntura, baños de gong, sesiones de bioneuroemoción, meditaciones, limpiezas energéticas y sanaciones, entre muchas otras propuestas. Hasta chamanismo y constelaciones familiares.
Mucho misticismo, sí, pero que marida muy bien con la naturaleza en estado puro, una alimentación saludable y actividades relajantes para lograr ese ansiado estado de plenitud, de equilibrio interno, de estar bien con uno mismo.
También varios establecimientos hoteleros suman diversos tipos de terapias, retiros y propuestas de spa. Como el lodge La Confluencia, que es de esos sitios que deja con la boca abierta. Colgado sobre el río Azul, en la reserva natural Anprale y con acceso solo en 4x4, ofrece en una gran casona acogedora y sustentable un détox con cocina de la huerta y de fermentación natural y un circuito de aguas en tinajas de madera de ciprés que la terapeuta Helena Agüero se encarga de guiar.
“La primera tinaja se trajo de California, después se construyó otra acá. El circuito es terapéutico y combina aguas frías y cálidas, además del sauna. Son tratamientos muy utilizadas en los países nórdicos, explica Helana, que hace counseling, una terapia de conexión entre la mente y el cuerpo que asegura que permite una resolución verdadera de lo que nos pasa. “Con la pandemia empezamos a tener más pedidos de reservas para hacer retiros que para viajes de turismo. Surgió una nueva necesidad y este es un lugar especial para esto. Cuando vi el lodge por primera vez me quise quedar a trabajar acá”, agrega. Helena es de Buenos Aires, pero hace cinco años se radicó en la zona en busca de una vida más sustentable.
Las terapias alternativas tienen una larga trayectoria en la zona, pero en los últimos tiempos, especialmente luego del sacudón de la pandemia, propios y ajenos se dieron cuenta del potencial que tenía. Esas prácticas que se venían haciendo desde hace años se volvieron más buscadas, casi necesarias, tanto por locales como por visitantes que desean un acercamiento al wellness, aunque sea de pocos días antes de volver a sus rutinas.
Las terapias alternativas tienen una larga trayectoria en la zona, pero en los últimos tiempos, especialmente luego del sacudón de la pandemia, propios y ajenos se dieron cuenta del potencial que tenía. Esas prácticas que se venían haciendo desde hace años se volvieron más buscadas, casi necesarias, tanto por locales como por visitantes que desean un acercamiento al wellness, aunque sea de pocos días antes de volver a sus rutinas. En El Bolsón asimilaron que el camino era por ahí, que tenían ese diferencial, como un diamante en bruto para trabajar, para potenciar.
Danza vital y meditación
Así, hace dos semanas se realizó el primer Festival Bienestar, el puntapié inicial para movilizar a la comunidad con estas propuestas y que esperan repetir en los próximos años.
En la Chacra Humus, que se dedica a la producción orgánica de fruta fina y derivados del queso, en un entorno privilegiado, rodeado de cerros y árboles se logró lo impensado. Decenas de personas se entregaron a las diversas propuestas, que incluyeron la apertura de un círculo chamánico para anclar la energía a la tierra y pedir permiso a la naturaleza, una danza corporal de centros de energía y una meditación.
“Cada uno tenemos una forma de movernos que muestra lo que queremos mostrar y esconde otras, hay muchas emociones que no se expresan. En esta práctica no se busca la perfección, no es un baile sino una terapia corporal de centros de energía para expresar las emociones contenidas”, cuenta Bárbara Ardiles, al finalizar la clase. Ella siguió el camino de su padre, Hugo, médico, homeópata y creador del Sistema de Centros de Energía. Bárbara es bióloga, trabaja en temas ambientales, estudió en el exterior, pero eligió El Bolsón para radicarse hace unos años y continúa practicando esta danza porque asegura que es una inversión en salud, que necesita hacerlo. “Mi papa ideó este sistema que se usó para la recuperación de un montón de problemas, para conectar con otras partes quietas, tapadas, porque además de aliviar el aspecto físico se mueven cosas emocionales, –cuenta–. Se enriquecen mucho las clases cuando viene gente de afuera, muchos turistas cada vez más aprovechan para tomar una clase”.
La voz de Gabriel Landesa transmite paz, armonía, relajación. Fue el encargado de una larga meditación, donde todos los presentes, recostados en el pasto, con la suave brisa que acompañaba, escucharon sus palabras en absoluto silencio y con los ojos cerrados. Otra historia de esas de novela que aquí parecen moneda corriente: fue cura durante 30 años, estudió programación neurolingüística hasta que se enamoró de una feligresa en Venado Tuerto y abandonó su vida consagrada y se radicó con su nueva mujer en El Bolsón. “Propuse abrirse a la experiencia del encuentro más genuino con uno mismo, desde la respiración, que conecta a través del cuerpo y las emociones. Lo hice toda la vida, pero desde otro lugar”, reflexiona.
Para reafirmar que el futuro de El Bolsón camina en esta dirección, la legisladora rionegrina del Circuito Andino, Adriana del Agua, presentó hace poco más de un mes un proyecto de ley para declarar a la ciudad como Destino Turístico del Bienestar. “No se trata de salud, ni de spa. Hay que diferenciar eso. Se trata de bienestar en sentido completo, más amplio, con terapias alternativas, pero también con una conexión especial con la naturaleza, la mística y la magia que hay acá”, resume Del Agua, en una tarde cálida de primavera mientras disfruta de una degustación de té, otra de las maneras de dejarse acariciar por el ansiado bienestar.