En el vasto imaginario porteño la Avenida Alvear se presume afrancesada, un idea fundada en la estética de grandes residencias preservadas a lo largo de sus cortas seis cuadras que, salvo algunas excepciones, recrean en código Beaux-Arts la estética del Ancien Régime. La culminación de su eje en la gran cúpula de la antigua residencia Ortiz Basualdo, actual embajada del país galo, a la que la plazoleta Carlos Pellegrini con su monumento obra de Jules-Félix Coutan sirven de escenario, se lo puede considerar como la apoteosis de un paradigma que definió a Buenos Aires como ‘la París de Sudamérica’.
Sin embargo, esta aseveración no es del todo acertada, el eclecticismo arquitectónico que prevaleció en la avenida a principios del siglo XX revela un profundo americanismo resultado de los distintos gustos culturales de las élites dirigentes, así como también de las diversas corrientes migratorias que llegaban a nuestro país.
Origen de la Avenida Alvear
En un intento por descifrar la progresiva apertura de la Avenida Alvear, se puede decir que hacia 1865 se emplazaban en estos terrenos alrededor de seis quintas que se extendían desde la Avenida del Libertador –en ese entonces llamada Camino de Palermo-, hasta la Avenida Presidente Quintana –en aquellos días la Calle Larga de la Recoleta. En el Plano de la Ciudad y Municipio, confeccionado por Pedro P. Uzal en 1879, aparece su trazado por primera vez con el nombre de Progreso y llegaba hasta la calle Rodríguez Peña, en ese entonces denominada Garantías. En otro plano delineado por J. B. A. Bianchi en 1882 se la ve con su trazado actual y nombrada Bella Vista. Pero en el Plano Municipal del mismo año ya figura bajo el nombre de Avenida Alvear que se estima se formalizó por ordenanza del 31 de enero de 1883.
La casa de Pastor Obligado
A la altura de su intersección con la calle Parera, con la numeración 1531, se situaba una pintoresca residencia que emulaba un pequeño castillo, inaugurada en 1886, fecha inscripta en la veleta que coronaba su torre más alta. Su diseño y construcción fue encargado al arquitecto lombardo Pablo Besana por Pastor Servando Obligado (1841-1924), abogado, militar y célebre escritor, autor -entre otras obras- de Tradiciones Argentinas, casado con María Teresa Ortega.
A este compendio biográfico es relevante agregar que su padre, Pastor Justo Obligado Tejedor, fue el primer gobernador constitucional de la Provincia de Buenos Aires entre 1853 y 1858.
Pablo Besana nació en Missaglia y se formó en la prestigiosa Accademia di Brera en Milán, donde participó en la construcción de la Galleria Vittorio Emanuele II. Llegó a nuestro país en 1878 en compañía de su hermano Soave, del que sería socio; constructores de varias obras, en 1897 ganarían la licitación para la construcción del Palacio del Congreso Nacional.
La residencia Obligado estaba flanqueada por otros dos edificios proyectados y construidos por el mismo arquitecto: a su izquierda se encontraba la casa Kier, obra de los primeros años ’80 del siglo XIX y propiedad del Dr. Sabiniano Kier, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. En su terreno se construiría entre 1911 y 1913 la nueva residencia de Juan José Blaquier y Mercedes de Elizalde. A la derecha estaban las cuatro casas de Valeria Cueto de Cárdenas, tía carnal de Felicitas Guerrero de Álzaga, al igual que sus vecinas probablemente construidas en la década de 1880.
El proyecto de Besana para la vivienda Obligado era fruto de la fusión entre el historicismo y el romanticismo imperantes en la segunda mitad del siglo XIX; sus fachadas recreaban los frentes de una singular palazzina, como se la denominó en el libro Gli Italiani Nella Repubblica Argentina de 1898, con aventanamientos neogóticos y torres almenadas inspiradas en los palacios del Véneto, una excentricidad en una ciudad en la que cincuenta años atrás predominaba la sobria arquitectura heredada de la colonia. Se trataba de un edificio de volumetría exenta, retirado de la línea municipal, al que se estima hacia 1903 se le agregó un porche de ingreso y una orangerie o jardín de invierno.
