Con el furor del running se ha convertido en un hecho habitual ver numerosos grupos de entrenamiento trotando en el parque de la Biblioteca Nacional y sus alrededores, en contraste con los estudiantes e investigadores que desde la sala de lectura descansan la vista contemplando los pinos, magnolias, plátanos y palmeras que conforman un calmo paisaje sobre la Avenida del Libertador. Sin embargo, sobre todo las generaciones más jóvenes, desconocen que ese mismo parque y senderos son los vestigios que subsisten de la Quinta Unzué, una residencia donde habitaron familias patricias, presidentes de la nación y el sitio en el que falleció Eva Perón en 1952.
Su historia se remonta a mediados del siglo XIX cuando Mariano Saavedra, hijo del presidente de la Primera Junta de Gobierno, compró por el valor de 1.000 onzas de oro este terreno emplazado en lo que eran por entonces los suburbios de la ciudad, sobre el que levantó una casa de descanso. Luego de su muerte, el 21 de octubre de 1884 la propiedad fue adquirida por Mariano Unzué, un acaudalado hacendado que ejerció la presidencia del Banco Nación, casado con Mercedes Baudrix.
El matrimonio ya habitaba en una vivienda ubicada sobre la calle Florida y compró esta nueva propiedad para utilizarla como quinta durante el caluroso verano porteño. Aprovechando la privilegiada vista del Río de la Plata construyeron sobre la barranca natural una nueva residencia que respondía tanto arquitectónica como decorativamente a los lineamientos estéticos vigentes en la época, fachadas e interiores en los que se conjugaba el neorrenacimiento italiano con el eclecticismo victoriano y la opulencia heredada del Segundo Imperio francés.
De quinta a residencia
Con el pasar de los años y a medida que se desarrollaba la ciudad, Mariano y Mercedes decidieron establecerse en la quinta en forma permanente. Fue así como la presencia de la familia no sólo quedó circunscripta a la casa y el parque sino que se extendió a su entorno inmediato. Entre 1907 y 1910 se construyó la iglesia de San Agustín sobre la Avenida Las Heras, donación de Mercedes Baudrix en homenaje a su esposo fallecido el 28 de agosto de 1906, día que el santoral recuerda a ese santo. En 1917 su hija Sara Unzué de Madero inauguró su casa, construida en parte de lo que fuera el solar de la vecina Quinta Hale, diseñada por los arquitectos ingleses Walter Bassett-Smith y Bertie Hawkins Collcutt, que desde 1945 pertenece al Reino Unido y funciona como residencia del embajador.
Ya fallecida Mercedes, y habitada la quinta por algunos de sus diez hijos, el 21 de enero de 1937 por Ley N° 12.352 se declaró al inmueble y al resto de la manzana de utilidad pública y se resolvió su expropiación con el objeto de utilizarla como residencia presidencial. Adolfo Blaquier y Marta Unzué, hermana de Sara, adquirieron entonces Villa Ombúes en el barrio de Palermo, adonde trasladaron muebles, arañas, pinturas, tapices y alfombras. Años después la villa sería demolida y se levantaría en su sitio la embajada de Alemania. Otros descendientes que residían en la quinta, Mercedes Unzué de Quintana y su hermano Carlos se instalaron en el Alvear Palace Hotel.
La quinta fue expropiada en enero de 1937 para ser utilizada como residencia presidencial.
Expropiación
Como se hizo mención, la Ley 12.352 no sólo dictaminó la expropiación de la quinta y su parque sino de toda la manzana. Un total de 14 propiedades ubicadas en la Av. Las Heras y la calle Austria fueron adquiridas por el estado y utilizadas para diversas funciones: vivienda del personal de la residencia, donde hoy se encuentra 'Un café con Perón'; Hogar de Tránsito N° 3 dependiente de la Fundación de Ayuda Social 'María Eva Duarte de Perón', luego sede del Coro Polifónico Nacional de Ciegos 'Carlos Roberto Larrimbe' y el Cuartel Maestre General del Interior del Ministerio de Guerra, actual Embajada de la República del Paraguay entre otros.
Desde mediados de la década de 1930 los presidentes argentinos habitaban en la antigua vivienda de Carlos Madariaga y Josefa Anchorena ubicada en la calle Suipacha 1032, hoy sede de la Conferencia Episcopal Argentina, y ahí se había acomodado Roberto Marcelino Ortiz junto a su esposa María Luisa Iribarne que probablemente no le encontraban sentido mudarse a una nueva residencia oficial a la que era necesario hacerle numerosas adaptaciones. Se supone que por esta razón el 21 de diciembre de 1938 Ortiz firmó el decreto N° 20.016 destinando la Quinta Unzué a la fundación de un jardín de infancia que se denominaría "Mitre".
Para habilitar las instalaciones como jardín de infantes se remodelaron los interiores y se colocó una rampa en espiral en reemplazo de la escalera del gran hall. Sin embargo el 26 de septiembre de 1942, habiendo fallecido Ortiz por graves problemas de salud, el presidente Ramón Castillo aprobó por decreto nuevas obras de reparo y adaptación del edificio como residencia presidencial por un valor de 165.096,39 pesos, y un año después autorizó la adquisición directa de mobiliario, artefactos eléctricos y demás decoraciones por la suma de 350.000 pesos. Los interiores fueron depurados de su ornamentación decimonónica y decorados con nuevo mobiliario y piezas traídas de la residencia de la calle Suipacha, como es el caso de un piano de la reconocida firma Steinway & Sons que se conserva actualmente en el Museo de la Casa Rosada.
