"Cristo Redentor, braços abertos sobre a Guanabara, este samba é só porque Rio, eu gosto de você". Así componía Tom Jobim el "Samba do avião", volviendo a su ciudad en 1962 mientras la observaba desde el aire. Es que vista desde arriba, Ríono tiene parangón, desparramada en esa grandiosa bahía. El reconocimiento oficial de semejante despliegue geográfico llegó el 7 de Julio de 2007, cuando el Cristo Redentor ?paradito a 700 metros de altura, en la cima delCorcovado? fue votado como una de las nuevas siete maravillas del mundo.
La idea de un Cristo monumental de brazos abiertos surgió en 1921, para conmemorar los cien años de la independencia de Brasil. Los primeros croquis los hizo el pintor carioca Carlos Oswald y el proyecto fue desarrollado por el arquitecto brasileño Heitor da Silva Costa. La obra, de más de mil toneladas de hormigón armado, demoró casi cinco años, y llamativamente, dadas las características del proyecto y la época de su construcción, no se cobró ninguna vida. El monumento, de 38 metros de alto, está revestido con piedra jabón, muy resistente al paso del tiempo.
Es clave elegir un día despejado para subir a visitarlo. El tumulto es inevitable, pero la vista lo vale. Si puede, anótese a un vuelo en helicóptero; ocho minutos alcanzan para dar la vuelta al Cristo, Lagoa, Ipanema, Copacabana y el Pan de Azúcar.
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LA NACION