La familia De Ridder, los nuevos propietarios
Obligado residió en la Avenida Alvear hasta su muerte en 1924, cuando la casa fue adquirida por el empresario Luis De Ridder (1881-1945). Su hija Maud De Ridder de Zemborain contrajo matrimonio con Carlos Alfredo Zemborain Dose, vecino de la misma avenida y bisnieto de Pastor Servando Obligado. Posee una memoria prodigiosa y evoca gentilmente varias anécdotas de sus tiempos en la residencia, donde vivió más de cuarenta años, a las que se suman los recuerdos de su hermano Francisco y su sobrino Santiago De Ridder.
Luis provenía de Amberes, dónde tuvo una sólida formación profesional y llegó a la Argentina en 1907 con el objeto de fundar la sucursal de una compañía cerealista para la que trabajaba. En 1917 se casó con Yvonne Perrier, argentina, descendiente de suizos y franceses. El primero de los nueve hijos del matrimonio nació en la casa de la calle Charcas, y luego se mudaron a una propiedad ubicada sobre la calle O’Higgins 1950 en Belgrano, donde nacieron tres hijos más, entre ellos Maud. Finalmente en 1924 sus padres adquirieron la casa de Pastor Obligado sobre la Avenida Alvear a la que le hicieron modificaciones entre 1926 y 1927, y se le encargó el rediseño del jardín al ingeniero Benito Carrasco, autor del Rosedal de Palermo. Seis años más tarde se hizo una segunda reforma que incorporó nuevos locales sobre el sector posterior, necesarios para alojar a otros cuatro hijos que allí nacieron, y una niña que nació en Mar del Plata..
La gran ampliación
Entre 1937 y 1939, luego de adquirir y demoler la propiedad adyacente perteneciente a la familia Cárdenas, y la compra del terreno lindero sobre la calle Posadas, la casa sufrió una importante ampliación que duplicó su tamaño. En un principio el matrimonio había llamado al arquitecto parisiense Robert Tiphaine, quien aconsejó demoler el castillo y hacer una casa nueva al estilo francés. Pero a Yvonne, apegada a la antigua propiedad, le dio pena destruirla y fue entonces que recurrieron al arquitecto argentino César Adot Andía (1912 - 2000), egresado en 1935 de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, que conservó la obra existente y adaptó su estilo a la nueva construcción.
Sobre la Avenida Alvear se levantó un nuevo edificio adosado al original y se cambió la verja artística. En la calle Posadas se construyó un garaje y sala de máquinas con equipamiento para aire acondicionado central (toda una novedad por aquellos años), las habitaciones para los veintiocho empleados de servicio y encima una cancha de tenis.
La ampliación de la residencia contempló una sala de máquinas para aire acondicionado (toda una novedad por entonces), habitaciones para 28 empleados de servicio y una cancha de tenis.
Por último, en el jardín posterior se demolió la antigua cochera y se instalaron juegos para los niños y una gran pajarera que primero ocuparon cotorritas australianas y luego faisanes.
Los interiores
Maud describe los interiores con precisión: la casa en el sector más antiguo de la planta principal tenía una pequeña salita francesa sobreviviente de la época de Obligado, el comedor al que apodaron la sala triste debido a su oscuridad y el fumoir ubicado en la base de la torre, decorado con una chimenea de cerámica de Delft y mármol. Con la ampliación de finales de la década de 1930 se añadió un hall iluminado con una importante araña de cristal de Murano, una sala para el guardado de baúles, un comedor, una sala de juguetes, un gimnasio en el segundo piso y una amplia cocina en la planta baja donde trabajaba un chef danés, apropiada para atender a los once integrantes de la familia.
Su tío, Gerard De Ridder, era arquitecto y tuvo a su cargo la nueva decoración del comedor y el fumoir al estilo flamenco con piezas traídas de Bélgica, inspirándose en la casa del pintor Peter Paul Rubens en Amberes, hoy Museo Rubenshuis, "para que mi padre se sintiera en su tierra".