La etapa de Perón
Una vez habilitada la Quinta Unzué como residencia presidencial fue utilizada de forma esporádica por algunos mandatarios hasta que en 1946 el presidente Juan Domingo Perón decidió instalarse allí en forma permanente junto a su esposa Eva Duarte. La quinta y su parque se transformaron entonces en uno de los sitios predilectos por el matrimonio para recibir delegaciones, entregar obsequios a los niños y agasajar invitados especiales entre otras actividades. Son célebres las imágenes en las que se observa a la primera dama posando en los salones de la quinta con vestidos de gala para el Teatro Colón, y a Perón en momentos íntimos.
Pero la casa fue escenario también de un hecho que conmovió a la sociedad argentina, cuando el 26 de julio de 1952 a las 20:25, en una de las habitaciones del primer piso preparada especialmente para ella, falleció Evita a los 33 años, víctima de cáncer. Este diario, en su publicación del día siguiente, describió que al momento del deceso estaban presentes el general Perón, su madre Juana Ibarguren de Duarte, sus hermanas Elisa Duarte de Arrieta, Blanca Duarte de Álvarez Rodríguez y Erminda Duarte de Bertolini, su hermano Juan Duarte y su hermano político Orlando Bertolini. Asimismo La Prensa detalló que en una madrugada lluviosa y fría una multitud acongojada se concentró en las inmediaciones de la residencia para homenajear a Eva Perón que sería trasladada para su velatorio al Ministerio de Trabajo y Previsión.
Luego de la destitución del gobierno constitucional en septiembre de 1955 la quinta quedó en desuso. Se realizó en sus salones una exhibición de los vestidos y joyas de Evita sobre la que Perón se manifestó informando que se habían agregado alhajas que él no reconocía como pertenecientes a su extinta esposa y que las originales estaban guardadas y a disposición de la Comisión del Monumento a Eva Perón, designada por suscripción popular.
La demolición
El 13 de agosto de 1956 por decreto N° 14.576 firmado por el presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, se ordenó la demolición de la Quinta Unzué y su transformación en un paseo público de carácter transitorio hasta tanto el estado pudiera construir una nueva residencia. Según el decreto la demolición se fundamentaba en "Que los gastos de funcionamiento y refacciones a efectuarse por razones de imperiosa necesidad en el citado inmueble superan la cifra de un millón setecientos mil pesos moneda nacional, inversión que no guardaría proporción con el valor intrínseco del edificio; Que si bien es cierto en épocas anteriores ha servido de Residencia Presidencial, ya no es posible efectuar nuevas refacciones ni adecuarla desde el punto de vista funcional y arquitectónico para que satisfaga las características mínimas que debe ofrecer un inmueble destinado al alojamiento del señor Presidente de la República".
Más allá de la fundamentación expuesta en el decreto hay quienes aseguran que su resignificación como ícono del peronismo, marcado por la muerte de Eva Perón, fue el auténtico motivo de su destrucción. En la grabación del noticiero cinematográfico Argentina al día de 1956, con el título 'Bajo la Piqueta' se transmiten imágenes de la demolición mientras se oye al locutor "Que caigan paredes, que se demuelan edificios, no es novedad en una ciudad populosa como la nuestra donde el ritmo del progreso está exigiendo continuas renovaciones. Pero estas paredes tienen un significado especial, se trata de lo que fuera la residencia presidencial. Entre las paredes de esta mansión de la calle Tagle (sic) se han escrito desde hace años muchas páginas de la historia política de nuestro país, especialmente en los últimos de triste recordación. Ahora la piqueta renovadora que esta vez adquiere importancia de símbolo, demostrando que todo puede caer, han de transformar el aspecto de este solar."
Muchos creen que el auténtico motivo de la demolición fue evitar que se resignificara como ícono del peronismo, tras la muerte de Evita.
La quinta fue desguazada y demolida y algunos fragmentos se trasladaron a diversas propiedades del estado, como es el caso del frente de chimenea del escritorio que se preserva actualmente en la Quinta de Olivos y dos esculturas del jardín reubicadas en el Parque Lezama. No obstante el proyecto para construir una nueva residencia presidencial no prosperó.
De parque a biblioteca
El 31 de mayo de 1960, por decreto N°6.123 firmado por el presidente Arturo Frondizi, se destinó el solar de la antigua Quinta Unzué a la construcción y emplazamiento de un nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, en reemplazo de la "vetusta e inadecuada sede de la calle Méjico 564". El 5 de mayo de 1961 se autorizó al Ministerio de Educación y Justicia a llamar a concurso de anteproyectos para la construcción del edificio de la Biblioteca Nacional bajo el patrocinio de la Sociedad Central de Arquitectos, resultando ganadores del primer premio el proyecto presentado por los arquitectos Alicia D. Cazzaniga, Francisco Bullrich y Clorindo Testa y aprobado el fallo del jurado en 1963 por decreto del presidente José María Guido.
Finalmente, pasados casi 30 años, el edificio de la Biblioteca Nacional fue inaugurado el 10 de abril de 1992 por el presidente Carlos Saúl Menem. Afortunadamente el proyecto preservó un sector del parque original de la Quinta Unzué sobre la Avenida del Libertador al que se han agregado los monumentos en homenaje a Eva Perón, al Papa Juan Pablo II, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Asimismo por decreto n° 349 de 1999 el edificio que funcionó como vivienda del personal de la residencia presidencial y la sede del Instituto Nacional 'Juan Domingo Perón' de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas fueron declarados Lugar Histórico Nacional por propuesta de la Comisión Nacional de Monumentos de Lugares y de Bienes Históricos, y en 2008 este último declarado Monumento Histórico Nacional por Ley 26.367.
* Pablo Chiesa es licenciado en museología y Adolfo Brodaric es investigador y ambos se desarrollan en el ámbito de la preservación del Patrimonio Cultural.