En 1955 su hermano Francisco se casó con Myriam Urrutia y se instalaron en la casa de Avenida Alvear, donde habitaron en un nuevo departamento construido en la planta baja, obra que se encargó entre 1956 y 1957 al arquitecto y amigo de la familia, Amancio Williams, que pocos años antes había dirigido la construcción de la Casa Curutchet proyectada por Le Corbusier en La Plata y la Casa sobre el Arroyo en Mar del Plata. El moderno mobiliario de este espacio fue diseñado por el arquitecto Gerardo Clusellas en acero y cuero.
La vida en la casa
Maud recuerda que durante su infancia era cuidada por una niñera italiana, a los 10 años tuvo una institutriz francesa y algunos de sus hermanos una Fräulein suiza. Ya más adulta concurría a clases en el Sagrado Corazón sobre Avenida Callao y Juncal, donde hoy se levanta la torre "Los Galgos". Los juegos infantiles sucedían en el jardín, en la sala de juguetes o se improvisaban en los salones de la casa. Con humor rememora la ocasión en que un hermano la encerró accidentalmente en uno de los baúles de la sala de la planta baja y su madre tuvo que llamar a un cerrajero para liberarla.
En los salones se celebraban bailes, fiestas y casamientos, algunos de ellos memorables como el baile de disfraces del año 1951 en el que dos invitados llegaron montados en un elefante y un camello
En los salones se celebraban bailes, fiestas y casamientos, algunos de ellos memorables como el baile de disfraces del año 1951 en el que dos invitados llegaron montados en un elefante y en un camello, probablemente alquilados a algún circo.
Para escapar del agobiante calor porteño solían retirarse a una quinta en Olivos a la que llamaron "La Cigale" ubicada sobre la Av. Maipú 3125. Alrededor de 1934 Luis adquirió Villa General Zapiola, el chalet normando de Daniel Ortiz Basualdo y Mercedes Zapiola ubicado en Alvear y Bolivar en Mar del Plata, al que rebautizaron Villa Mónica en dedicatoria a una de sus hijas.
Asimismo tenían una cabaña en Bariloche, Villa Astrid -nombre de otra de sus hijas- obra del arquitecto Alberto Rodríguez Etcheto, autor de numerosas obras pintoresquistas de calidad en los años ‘30 y ’40. En esta ciudad los hijos de Luis e Yvonne, eximios deportistas, solían practicar esquí alpino. De hecho los hermanos Marcelo y Luis llegaron a competir en los Juegos Olímpicos de Saint Moritz en 1948, en las disciplinas trineo y esquí alpino respectivamente, y en 1952, Francisco y Luis participaron en los Juegos Olímpicos de Oslo también en la disciplina esquí alpino.
A su vez, Marcelo De Ridder, arquitecto, fundó en 1949, con sólo 26 años, el Instituto de Arte Moderno, precursor del Museo Nacional de Arte Moderno.
La demolición
La familia De Ridder habitó en la propiedad hasta los primeros años de la década de 1960 cuando pasó a manos de un banco. Fue demolida a principios de 1967 junto con la casa lindera que ya pertenecía a la familia Blaquier. El terreno se subdividió en dos parcelas, una con frente sobre Alvear sobre la que se construyeron en la década de 1980 dos edificios obra del arquitecto Mario Roberto Álvarez, y otra sobre Posadas sobre la que se levantó en 1992 el Hotel Caesar Park, actual Sofitel, obra del estudio Peralta Ramos - SEPRA.
Hoy tan solo dos ejemplares de tipas subsisten en el terreno de la que fuera una de las casas más pintorescas de la Avenida Alvear. Algunos fragmentos de su ornamentación como la veleta con la inscripción P.O 1886 que coronaba la torre fueron preservados por la familia, algunas piezas de vitral donadas al Museo Fernández Blanco, y otros restos adquiridos por particulares.
*Adolfo Brodaric es investigador y Pablo Chiesa licenciado en museología y ambos se desarrollan en el ámbito de la preservación del patrimonio cultural.
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